viernes, 30 de abril de 2021

Una joven prometedora (2020)***

Dir: Emerald Fennell

Int: Carey Mulligan, Bo Burnham, Alison Brie, Connie Britton, Jennifer Coolidge, Adam Brody, Laverne Cox, Clancy Brown, Angela Zhou, Christopher Mintz-Plasse, Alfred Molina, Molly Shannon, Sam Richardson, Steve Monroe, Casey Adams.


Carey Mulligan: una actriz más que prometedora   

Directora en 2018 de un cortometraje titulado Careful How You Go que, sin duda, inspiró a la directora británica novel Emerald Fennell para dirigir su primer largometraje, este Promising Young Woman, o en Epaña Una joven prometedora, uno de los pocos títulos no alterados respecto a su denominación española, afortunadamente, pues ya en dicho título se esconde una de las principales armas de esta joven y guerrera cineasta: la ironía y el humor negro con su característica flema británica. 

Emerald Fennell, treintañera que debuta con este notable largometraje de trasfondo feminista, tiene ya a sus espaldas una consolidada trayectoria como actriz y guionista, siendo, además de la autora del guion de este primer largometraje que le ha dado el Óscar de Hollywood 2021 (amén de otros numerosos premios como el BAFTA a mejor filme británico, mejor guion y actriz de varios certámenes, etc.), una de las guionistas de la serie Drifters (2016), y también de la aclamada Killing Eve (2019), donde ya hacía gala de ese humor negro de su sello personal. 


Una joven prometedora nos narra la rocambolesca y descarnada historia personal de Cassandra 
(Cassie/Mulligan). Una mujer que tenía un brillante futuro por delante hasta que un desagradable incidente truncó su carrera. Nada en su vida es lo que parece. Es inteligente, audaz y vive una doble vida. Cassandra arrastra un tortuoso pasado y solo hallará la paz y la redención personal a través de la venganza. La película, que se mueve con soltura entre la comedia y el drama, con el inestimable combustible, como apuntaba antes, de un humor negro y corrosivo con trasfondo y reivindicaciones feministas, se apoya, con gran solidez, en el excelente trabajo fílmico de Carey Mulligan, actriz a la que adoro desde que la vi en An Education (Lone Scherfig, 2009), y que ya había trabajado anteriormente con directores de la talla de Joe Wright (Orgullo y prejuicio, 2005) o Jim Sheridan (Brothers, 2009) y que ya rueda Bernstein, el nuevo proyecto cinematográfico de Bradley Cooper. 


Sobre ella, y su amplia gama de registros actorales, pivota esta extraña historia en la que, no nos 
queda claro, si encarna solamente a una mujer herida y con ansias de venganza algo trastornada, o a una metódica psicópata, capaz de planificar al más mínimo detalle todos sus movimientos de letal venganza. Tanto la propia Mulligan, como la Fennell y la actriz Margot Robbie, han sido las productoras de un filme que, hace gala de ese humor negro y cáustico, para denunciar situaciones y reivindicar derechos que, ya en la segunda década del siglo XXI, no deberían estar en cuestión, pero que testimonian que seguimos inmersos en una sociedad que sigue arrastrando una rémora de machismo impresentable. 


Especialista en personajes luchadores no exentos de cierta fragilidad como el de Irene en Drive 
(Nicolas Winding Refn, 2011), debido también a su físico, Carey Mulligan irradia aquí una fuerza y un poder casi maléfico de destrucción que, en ocasiones, da miedo (memorable la escena con el “cara a cara” con esa directora de colegio). Los hombres no salen muy bien parados en el filme, ridiculizados por sus estereotipados comportamientos de “machito” al más puro estilo Neandertal, resultan presa fácil para esa Cassandra fiera, desafiante e implacable, que arrastra una decepción tras otra con los especímenes masculinos. La reacción inteligente para espectadores de dicho género, es entrar al trapo desde el primer momento y disfrutar de la película con sentido del humor, aunque habrá más de uno que se sentirá retratado y no saldrá de la sala con una sonrisa de oreja a oreja. 



Yo, particularmente, he disfrutado de cada minuto de este filme guerrero y reivindicativo, una comedia negra con tintes dramáticos que, sin duda, debería mover a la reflexión a todos los hombres que la vean. Una más que notable ópera prima de una joven directora que, sin duda, va a dar mucho que hablar con sus siguientes trabajos. Ah… y, como decía el gran Alfred Hitchcock, no desvelen el final.

GONZALO J. GONZALVO

lunes, 19 de abril de 2021

Otra ronda (Druk, 2020)****

 Dir: Thomas Vinterberg

Int: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, Susse Wold, Maria Bonnevie, Dorte Højsted, Helene Reingaard Neumann, Martin Greis, Magnus Sjørup, Mercedes Claro Schelin, Frederik Winther Rasmussen, Silas Cornelius Van, Albert Rudbeck Lindhardt, Aksel Vedsegaard, Aya Grann.


 Beberse la vida 

He querido titular este artículo con una frase que más de uno atribuyó a una de las grandes estrellas femeninas del celuloide del Hollywood dorado: Ava Gardner. Indómita y tremendamente hermosa, al parecer dijo en una entrevista que "la vida era para bebérsela", y eso es, literalmente, lo que hacen los protagonistas del último film del interesante director danés Thomas Vinterberg. 


Cuatro profesores nórdicos, inmersos en la crisis de los 40, deciden experimentar con el alcohol para analizar 
sus efectos vitales y anímicos (beneficiosos), especialmente en sus ámbitos laborales y en la relación de amistad que les une más allá de este ámbito. 

Vinterberg es un cineasta inclasificable, muchas veces injustamente criticado, que hace un cine inteligente y, que duda cabe, arriesgado. En esta ocasión, ha contado con un plantel de actores y actrices que desprenden una estupenda sinergia (parecen compañeros y amigos de toda la vida), destacando inevitablemente, por encima de todos, el grandísimo Mads Mikkelsen (del que pudimos ver su brillante trabajo en el filme La caza, de 2012, también de Vinterberg), inolvidable malvado "Le Chiffre" de Casino Royale (Martin Campbell, 2006), un actor de gran presencia física que, además, sabe transmitir y comunicar sensaciones y sentimientos de forma inigualable con esa mirada turbia e insondable. 


Otra ronda (Druk, título original en danés que significa "consumo excesivo de alcohol") se mueve cómo pez en 
el agua en la mezcla de géneros, alternando el drama y la comedia con soltura, y reservándonos, incluso, un final de altura que entronca con el género musical. 


Vinterberg es un director con una trayectoria dilatada y prestigiosa en cuanto al terreno de "cine de autor", 
etiqueta que sirve para denominar a los realizadores que se apartan del cine palomitero y comercial y que siguen pensando que existe una faceta artística audiovisual que llevó al cine a ser considerado como "el séptimo arte". Despuntó como cineasta en el ya lejano 1998 con la premiada Celebración, otro filme con reparto coral que exploraba con visión crítica el mundo de la burguesía danesa. Este es sin duda uno de sus pilares temáticos, explorar las luces y sombras de las vidas "aparentemente seguras y felices" de los europeos nórdicos del primer mundo. Los conflictos personales y familiares son temáticas fundamentalesen todos sus filmes.


 
Vinterberg usa su cámara para intentar ofrecernos una visión moralmente neutra. Decide que sea el espectador el que juzgue a los personajes, mostrándolos en estado puro, sin pujar a favor ni en contra de los mismos. Lo dicho, un cine inteligente que mueve a la reflexión, para espectadores que buscan algo más que comer palomitas mientras contemplan explosiones en Dolby Atmos...ah no...que eso de comer y beber en las salas era antes del 2020... qué cosas...

Gonzalo J Gonzalvo