martes, 28 de febrero de 2017

Fences (2016 )****

Director: Denzel Washington
Int: Denzel Washington, Viola Davis, Stephen Henderson, Jovan Adepo, Mykelti Williamson, 
Russell Hornsby, Saniyya Sidney


Denzel Washington (nacido en 1954) es quizás uno de los actores norteamericanos más reconocidos, con una trayectoria brillante que se remonta al año 1977, con sus primeras intervenciones para la televisión. Es una actor muy respetado y premiado que en el campo de la dirección cinematográfica sólo ha firmado tres largometrajes, incluyendo Fences. Los dos anteriores fueron Antwone Fisher (2002) y The Great Debaters (2007), dos ejemplos de su madurez creativa, aunque más destacables por el buen trabajo de actores (él incluido) que por otras cuestiones. 

Después de tener un éxito importante en Broadway con la obra teatral Fences del premio Pulitzar August Wilson, Denzel se decidió a dirigir su adapatción para el cine, apoyándose firmemente en el guión del mismo August Wilson. Seguramente este autor siempre ha tenido muy presente el espíritu de Tennessee Williams (1911-1983), uno de los autores teatrales que mejor ha diseccionado el espíritu norteamericano. August Wilson logra lo  mismo, pero fijando su mirada en las sectores afroamericanos más humildes, sin perder nunca la calidad de su texto literario y logrando una poderosa fuerza dramática en todas las situaciones planteadas.



Son los años 50, y Troy Maxson (Denzel Washington), un padre afroamericano, lucha contra los fuertes prejuicios raciales que le impidieron, en el pasado,  triunfar en el mundo del beisbol,  teniendo que convertirse en basurero para poder sacar adelante a su familia. Lo vamos a ver metido de lleno en una serie de eventos fundamentales para él y para los suyos. 



Denzel Washington, apoyándose en un trabajo sobresaliente de Viola Davis (Rose Maxson), Stepehen Henderson (Jim Bono), Jovan Adepo (Cory), Mykelti Williamson (Gabriel), Russell Hornsby (Lyons) y Saniyya Sidney (Raynell), saca adelante una película quizás demasiado dependiente de la obra teatral, pero que logra superarla sometiéndose a la eficiencia narrativa. En ningún momento se intenta llamar la atención con  recursos cinematográficos innecesarios. Se ha apostado por una puesta en escena sobria y de gran coherencía que potencia el disfrute de unos actores en estado de gracia, en la que la sabiduría de Denzel Washington como director de actores se hace muy evidente. 

Absolutamente recomendable verla (y escucharla) en versión original.

Roberto Sánchez  

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia-

jueves, 23 de febrero de 2017

Jackie (2016 )***

Director: Pablo Larraín
Int: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Billy Crudup, John Hurt, Greta Gerwig, John Carroll Lynch, Richard E. Grant, Max Casella, Beth Grant, Caspar Phillipson, Julie Judd, Sara Verhagen, Sunnie Pelant, Hélène Kuhn, Deborah Findlay, Corey Johnson.


Esta película se centra en la ex primera dama estadounidense Jacqueline Kennedy (Natalie Portman). Transcurre toda su acción en los días inmediatamente posteriores al asesinato de JFK, en Dallas, el 22 de noviembre del año 1963.

Dirige el chileno Pablo Larraín, que ya ha firmado unas cuantas películas muy recomendables como No (2012) o El Club (2015), escribe el guión Noah Oppenheim, que había ejercido sobre todo como productor y  participado en los guiones de El corredor del laberinto (2014) y La serie divergente: Leal (2016), y tiene como principal productor a uno de los cineastas norteamericanos más peculiares del momento llamado Darren Aronofsky. Los más avispados deducirán, con estos datos, que no estamos ante un biopic más sobre la época de John F. Kennedy, Jack para sus amigos.

Pablo Larraín y Noah Oppenheim han decidido profundizar en el sentimiento de pérdida, de soledad y abandono que pudo sufrir Jacqueline Lee Bouvier (de soltera). Indirectamente vuelve a insistirse en ese aura "mítica" de los  Kennedy, en esa frustración que parece ser sufrieron muchos norteamericanos ante el asesinato de JFK, ante el breve y brillante periodo de esa nueva Camelot que quiso instaurar en América y el "Imperio" el nuevo rey Arturo/Jack. Con un estilo inesperado para una película biográfica e histórica, tanto que difícilmente podría encuadrarse en esos géneros complementarios, Larraín, Oppneheim y Aronofsky, con la excusa de una entrevista concedida a un periodista (Billy Crudup) van desgranando los sucesos inmediatamente posteriores al asesinato, y sobre todo los sentimientos de un personaje acosado por las difíciles circunstancias y que es reconstruido con una brillantez pasmosa por Natalie Portman, una seria candidata a ganar el Oscar a la mejor interpretación femenina (al que ya ha sido nominada).



Aunque a la película le cuesta arrancar, Larraín y compañía (sobre todo la Portman), logran ir dibujándonos ese sombrío panorama que dejó apesadumbrado a todo el "Reino",  y cómo, poco a poco,  fue asumiéndo Jackie su pérdida y la necesidad de seguir luchando, de seguir viva.


Jackie es una película sorprendente, irregular, pero para nada desdeñable. Si tenían la sensación de conocer demasiado bien esta historia, se equivocan. Larraín, Oppenheim, Aronofsky y la Portman han logrado penetrar en algunos aspectos de esa realidad,  contada del modo en que sólo puede hacerlo la ficción, la ensoñación y el relato poético, para aproximarse de ese modo indirecto a las aristas de la verdad que a todos nos afectan...

Roberto Sánchez  

-Aragonia, Cervantes, Puerto Venecia, Yelmo-

martes, 21 de febrero de 2017

La gran muralla (2017)*

Dir: Zhang Yimou
Int: Matt Damon, Pedro Pascal, Willem Dafoe, Andy Lau, Jing Tian, Zhang Hanyu, Eddie Peng, Lu Han, Kenny Lin, Ryan Zheng, Cheney Chen, Huang Xuan, Karry Wang, Vicky Yu, Liu Qiong.



Esta coproducción entre China y Estados Unidos se ha filmado en Quingdao (China) y Nueva Zelanda. Unos cuantos guionistas de prestigio como Tony Gilroy (uno de los creadores de la saga Bourne), Carlo Bernard (en la serie Narcos), Doug Miro (también en Narcos), Max Brooks (Guerra Mundial Z), Edward Zwick (El último samurái),o Marshall Herskovitz (también en El último samurái), se han inventado una sarta de tonterías y naderías a las que luego han intentado (sin éxito) dar algo de coherencia y sentido de la aventura. 

Las correrías de William (Matt Damon) y Tovar (el actor chileno Pedro Pascal) se han situado en el siglo XV en una China reinventada. Allí van a parar estos mercenarios, uno inglés  y el otro español, que son testigos directos, recién llegados, del misterio que rodea a la construcción de la Gran Muralla China; ambos descubrirán que no se construyó para mantener alejados a los mongoles, sino para algo más peligroso: se ha diseñado para contener la llegada de unos monstruos, que no parecen de este mundo, son ávidos devoradores de carne humana y, en realidad, amenazan a toda la humanidad.




Con esas premisas, y aun contando con la habilidad de Zhang Yimou para coreografiar las 
escenas de acción con numerosos extras, y a su brillante sentido de la estética, demostrados
sobradamente en películas como Hero (2002) o La casa de las dagas voladoras (2004), poco podía hacerse. De hecho, solamente los aspectos  más "circenses" pueden salvar ligeramente del ridículo a este espectáculo. 




Estamos ante lo peor de los dos "Imperios" (el chino y el yankee), orquestado por un gran director, en sus horas más bajas, o bien sometido a ese otro imperio que es el del capitalismo, y obligado por tanto a ponerse al servicio de un cine solo concebido como gran espectáculo, más allá de cualquier otra consideración.




Hacia tiempo que no veía algo tan ridículo, superficial y simplón. Una película que sólo parece alardear (de un modo torpe y confuso) del sentido de la disciplina y el patrioterismo del numerosos ejército chino, del lado bueno del mercenario norteamericano (perdón, inglés), y que deja claro que los latinos (el español) pueden ser excelentes "toreadores" de dragones y bastante traicioneros, llevados por la avaricia y la falta de esos ideales patrióticos que enaltecen la figura del "arquero inglesito". Todo un "coctail" de ideas simples, monstruos y guerreras voladoras, que termina por resultar indigesto...

A su vez hay un intento descarado de fusionar el tradicional cine chino de artes marciales y aventuras legendarias con las nuevas tendencias del cine fantástico. En esa línea no hay reparo en  tomar ideas y planteamientos (la épica, los seres monstruosos), por el lado de la recreación de la fantasía que han puesto muy de moda, la serie cinematográfica de El señor de los anillos, por un lado, o la serie televisiva Juego de tronos, por otro. Por cierto, la banda sonora es de Ramin Djawadi, el mismo compositor que tiene la popular serie inspirada en las novelas de George R.R. Martin, que todavía hace más evidente, en algunos momentos, lo que se pretendía lograr con La gran muralla.

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

lunes, 20 de febrero de 2017

El nacimiento de una nación (2016 )***

Director: Nate Parker
Int: Nate Parker, Armie Hammer, Jackie Earle Haley, Gabrielle Union, Aja Naomi King, Penelope Ann Miller, Aunjanue Ellis, Mark Boone Junior, Colman Domingo, Roger Guenveur Smith, Griffin Freeman, Jeryl Prescott, Steve Coulter, Katie Garfield, Cullen Moss, Aiden Flowers. 

Ambientada en Virginia, en 1831, treinta años antes del estallido de la Guerra de Secesión y basada en sucesos reales, narra la historia de Nat Turner (Nate Parker), un instruido esclavo y predicador cuyo propietario Samuel Turner (Armie Hammer), que atraviesa por dificultades económicas, acepta una oferta para utilizar a Nat para someter a esclavos rebeldes. A medida que va siendo testigo de innumerables atrocidades de las que son víctimas él mismo, su esposa Cherry (Aja Naomi King) y sus compañeros de esclavitud, Nat liderará una rebelión contra la esclavitud con la esperanza de llevar a su pueblo a la libertad.

Los norteamericanos, y en especial la población negra, vuelven al pasado para denunciar aquella situación de severa esclavitud cuyas terribles consecuencias pervivieron durante décadas(y en parte todavía están ahí) en el Sur de Estados Unidos. Pocas veces se habían ilustrado los motines y levantamientos anteriores a la Guerra Civil. Los esclavos negros humillados, asesinados y explotatados, incluso por los que parecían no odiarlos, buscaron el camino de la venganza. Es muy ilustrativo que sea un negro que aprendió a leer el que primero sea utilizado como predicador para así mejor someter a sus hermanos, y que ese mismo personaje termine comandando la rebelión.

Nate Parker (nacido en Virginia hace 37 años), un actor casi siempre secundario, debuta como realizador de largometrajes con The Birth of a Nation, reaprovechando con inteligencia el título de aquella otra película de 1915, del cuáquero David W. Griffith, una de las grandes de la historia del cine, uno de los mayores éxitos de público en su país, pero al mismo tiempo un canto en honor de los infames personajes del Ku Klux Klan, una reivindicación casi obscena del racismo. Nate Parker, nos permite ver la otra cara de la moneda, la terrible realidad que había detrás de las idílicas mansiones de Gone with the Wind



También el guión ha sido escrito por Nate Parker, partiendo de una historia escrita por él mismo y Jean McGianni Celestin, y se ha inspirado en ese personaje real (Nat Turner) que fue el protagonista de los sucesos de Southampton County, en la Virginia de 1831. La historia "blanca" seguía hablando de las masacres perpetradas por la población negra contra sus inocentes amos.., pero lo que nunca se había contado con claridad es lo que las provocó.


Nate Parker ha construido una película de gran eficiencia narrativa, sin añadidos inútiles y que nos relata el proceso de concienciación y motivación de Nat Turner con claridad. No hay medias tintas, y aunque esta cuestión se le ha criticado al director, guionista,  intérprete y protagosnista, probablemente, ya sólo era posible hacer un mínimo de justicia a esos hombres que se levantaron contra los que se hacían llamar sus amos. Nate Parker ha sabido acompañarse de un reparto de excelentes actores no muy conocidos (quizás a excepción de la estupenda Penelope Anne Miller) para recrear a amos y esclavos; y ha contado con el director norteamericano de fotografía Elliot Davis (con muy buenos trabajos en Crepúsculo y Yo soy Sam); y el británico Henry Jackman, que ha sabido inspirarse, y ser acompañado en muchos casos de los tradicionales y primigenios work song y spirituals de la población negra de Virginia. Por cierto encaja a la perfección el tema Strange Fruit, cantado con la perfección habitual por Nina Simone, una de las divas del jazz y el blues, que más veces denunciaron el racismo en su país.



Vamos, que no es otra película más de la Guerra Civil (Norteamericana), ni un repaso a la serie renovada de Raíces (rehecha en 2016, inspirada de nuevo en la novela de Alex Haley, como el viejo y popular serial de 1977). Estamos ante una puesta al día de la memoria histórica de un pueblo que sufrió la esclavitud. Estados Unidos tiene algunas partes de su historia manchadas por el deshonor y la vergüenza, y aunque les cuesta recordarlas y reconocerlas, poco a poco, y gracias al poder del cine en algunos casos, van saliendo a la luz. Algo podemos aprender de ellos y su cine, que no sea el mero espectáculo comercial, de ese cine "hamburguesa", que suele predominar en las carteleras. Parece que también saben mostrar esos momentos de su historia que no resultan nada halagueños...


Roberto Sánchez  

-Aragonia-

Cincuenta sombras más oscuras (2016)*

Dir: James Foley
Int: Dakota Johnson, Jamie Dornan, Bella Heathcote, Kim Basinger, Hugh Dancy, Eric Johnson, Max Martini, Eloise Mumford, Luke Grimes, Rita Ora, Tyler Hoechlin, Marcia Gay Harden, Fay Masterson, Robinne Lee.

La sombra de la telenovela es alargada...  

Acompañada de la correspondiente y masiva campaña publicitaria, llega la segunda parte de la trilogía de Cincuenta sombras de Grey basada en el éxito comercial de la autora británica E. L. James, que en 2011 revolucionó el mercado de best seller con su primera novela de una serie de cuatro que tratan la relación sado masoquista entre la joven Anastasia Steele y el magnate Christian Grey. Vuelven a protagonizarla en la gran pantalla por los jóvenes y apuestos Dakota Johnson (a la sazón, hija de Don Johnson y Melanie Griffith) y Jamie Dornan, actor procedente de la televisión británica con unos diez años de carrera fílmica con altibajos. Dakota, apareció por primera vez en la pantalla de la mano de Antonio Banderas, como director (su padrasto en aquel momento), en Crazy on Alabama (1999), y a pesar de su juventud, cuenta con una ya dilatada carrera (y no piensen mal por lo de dilatada, mentes sucias) en la que se puede destacar el reciente thriler criminal Black Mask (2015, Scott Cooper) protagonizado por un irreconocible Johnny Depp. 

La trilogía de E. L. James llevada al cine, arranca en 2015 con la pésima Cincuenta sombras de Grey dirigida por un tal Sam Taylor-Johnson, siendo Nowhere Boy (2011), biopic sobre el músico John Lennon, su trabajo más notable hasta la fecha y, por lo demás, con una filmografía olvidable. Partiendo de la base de que la novela de marras ya me parece de baja calidad, y su éxito comercial  entronca con el folletín y las novelas del corazón, pero con un inteligente ingrediente comercial añadido al introducir en la historia de “amor” el BDSM  (el mundo del bondage y del sado-masoquismo) de una manera light y con un toque de glamour y sofisticación, un producto más soft que hard destinado a marujas/os y adictas/os a la novela rosa, que abren los ojos como platos ante un pseudo porno que en realidad es superado por algunos anuncios de perfume, con escenas mucho más excitantes desde luego que las de esta película, perfecta para ver después de comer un buen cocido y echarse una siesta en el cine. 



En esta segunda parte de la trilogía, dirige James Folley, famoso por responsabilizarse de las exitosas series de Netflix y NBC respectivamente House of Cards y Hannibal (ambas del 2013). Director que ha tenido a sus órdenes a estrellas como Bruce Willis o Dustin Hofmann en títulos como Seduciendo a un extraño (2007) o Confidence (2003), y que no estaban mal. Ni siquiera parece éste un filme del propio Folley, que ha debido tener una clara imposición de las productoras para mantener el tono inicial de la trilogía, lo que resulta un desacierto y una verdadera pena, pues probablemente podría haber hecho con libertad un producto mucho más digno e interesante. Todo el filme de hecho, parece una sucesión de anuncios o videoclips de ropa, colonias y lencería cara, con ambos modelos dándose el lote con la ayuda de ciertos artilugios sado nuevecitos que parecen recién comprados en cualquier tienda especializada, y con el fondo musical de la banda sonora de Gran Hermano.  

El argumento, tampoco es nada nuevo. Tiburón de los negocios sádico y guapete que intenta recuperar a su amante sumisa, guapa y que se hace la tontita (pues sabe que vuelve con quien vuelve), pues el tipo no va a cambiar ni a reformarse. Dominante, celoso, violento y controlador; vamos un maltratador en toda regla de los que detiene la policía y la Guardia Civil por violencia machista contra la mujer cada dos por tres. Conste que el BDSM es una práctica sexual que considero totalmente respetable para quien le guste disfrutar con el dolor y la humillación, y que algunos/as llegan a hacer de ella un arte tanto en su papel de "Dómina" como en el de "Amo". Pero ésto ni siquiera importa. Aquí, como digo no se profundiza en nada, todo es light y superficial, como en una telenovela folletinesca. No hay tensión, ni excitación, ni morbo ni nada que pueda justificar el inclasificable éxito literario y, sobre  todo, cinematográfico de esta saga; por no hablar del papel ridículo, sumiso y mediocre de la protagonista, que deja a la mujer actual y, se supone preparada, a la altura del barro. El Grey de marras es un niñato rico y creído que lo tiene todo y las mujeres son para él un trofeo más en su vitrina de millonario guaperas. Pero ni siquiera su personaje llega a resultar ni empático ni odioso, porque tiene la misma carga de profundidad que un modelo masculino de anuncio de Calvin Klein. 

Desgraciadamente, ya está lista para estrenar el 9 de febrero de 2018 la tercera parte, Cincuenta sombras liberadas, que volverá a dirigir Folley, supongo, por una más que sustanciosa cifra. Lo dicho, si quieren enriquecer aún más a la autora de las novelas, a Universal Pictures y al director, vayan a ver estas “50 sombras más oscuras”. Si, cuando hay más de diez minutos de publicidad en la época navideña no cambian de canal de TV, también. El resto de espectadores, mejor no pierdan ni su tiempo ni su dinero y, por supuesto, amantes de ese séptimo arte llamado cine, abstenerse para evitar indigestiones, enfados y cabreos...eso sí...a no ser que les apetezca echar una buena siesta y tengan una sala a mano para sumergirse en las más oscuras sombras de este peñazo. 

Gonzalo J. Gonzalvo.


-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

lunes, 13 de febrero de 2017

Resident Evil: Capítulo final (2017)*

Dir: Paul W.S. Anderson
Int: Milla Jovovich, Iain Glen, Ali Larter, Shawn Roberts, Eoin Macken, Ruby Rose, Fraser James, William Levy, Rola, Ever Anderson, Mark Simpson, Milton Schorr, Siobhan Hodgson, Lee Joon-Gi. 


La humanidad está agonizando tras la traición sufrida por Alice (Milla Jovovich) a manos de Wesker (Shawn Roberts). Alice deberá regresar a donde comenzó la pesadilla (Raccoon City), ya que allí la Corporación Umbrella está reuniendo fuerzas antes de un último ataque a los supervivientes del apocalipsis. En una carrera contra el tiempo, Alice tendrá que unir fuerzas con viejos amigos y con un inesperado aliado en una batalla contra hordas de zombis y nuevos monstruos mutantes. Será la aventura más difícil de Alice para salvar a la humanidad, que está al borde de la extinción.  

Y, debemos añadir, es una penosa manera de terminar (¡ojalá sea cierto!) una saga iniciada por el mismo Paul W. S. Amderson en 2002. Fue una de las primeras traslaciones exitosas al cine de un muy difundido juego para ordenador creado por el japonés Shinji Mikami que ahora ya debe ir por su séptima entrega. En el cine, ésta era la sexta entrega y a pesar de todo la línea argumental no había evolucionado prácticamente nada desde la primera, así que al menos esperaba una mejora en los trucajes y gráficos digitales o, al menos, en su planificación. 

Nada de nada, ni mejoras técnicas, ni evolución en la historia y encima un amontonamiento de situaciones marcadas por un dinamismo confuso y aburrido. Acción, ruido, confusión y nadería a raudales...

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

Rings (Señales) (2017)**

Dir: F. Javier Gutiérrez
Int: Matilda Anna Ingrid Lutz, Alex Roe, Johnny Galecki, Vincent D'Onofrio, Aimee Teegarden, 
Laura Wiggins, Bonnie Morgan, Zach Roerig, Brandon Larracuente, Surely Alvelo, Andrea Powell, Chris Greene, Adam Fristoe, Jill Jane Clements, Ricky Muse, Wing Liu.

Julia (Matilda Anna Ingrid Lutz) es una joven muy preocupada por su novio Holt (Alex Roe), que ha decidido participar en un experimento relacionado con una oscura subcultura cuyo centro de atención es una misteriosa cinta de vídeo que, aparentemente, mata al observador siete días después de que éste la ha visto. La joven se sacrifica para salvar a su novio y al mismo tiempo hace un terrible descubrimiento: hay una "película dentro de la película" que nadie ha visto antes.

Jacob Aaron Estes, Akiva Goldsman y David Loucka han escrito un guión inspirado por la novela de Koji Suzuki Ringu, de 1991, que muy pronto tuvo una mítica adaptación cinematográfica, del mismo título, realizada por Hideo Nakata en 1998. Se hizo en 2002 un remake norteamericano de cierto prestigio, firmado por Gore Verbinski (protagonizado por Naomi Watss) y pronto, en 2005, el mismo Nakata le da continuidad a la saga en The Ring 2.



Francamente parecía difícil decir algo nuevo sobre esa desagradable y desmelenada niña que sale con la misma facilidad de un profundo pozo infernal que de un monitor de vídeo. De hecho, me decidí a verla por tres razones. La película que inició la saga logró hacerme pasar auténtico terror en algunos momentos y su versión norteamericana, en buena medida por la buena interpretación de la australiana Naomi Watts, no estaba a la zaga de la japonesa en su capacidad para conmover e inquietar al espectador. La segunda razón fue provocada por los tráilers promocionales de Rings que insistían en la idea de que en la actualidad, gracias a la tecnología digital aplicada a la imagen, las opciones de ampliar la maldición videográfica se multiplican exponencialmente a través de ordenadores y los dispositivos móviles. Y la tercera era comprobar cómo se defendía el realizador español F. Javier Gutierrez del que ya había visto su anterior Tres días (2008), una aceptable historia postapocalíptica bien resuelta a pesar de su escueto presupuesto.



Al final, todo me pareció muy rutinario, no me asusté ni una sola vez y, eso sí, los guionistas, buscando alguna que otra novedad, han decidido explicar algunas cosas del pasado de la "greñuda", para entender su maldad. En fin, aunque les recomiende que no pierdan su tiempo, algunos enganchados al fenómeno "Ringu" querrán su dósis de sustos y acudirán a verla,...ustedes verán... lo que hacen...


Roberto Sánchez

-Aragonia, Puerto Venecia, Yelmo-

Moonlight (2016 )****

Director: Barry Jenkins
Int: Trevante Rhodes, Naomie Harris, Mahershala Ali, Ashton Sanders, André Holland, 
Alex R. Hibbert, Janelle Monáe, Jharrel Jerome, Shariff Earp, Duan Sanderson, Edson 
Jean. 


Barry Jenkins es un director afronorteamericano, nacido (en 1979) y criado en Miami. Monnlight es su segundo largometraj, después de Medicine for Melancholie (2008), su debut después de dos cortometrajes previos, que no he podido ver. 

Este realizador ha utilizado parte de sus propias experiencias vitales  para escribir un guión que, además, parte de una historia previa de Tarrell McCraney. Se desarrolla en tres actos, aplicando una estructura dramática de origen teatral (Jenkins es también dramaturgo), pero yendo mucho más allá. Su manera de contar tiene mucho más que ver con algunos directores europeos que con el estilo que predomina ahora mismo en su país, aunque  desde luego ha visto los primeros trabajos de Spike Lee y se aprecia su influencia en algunos movimientos de cámara y en ciertas estéticas comunes.  

En la primera parte conocemos a Little (Alex R. Hibbert), el niño que, conviviendo con una madre adicta (espléndido trabajo de Naomie Harris) y siendo acosado por sus compañeros, entabla amistad con Juan, un traficante interpretado por Mahershala Ali, el actor más famoso del reparto gracias a su papel en la serie House of Cards. Como adolescente (Ashton Sanders), conoce a Kevin (Jharrel Jerome), el protagonista de una amistad que se transforma en un amor romántico y sexual obstaculizado por un ambiente marcado por la violencia. En el tramo final, se le conoce por otro apodo, Black (Trevante Rhodes) y después de pasar por la cárcel, parece haber seguido los pasos de Juan, la única persona que se acercó a él con cariño y ternura, y en cierta medida fue el único modelo paternal que tuvo en una infancia muy dura.


De entrada, es muy raro que un director negro se decida a contar una historia en la que la homosexualidad juege un papel tan importante. Desde luego ayuda que él mismo sea homosexual,  pero solo con eso no queda explicado el brillante trabajo que ha sacado a sus actores y la delicada, sensible y cuidada realización. Para mi gusto, le faltan algunas cualidades más para ser la obra maestra que una buena parte de la crítica especializada ha creido ver en ella, ya que la tercera parte me resulta algo morosa y poco expresiva, pero después de todo, el tono adoptado desde el inicio es muy eficiente para contarnos su infancia y adolencencia, aunque al final el obligado salto temporal hacia la madurez sea demasiado breve y termine por quebrar y hacer demasiado monótono un ritmo por otro lado, insisto, muy estudiado y que viene muy bien para transmitirnos algunos momentos de tensión psicológica que atraviesa Little/Chiron y que traspasan literalmente la pantalla, golpeándonos  por sorpresa...


Es de un cuidado y delicadeza extremas el trabajo del director de fotografía y cámara James Laxton, brillante también la composición musical de Nicholas Britell, y la selección de temas muy variados que van de Mozart (en ocasiones distorsionado intencionadamente por Britell), pasando por el rap y el soul, hasta la bella versión de Cucurrucucú Paloma, interpretada por Caetano Veloso (ya la usó Almodóvar) y a un tema soul titulado Hello Stranger, de Barbara Lewis, cuyo sentido ayuda bastante a entender la evolución de la relación entre Black y Kevin, ya en su madurez...


No deberían perdérsela, el cine realizado por los negros norteamericanos tiene una indiscutible nueva figura, y, en este caso, apuesta por la sensibilidad y el buen gusto, por un cine de gran calidad.

Roberto Sánchez  

-Aragonia-

lunes, 6 de febrero de 2017

Melanie. The Girl With All the Gifts (2016)***

Dir: Colm McCarthy
Int: Sennia Nanua, Paddy Considine, Gemma Arterton, Glenn Close, Anamaria Marinca, 
Dominique Tipper, Anthony Welsh, Fisayo Akinade, Yusuf Bassir, Daniel Eghan, Elise 
Reed, Richard Price, Amy Newey, Matthew Smallwood, Lobna Futers.


En un futuro distópico la humanidad ha sido contagiada por un tipo de hongo que contiene un virus zombie. En medio de este apocalipsis total, los soldados están a duras penas conteniendo la avalancha zombie y los científicos supervivientes investigando a una segunda generación de nacidos bajo estas circunstancias, que son mitad "hambrientos", mitad humanos. 

Sería fácil pensar que estamos ante una más de "zombies", subgénero del fantástico que se ha convertido en una verdadera plaga en los últimos tiempos, pero Colm McCarthy pertenece a una brillante generación de realizadores escoceses, con una sólida trayectoria en series y películas para la televisión, que son capaces de desenvolverse en cualquier género y no rehuyen ni ante el terror ni el fantástico. De hecho, para las salas sólo había dirigido Outcast (2010), clasificada plenamente en el fantástico, variente brujeril.



En The Girl With All the Gifts nos encontramos muy pronto con un sugerente personaje que me subyugó desde su primera aparición: Melanie, interpretada con una brillantez sorprendente por la joven británica Sennia Nanua (con 12 años cuando se filmó), capaz de transmitirnos al mismo tiempo terror, ternura y compasión. Fue concebido por Mike Carey, el guionista y responsable de la novela en la que se inspiró el film.



Atención merecen también el resto del reparto. Los siempre sólidos actores británicos: Paddy Considine o Gemma Arterton, a los que se suma la norteamericana Glenn Close, que con su buen hacer logra que sea creíble la desasosegante científica Caroline Caldwell, empeñada en diseccionar a Melanie para encontrar una solución al mal zombie, una "Mad Doctor" femenina en toda regla.



Sus únicos defectos provienen de una factura limitada en cuanto a presupuesto y de una resolución dramática demasiado convencional. El arranque de la historia y los planteamientos son bastante originales y se sustentan sobre todo en el personaje de Melanie, que una vez conocida deja un tanto a la sombra todo lo demás. Otro problema  (o quizás virtud, dados los tiempos que corren) es que podría ser el episodio piloto de una nueva serie protagonizada por esta nueva raza de seres simbióticos (humano/zombie/hongo), comandados por Melanie que como Pandora y nueva Eva traerá la desgracia a la humanidad y el advenimiento de una nueva especie mejor dotada para sobrevivir. 

Por cierto, estamos ante la modalidad de "zombies rápidos", no se descuiden...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

Manchester frente al mar (Manchester by the Sea, 2016 )***

Director: Kenneth Lonergan
Int: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Tate Donovan, Erica 
McDermott, Matthew Broderick, Gretchen Mol, Susan Pourfar, Christian J. Mallen, Frankie 
Imbergamo, Shawn Fitzgibbon, Richard Donelly, Mark Burzenski, Mary Mallen.

Lee Chandler (Casey Affleck) es una persona lacónica y muy irritable que trabaja como conserje y "chico para todo" en una humilde urbanización de Boston pero tendrá que regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe (Kyle Chandler) ha fallecido. Allí se reencuentra con Patrick (Lucas Hedges), su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la pequeña localidad costera en la que nació y creció. 

Kenneth Lonergan, un neoyorquino nacido en 1962, ha firmado el guión y la dirección de este contenido drama protagonizado por un brillante Casey Affleck (con senda nominación como actor protagonista en los Oscars). Lonergan ya había sido director y guionista de otros dos sólidos dramas: Puedes contar conmigo (2000) y Margaret (2011), y había colaborado en el complejo guión de Gangs of New York (2002), de Martin Scorsese.



Necesita para sus historias actores que sepan meterse en la piel de personajes cotidianos que aunque no tengan nada extraordinario estén pasando por una situación especialmente compleja desde el punto de vista psicológico. El film de Lonergan se mete a fondo en mostrarnos cómo se puede subsistir ante la pérdida de los seres queridos, la responsabilidad (o la irresponsabilidad) frente a ellos, la dificultad que supone asumir el cuidado de un joven de 16 años, cuando todavía se está intentando superar un pasado terrible, además íntimamente conectado con los paisajes humanos y físicos de Manchester-by the-Sea, una pequeña población del condado de Essex en el estado estadounidense de Massachusetts, que dejaste a un lado para intentar olvidar.



Kenneth Lonergan ha construido una película sobria, con transiciones paisajísticas repletas de belleza y dolor, con ajustados flashbacks que nos van desvelando cómo era su personalidad y qué esconde su pasado para entender su carácter ahora hosco y retraído.  

Carlos Tejeda en su crítica del film (que puede consultarse en el enlace: http://www.elplural.com/playtime/2017/02/03/bye-bye-blackbird) habla con entusiasmo del fim de Lonergan e inicia su reflexión con estas dos palabras "Un réquiem". Y, sin ser tan apasionado en su valoración, reconozco que estamos ante un relato cinematográfico muy sólido de la tristeza y la dificultad que supone sobrevivir a un destino aciago. Como destaca Tejeda en su texto, la música coral de Lesley Barber, más los fragmentos seleccionados de Tommaso Albinoni, Jules Massenet o Georg Friedrich Handel, nos ayudan a entender mejor los sentimientos de Lee Chandler, un hombre destrozado, y su necesidad de alcanzar la paz interior. Por cierto, el trabajo fotográfico de Jody Lee Lipes, para reflejar ese Manchester-by-the-sea es de una contención y belleza igualmente destacable...

Una muestra más de buen cine independiente norteamericano, libre de las coerciones e imposiciones de esa desesperante búsqueda de comercialidad de las grandes corporaciones...

Roberto Sánchez

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia-

domingo, 5 de febrero de 2017

La autopsia de Jane Doe (2016)***

Dir: André Øvredal
Int: Emile Hirsch, Brian Cox, Ophelia Lovibond, Michael McElhatton, Olwen Kelly, Jane Perry, 
Parker Sawyers.


Cuando la muerte hace trampas        

El director noruego André Øvredal se estrenó en la dirección en el año 2000 con Future Murder, un filme en co-dirección con un tal Norman Lesperance del que nunca más se supo. Tuvieron que pasar diez años para que nos entregase su segundo trabajo, Troll Hunter (2010), filme que dentro de una temática fantástica explotaba ya los recursos del falso documental. Tras realizar en el 2016 el cortometraje El túnel (también en Noruega), salta a la producción anglosajona en ese mismo año y con un reparto internacional con esta La autopsia de Jane Doe. Una película que comienza claramente como un falso documental y que, poco a poco, va derivando hacia el fanta-terror con una historia de brujería y culto al mal bastante más convencional, apoyada en una buena planificación y efectos especiales y visuales. 



Una pequeña morgue recibe el cadáver de una bella y desconocida joven que ha fallecido sin que se sepa la causa. Dos forenses (padre e hijo) intentarán averiguarlo mediante el análisis y disección de su cadáver. Esta es la premisa argumental de la que parte el debut anglosajón de Øvredal, que se apoya en la subtrama de tensiones paterno-filiales (excelentes el veterano Brian Cox, bien acompañado en la réplica por el joven Emile Hirsch) que van aflorando conforme avanza la autopsia de esta “Juanita Nadie” (interpretada por una hermosa y hasta ahora también desconocida Olwen Catherine Kelly), que es como deben llamar a los cuerpos femeninos que llegan a la morgue sin identificación alguna. Esta película desarrollada en interiores claustrofóbicos (a ver a quien no le resulta agobiante una morgue situada en un sótano) se apoya en cuatro actores (los dos forenses y la novia del más joven más la fallecida Jane) y en el suspense. Paulatinamente, los resortes más típicos del género van surgiendo, aunque es una película que sabe usar muy bien también los silencios y los sonidos. Es sorprendente lo siniestro y aterrador que puede llegar a resultar el sonido de una campanilla en la soledad nocturna de un depósito de cadáveres. 



En esta historia de terror sobrenatural, Øvredal sin duda bebe de más de una referencia, la principal y más directa es para mí El vigilante nocturno (1994), un filme que se basaba más en el suspense que en el terror efectista, dirigido por un compatriota nórdico Ole Bornedal, filme que tres años más tarde volvería a redirigir para USA el mismo Bornedal. Yendo algo más atrás, tenemos la extraña Terror en la morgue (The Boneyard, 1991, James Cummins), donde tres cadáveres en principio inofensivos de unas niñas orientales se convertían en unos demonios carnívoros, otra referencia que sin duda no pasó desapercibida para Øvredal. De 2005 es Mortuary, filme bastante flojo del director de culto Tobe Hooper, autor de la mítica La matanza de Texas (1974) que explora el mismo territorio de las morgues para causar miedo. Por último, la fallida The Morgue (2008, Holder Gomes, Gerson Sanginitto), catastrófico filme que sólo tendría en común el lúgubre escenario en el que se desarrollan los hechos. Con todas estas referencias,  Øvredal construye un filme que funciona, con una primera parte de un ritmo pausado, más propio como digo del género de suspense e incluso del thriller criminal,  apoyado en la enigmática e inerme belleza de esa preciosa Jane Doe de la que nada sabemos y en el sólido dúo actoral masculino. La oscuridad, los sonidos, los silencios y las sombras que acechan, nos van conduciendo a un desenlace sobrenatural no exento de un humor socarrón y muy negro que adorna su broche final. 

Por todo ello, La autopsia de Jane Doe  es un filme que gustará a los amantes del género de terror (recibió el Premio especial del Jurado en el Festival de  Sitges 2016) y que, sin duda, entusiasmará a los que disfrutan  con el subgénero de las películas de morgues y funerarias. 

Gonzalo J. Gonzalvo 

Se estrenó en Aragonia.

jueves, 2 de febrero de 2017

Vivir de noche (Live By Night, 2016)***

Dir: Ben Affleck
Int: Ben Affleck, Brendan Gleeson, Chris Messina, Zoe Saldana, Elle Fanning, Chris Cooper, 
Sienna Miller, Remo Girone, Robert Glenister, Matthew Maher, Miguel J. Pimentel, Anthony 
Michael Hall, Titus Welliver, Chris Sullivan, Max Casella, Kristen Annese, Larry Eudene, 
Derek Mears.

Ben Affleck produce (junto a Leonardo DiCaprio y otros), dirige, escribe el guión y protagoniza esta película. El punto de partida es la novela de Dennis Lehane. 

Joe Coughlin (Ben Affleck), hijo de de un capitán de la policia de Boston, veterano de la Primera Guerra Mundial, vuelve a su ciudad y se transforma en un delincuente. Habituado a matar y a las armas pronto se verá obligado a trabajar para las diferentes facciones mafiosas. Enamorado de Emma (Sienna Miller), a su vez amante del líder mafioso irlandés Albert White (Robert Glenister), hará planes para independizarse y huir de Boston pero será cruelmente engañado por su pareja y vapuleado por los esbirros del capo mafioso. Sobrevive, gracias a la intermediación de su padre (Thomas, interpretado por Brendan Gleeson) y una vez recuperado de las heridas y de la carcel, buscando venganza, se pone al servicio de la mafia italiana. Trabajará para ellos en Tampa (Florida) y allí construirá un imperio, encontrará una nueva pareja y se verá envuelto en una espiral de violencia.



Affleck es un guionista reconocido (firmó junto a Matt Damon por ejemplo el guión de El indomable Will Hunting, de 1997), o ha dirigido ya con acierto Adiós pequeña, adiós...(2007), otra adaptación de una novela de Dennis Lehane, The Town. Ciudad de ladrones (2010) y la exitosa Argo (2012). En realidad, parece tener debilidad por el cine negro y ahora ha querido hacer su personal homenaje al ambientado en los años de la prohibición del alcohol durante los años Veinte. Por cierto, parece evidente que tenía en mente reproducir en parte los ambientes y situaciones tan magníficamente reconstruidos en la espléndida serie Boardwalk Empire (2010-2014), creada, entre otros, por Martin Scorsese, y apoyándose en la fotografía del veterano Robert Richardson y en el diseño de producción de Jess Gonchor, ha logrado hacernos viajar a Boston y Tampa, durante los turbulentos años Veinte.



Es una película lujosa, brillante, efectista y efectiva, bien dirigida y producida, pero arrastra la "cara de palo" de Affleck que tendrá que replantarse si su ¿técnica? interpretativa es la adecuada para ciertos personajes. Si hubiera sido capaz de  buscar un actor apropiado  para incorporar a Joe Coughlin, seguramente estaríamos hablando de una obra maestra.

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Yelmo-