lunes, 25 de julio de 2016

La correspondencia (2016)*

Dir: Giuseppe Tornatore

Int: Jeremy Irons, Olga Kurylenko, Shauna Macdonald, Darren Whitfield, Simon Meacock, Jerry Kwarteng, James Bloor, Rod Glenn, Stuart Adams, Anna Savva, Florian Schwienbacher, Colin MacDougall, Patricia Winker, Simon Johns, Jean-Luc Julien, James Warren.


Amy (Olga Kurylenko) es una estudiante de astrofísica que además tiene como oficio el de especialista de cine para
escenas de acción, y Ed (Jeremy Irons), su profesor, es toda una eminencia en la materia de las estrellas. Están locamente enamorados y mantienen una relación a distancia comunicándose mediante correspondencia en todos sus formatos, es decir, incluyendo los nuevos medios tecnológicos. Un día Ed desaparece misteriosamente, pero sus mensajes de amor siguen llegando. Amy emprenderá entonces un viaje en busca de la verdad, donde se reconciliará con su pasado y su presente. 










Giuseppe Tornatore, el director de Cinema Paradiso (1988), tiene en sus manos (además es el guionista) un artefacto atractivo, una  atrevida historia de amor que supera los límites del tiempo y que en potencia tiene muchas posibilidades. Los protagonistas (Irons y la Kurylenko) se entregan con pasión a los personajes, y hasta se elaboran sus personajes con referencias paralelas a su actividad real como actores (Irons, ligado a directores de culto muy valorados por la crítica; y la Kurylenko, cercana a películas de acción y ciencia ficción/fantasía), pero a los 20 minutos (más o menos) cualquier misterio e intriga se han terminado. La película sufre un tremendo atasco del que ya no  sale hasta un final que tarda en llegar demasiado.

La progresión dramática o los giros inesperados en la acción no deben ser del gusto de Tornatore. No exagero al decir que la idea plasmada en este largometraje de 1 hora y 56 minutos se hubiera podido contar en 10-15 minutos, sin traicionar ni alterar demasiado la línea argumental. Imaginen la cantidad de "paja" que ha tenido que colarnos Tornatore.

En definitiva, una penosa decepción. Habrá que esperar a que el director siciliano pueda ofrecernos un disfrute equivalente a aquel lacrimógeno Cinema Paradiso, dónde su sentido del melodrama estuvo más afinado. 

Roberto Sánchez

-Aragonia, Cervantes-

sábado, 23 de julio de 2016

Demolición (Demolition, 2015)***

Dir: Jean-Marc Vallée
Int: Jake Gyllenhaal, Naomi Watts, Chris Cooper, Polly Draper, Wass Stevens, Judah Lewis, Stephen Badalamenti, Zariah Singletary, Alfredo Narciso, George J. Vezina, Helen Brackel, Ben Cole, Lytle Harper.


La vida hecha añicos 

Davis Mitchel (Jake Gyllenhaal) es un ejecutivo con éxito casado con Julia, la hija del dueño de una gran empresa (breve pero solvente interpretación de Heather Lind, actriz procedente de series de televisión como la excelente Boardwalk Empire). Un repentino accidente de coche trastocará su vida ordenada y rutinaria envuelta en seguridad y en lujo. Phil, Su suegro, interpretado por Chris Cooper, intentará por todos los medios que se centre tras la muerte de su esposa, pero será en vano. Solo la irrupción en su vida de Karen (una, como siempre, maravillosa Naomi Watts) y de su hijo, supondrá un revulsivo que le pondrá en la senda de la reconstrucción vital. 

Dirige esta cinta Jean-Marc Vallée, director en 2013 de la estupenda Dallas Buyers Club. Vallée comenzó a rodar en Canadá y se dio a conocer en los noventa con el largo "Liste noire", un thriller sobre los límites del poder y sus tentaciones, y en 2005 sorprendió a público y crítica con C.R.A.Z.Y., un drama familiar ambientado entre los 60 y 80. 

En cuanto a su protagonista, Jake Gyllenhaal, actor en alza que me maravilló recientemente en Nightcrawler (2015), despegó en su carrera tras colaborar con David Fincher en Zodiac (2007), y tiene por estrenar para 2016 Nocturnal Animals (de Tom  Ford) junto a la maravillosa Amy Adams y, dos filmes ya para 2017, Okja, a las órdenes del asiático Bong Joon-Ho, y Stronger, donde compartirá cartel con Miranda Richardson. 

Con un guión de Bryan Sipe, Demolición (título original que no ha sido esta vez alterado en su traducción al castellano), es un film complejo, que se apoya, especialmente, en un brillante trabajo actoral, en especial de sus dos protagonistas: Jake Gyllenhaal y Naomi Watts; pero también gracias al aporte de buenos secundarios como el ya veterano Chris Cooper, y una agradable sorpresa, el adolescente Judah Lewis. Un niño-actor que pisó los escenarios  ya los 4 años, gracias en gran parte a su padre, el director Mark Lewis. El pequeño Lewis intervino ya de manera solvente en 2015 en el largometraje Point Break, un remake de Le llaman Bodhi (1991,de Kathryn Bigelow). 





Con la premisa de que hay que destruir el pasado para pasar página y construir un nuevo presente, el protagonista, Davis Mitchel, se pone manos a la obra para llevarlo a cabo literalmente. Su particular estado mental, aún en shock por lo ocurrido, unido a su ansia por destripar y hacer trizas todo lo que se le pone por delante, topará con la incomprensión de su suegro y de sus compañeros de trabajo, que terminarán dejándolo por imposible y tildándolo de loco. Será su nueva familia, encarnada por Naomi Watts y su hijo en la ficción (el jovencísimo y provocador Judah Lewis) el pilar en que se apoyará para construirse una nueva vida e incluso una nueva forma de ser. 

Demolición es un filme diferente, con una pátina de cine independiente y de autor, no apto para quien busque un cine comercial y de evasión veraniega. Eso sí, quien desee buenas interpretaciones  y una historia con una visión narrativa personal, disfrutará con esta Demolición o, al menos, encontrará un trabajo fílmico que no le dejará indiferente.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Actualmente, sin proyección en Zaragoza-

viernes, 15 de julio de 2016

Mi amigo el gigante (The BFG. 2016)***

Dir: Steven Spielberg
Int: Mark Rylance, Ruby Barnhill, Penelope Wilton, Jemaine Clement, Rebecca Hall, Bill Hader, Rafe Spall, Adam Godley, Matt Frewer, Ólafur Darri Ólafsson, Haig Sutherland, Michael Adamthwaite.


Adaptación del cuento del galés Roald Dahl (1916-1990), un escritor que ha gustado mucho a los cineastas y que además participó muy activamente en el cine como guionista. Parecía extraño que Spielberg todavía no hubiera realizado un film inspirándose en un escritor tan próximo en intenciones, aunque desde una óptica muy británica. Merece la pena que hagamos un pequeño recordatorio de las vinculaciones de Dahl con el cine. 

Ya desde los años 50 del siglo XX, sus relatos e historias son adaptados en series televisivas. De 1958 a 1960, cinco
episodios de la serie Alfred Hitchcock presenta, parten de su inspiración. Participa en el guión de Solo se vive dos veces (1967), una de las entregas de la saga "bondiana", dirigida por Lewis Gilbert y protagonizada por Sean Connery; y vuelve a relacionarse con Ian Fleming, al adaptar su novela Chitty Chitty Bang Bang (1968), de Ken Hugues. Su interés por la fantasía, en general, y el mundo de los niños, empieza a ser evidente. Son suyos algunos guiones más como el de El enterrador nocturno (1971), de Alastair Reid, basándose en una novela de Jay Cowley; y ese mismo año escribe una adaptación para el cine de una historia propia en Un mundo de fantasía (Willy Wonka and the Chocolats Factory), dirigida por Mel Stuart. 






Ya se puede decir que es un autor internacional y a partir de los 90, hay adaptaciones de su personal universo en lugares tan dispares como Irán (Shekare khanoosh, de Kiumars Poorahmad,en 1990), o en Rusia (Idealnaya para, de Alexander Polynnikov, en 1992). Hay muchas más series y cortometrajes que beben de su inspiración y que no cito, pero no me resisto a insistir en algunos largometrajes más, inspirados por él. Algunos irregulares, como La maldición de las brujas (1990), de Nicholas Roeg, Matilda (1996), de Danny DeVito, o Lamb to the Slaughter (2002), de Nicole Barnette; otros, muy sugerentes y recientes, como James y el melocotón gigante (1996), de Henry Selick, Charlie y la fábrica de chocolate (2005), de Tim Burton, o Fantastico Mr. Fox (2009), de Wes Anderson.
  
Mi amigo el gigante nos cuenta la historia de una niña huérfana que terminará aliándose con la mismísima Reina de Inglaterra y con un gigante bonachón para impedir una invasión de malvados gigantes que se preparan para comerse a todos los niños del país. 
Spielberg ha recurrido a Melissa  Mathison, una de sus habituales colaboradoras (recuerden su estupendo guión para E. T. El extraterestre (1982), para convertir la historia de Roald Dahl, con sencillez y eficacia narrativa en una bella película no exenta de humor y mejores intenciones. Spielberg se ha aprovechado de una adaptación previa en dibujos animados, titulada B. D. G. El Buen Amigo Gigante (1989), de Brian Cosgrove, con guión de John Hambley. Hasta el aspecto del gigante parece tomado directamente de ese film británico pensado para la televisión. 

Una vez más el elenco de colaboradores es una de las claves para que el filme de Spielberg destaque como una de las mejores adaptaciones del universo de Roald Dahl. Me refiero de modo especial al trabajo del sobresaliente Mark Rylance (su rostro y expresividad son las auténticas esencias que configuran al gigante bonachón), el director de fotografía Janusz kaminsky, que junto a la extensa nómina de especialistas en los trucajes visuales, han logrado una fusión casi perfecta entre la imagen real y la digital. Nunca los gigantes parecieron tan reales...; y, como siempre, la  estupenda partitura de John Williams, que con su brillante orquestación potencia el aspecto mágico y de ensoñación de la historia, ineludible por otra parte. 

Es posible que no sea la película del verano, pero sin ser perfecto (hay algunas situaciones algo forzadas que pretenden "americanizarse" a cualquier precio),  es el film que un adulto, sin sentirse ofendido durante su visionado, puede proponer a sus hijos como un buen entretenimiento. Afortunadamente, Spielberg suele estar por encima de la basura que ofrece la media del cine norteamericano en los últimos años.




Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

jueves, 14 de julio de 2016

Independence Day: Contraataque (Independence Day: Resurgence. 2016)**

Dir: Roland Emmerich
Int: Jeff Goldblum, Liam Hemsworth, Bill Pullman, Maika Monroe, Jessie T. Usher, Travis Tope, Judd Hirsch, Charlotte Gainsbourg, William Fichtner, Robert Loggia, Angelababy, Nicolas Wright, Deobia Oparei, Vivica A. Fox, Chin Han, Joey King, Garrett Wareing, John Storey, Brent Spiner.


Utilizando la tecnología que los extraterrestres tenían 20 años antes, las naciones de la Tierra, que temen, con razón, el regreso de los invasores, han colaborado en la elaboración de un gigantesco programa de defensa para proteger el planeta. Pero no es seguro que ese programa sirva para hacer frente a los avanzados e inauditos recursos de los atacantes. Quizá sólo la inventiva de unos pocos valientes, y alguna que otra sorpresa venida también de los confines de la galaxia, puedan evitar la destrucción del mundo, que se encuentra de nuevo al borde de la extinción. Secuela, sin Will Smith, del gran éxito de 1996 Independence Day.

Es una película de usar y tirar. Como le ocurre a casi todos los "productos" del alemán Roland Emerich está pensada para pasar un rato (casi dos horas exactas) comiendo palomitas, consumiendo refrescos y dejando algo de ganancia a las salas de cine que este verano están teniendo dificultades para encontrarse con el "taquillazo".

Intentar ir más allá en un comentario crítico sobre esta película es difícil. Se trata, como en todas las secuelas, de actualizar un poco los recursos y los trucajes digitales. En el caso de Emmerich de mantener su record personal de destrucción total (virtual, claro).

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Aunque la acción vuelve a transcurrir de forma preferente en Estados Unidos, veremos cómo se destruyen también algunas ciudades europeas y sus monumentos emblemáticos (Londres, París, etc...) y se dará un pequeño papel a Francia (en la personaje de la investigadora Catherine Marceaux, interpretada por Charlotte Gainsbourg), a África (el líder guerrero Dikembe Umbutu, interpretado por Deobia Oparei), o los orientales (la piloto Rain Lao, interpretado por la china de Hong Kong Angelababy).


En fin, una de las peores cosas de hacerse mayor es que uno parece haberlo visto ya casi todo en el cine de acción, aventuras y ciencia-ficción, y lamentablemente esta película ha contribuido a mantener esa sospecha... 


Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

BORJA EN JAZZ (28 a 31 de julio de 2016)

Después de no pocas vicisitudes la ciudad de Borja recupera para la cultura y la música un evento de categoría: Borja en Jazz.




Tengo la fortuna de participar en la recuperación de este acontecimiento musical y en su inauguración. El jueves 28 de julio presentaré, con una pequeña selección de fragmentos audiovisuales, mi libro Jazz de película de la editorial Doce Robles.






Después, introduciré también una sugerente performance en la que Chus Fernández (compositor y bajo eléctrico) y  Chavi Naval (Saxofones) le pondrán música en directo a la proyección de Un chien andalou (Un perro andaluz, 1929), de Luis Buñuel, dándole continuidad a la experiencia previa que se pudo disfrutar en la segunda edición del Pirineos Jazz Festival, celebrada en Morillo de Tou del 30 de junio al 3 de julio de este mismo año.



En la recuperación de Borja en Jazz tendremos, además, la oportunidad de disfrutar, el viernes 29 de Ignasi Terraza,  uno de los más importantes pianistas y compositores del panorama jazzístico nacional.



El sábado 30 tendremos una intensa jornada con música en la calle. En la Plaza de España de Borja tendremos Dixieland y en el Parque San Francisco un ameno Café Concierto.

El mismo sábado, como indica el programa, se entregará el Premio Miguel Bordejé a título póstuno a Juan Claudio Cifuentes (el "Cifu"), un nombre decisivo para el jazz en España que desde las ondas radiofónicas y la televisión difundió y ayudó a comprender y disfrutar de los mejores sonidos del jazz. Todo un maestro en darnos a conocer lo mejor de una música que ya es internacional. Fallecido el 17 de marzo de 2015, ha tenido un pequeño homenaje convertido en magnífico disco, producido por Chus Fernández, en el que han participado algunos de los más prestigiosos jazzistas españoles o afincados en nuestro país: el contrabajista Francis Posé, el saxo soprano Kike Perdomo, el contrabajista Horacio Fumero, el pianista Ignasi Terraza, el también pianista Federicco Lechner, el saxofonista Jorge Pardo, el bajista Chus Fernández, el guitarrista Merce Merino, el pianista Jaume Gispert, el trombonista y vocalista Norman Hogue, el vibrafonista Jorge Rossy, el saxofonista Bob Sands, el trombonista Joan Díaz, y el contrabajista Enrique Tejado. Todos compositores de los distintos temas que configuran el disco y acompañados de otros tantos músicos de jazz de primer nivel han logrado un disco de gran belleza, un pequeño-gran estado de la cuestión sobre el jazz que se hace desde España en la actualidad.


El sábado 30, a las 22 horas en el Teatro Cervantes de Borja podremos disfrutar de unos cuantos músicos que participaron en ese disco, transfigurados en carne y hueso: Norman Hogue, David Fernández, Joan Díaz, Kike Perdomo y Chus Fernández, nos brindarán su personal homenaje a "Cifu".

Aún nos quedará una envolvente Jam Session en la Plaza del Mercado, desde las 00:00 h. y el domingo 31, Gospel en el Teatro Cervantes (a las 11:00 h.) y Dixieland (desde las 12:00).

Los buenos aficionados al jazz no deberían perder esta oportunidad de escuchar el mejor jazz en el agradable y sugerente entorno de la ciudad de Borja.


Roberto Sánchez



miércoles, 13 de julio de 2016

Todos queremos algo (Everybody Wants Some!!. 2016)**

Dir:  Richard Linklater
Int: Ryan Guzman, Zoey Deutch, Tyler Hoechlin, Wyatt Russell, Adriene Mishler, Blake Jenner, Jonathan Breck, Jessi Mechler, Glen Powell, Will Brittain, Taylor Murphy, Lizzy Pop, Vanessa Amaya, Sophia Taylor Ali, Tory Taranova. 




Jake (Blake Jenner) llega a la Universidad de Texas en su deportivo, con las ventanillas bajadas y la música a todo volumen. Quedan sólo unos días para que arranque el curso, pero piensa aprovecharlos conociendo chicas, yendo a fiestas y haciendo amigos. Secuela espiritual de Movida del 76 (Dazed and Confused, 1993), ambientada en los años 80, hace toda una reconstrucción "arqueológica" de unos años, los 80, que parecen situarse en una galaxia muy muy lejana.  

La banda sonora está en consonancia, y reúne una serie de canciones y ritmos bailables a cargo de The Cars, Blondie, Dire Straits, Frak Zappa, Van Halen, Kool and the Gang, The Knack, Cheap Trick,o Pat Benatar, entre otros.  Los protagonistas, un grupo de jugadores de béisbol a punto de ingresar en la Universidad, parecen no ser conscientes de que las obligaciones de la edad adulta son ya ineludibles; de hecho, su comportamiento demuestra que no tienen demasiadas ganas de abandonar una posadolescencia libre de responsabilidades y ataduras.

No me ha quedado claro que pretendía Linklater con esta película (un director más que recomendable en apuestas como la reciente Boyhood, de 2014, o la trilogía formada por Antes del amanecer, de 1995, Antes del atardecer, de 2004, y Antes del anochecer, de 2013), pero la referencia a Dazed and Confused, hasta en la publicidad original, parece indicar que tan sólo estamos ante un ajuste temporal y un ejercicio de memoria. Ahora Linklater (nacido en 1960), que suele ser el responsable de sus historias y guiones, nos habla de la "Movida del 80", con actores jóvenes, poco o nada conocidos, que se dedican a reproducir con fruición los gestos y estereotipos de estos ambientes universitarios, tantas veces retratado y que ha provocado todo un subgénero de comedias corales y descerebradas, por otro lado de gran éxito popular.




Sigo sin saber muy bien lo que quería demostrar Linklater, más allá de esa reconstrucción de época y ambientes ochenteros, pero yo que he denostado habitualmente el subgénero de comedias universitarias, le encuentro ahora un cierto sentido, probablemente alejado de sus intenciones, pero que me provoca unas preguntas y varias reflexiones sobre la universidad como institución. 

Las élites dirigentes del país más poderoso del mundo, adalid de la libertad y la democracia en el Planeta Tierra, ¿se forman realmente en estos antros descritos por el cine? Lugares en los que lo único importante es jugar al béisbol (o baloncesto, o fútbol americano, según los casos), follar, beber, drogarse e ir a fiestas interminables. ¿Los alumnos de esas instituciones universitarias norteamericanas pueden, realmente, dar lecciones a cualquier otra universidad española o europea, aunque sean de la Tercera División...? Por cierto, en el film, ningún personaje muestra el más mínimo interés por la política, ni por nada más que ocurra más allá de sus orejas...Si la situación y el ambiente universitario norteamericano, en los inicios del siglo XXI, siguen siendo mínimanente parecidos, el futuro del Planeta Tierra es más que dudoso: unos descerebrados que nunca maduraron, unos "niñatos" formados en instituciones deleznables gobiernan la "Galaxia", y encima son los modelos a seguir por las universidades privadas (sobre todo) y que de modo poco inteligente también intenta imitarse en las públicas, aunque hay que reconocer que en algunos casos españoles es fruto de la claudicación ante las políticas de los partidos ultraconservadores, es decir al estilo del Partido Populista, perdón, Popular, que gobiernan por encima del bien y del mal, en nombre de esa "democracia orgánica", pactada con los poderes que sostuvieron la dictadura franquista en el pasado..


Roberto Sánchez

-Aragonia-

viernes, 8 de julio de 2016

Dioses de Egipto (2016)*

Dir:  Alex Proyas
Int: Gerard Butler, Nikolaj Coster-Waldau, Geoffrey Rush, Brenton Thwaites, Courtney Eaton, Chadwick Boseman, Elodie Yung, Bruce Spence, Bryan Brown, Emma Booth, Rachael Blake, Robyn Nevin, Goran D. Kleut, Abbey Lee, Paula Arundel.


Alex Proyas, el director, es de origen griego, curiosamente nacido en Egipto y nacionalizado australiano. En 1998 dirigió la sugerente Dark City. Luego se ha movido entre super producciones como Yo, robot (2004), al servicio de Will Smith, dejando de lado la estupenda novela de Isaac Asimov, punto de partida de los guionistas pero que quedo enterrada bajo los engendros generados por los efectos especiales y el regusto a serie B que, por cierto, se impuso igualmente en Señales del futuro (2009), en la que trabajó con Nicholas Cage, como estrella, y en su reciente Dioses de Egipto, más allá de sus refulgente y vacía apariencia. 

Ahora, el guión de Matt Sazama y Burk Sharpless, responsables de la escritura en el inmediato pasado de lindezas como El último cazador de brujas (2015) o Power Rangers (2017), no auguraba nada bueno.La película  acumula un batiburrillo de ideas e imágenes digitalizadas de baratillo, más propias de un videojuego mal resuelto que del cine de género fantástico.

Resulta un producto difícil de asimilar, aunque sea con la mejor voluntad. Los más jóvenes pueden dejarse llevar por los gráficos, por las animaciones 3d o por las transformaciones de estos dioses de opereta que recuerdan a muchos personajes del anime y el manga, o al menos delatan la operación de adaptar sin prejuicios la iconografía del antiguo Egipto a las profundas distorsiones de un género aventurero impregnado definitivamente por los gustos orientales (los citados manga y anime japoneses).




La línea argumental es,  a su vez, otro mezcolanza sin sentido de la mitología egipcia, fusionándose sin sentido varías de sus leyendas y relatos sobre sus dioses y los orígenes de su civilización. 

La supervivencia de la humanidad pende de un hilo, pero Bek (Brenton Thwaites), un héroe mortal, está decidido a salvar el mundo y a rescatar a Zaya (Courtney Eaton), su verdadero amor. Para conseguirlo busca la ayuda del poderoso dios Horus (Nikolaj Coster-Waldau), con el que establecerá una alianza contra Set (Gerard Butler), el despiadado dios de la oscuridad que ha usurpado el trono de Egipto, sumiendo al país en el caos. Para ganar la batalla contra Set y sus secuaces tendrán que someterse a terribles pruebas, a viajes por el desierto, atravesar las puertas hasta el inframundo y volar hasta el carro de fuego de Ra, un dios supremo que nunca pareció tan endeble y raquítico, transfigurado en el cuerpo de Geoffrey Rush. 

Poco, o nada, puede salvarse de esta mediocre película. Me temo que hemos perdido definitivamente al Alex Proyas que escribió y dirigió Dark City, una oscura y sugerente ucronía futurista, llena de buenas ideas y un sincero y refrescante sentido del "fantastique".

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

jueves, 7 de julio de 2016

bestefreunde / Best friends (2014)***

Dir: Jonas Grosch y Carlos Val
Int: Katharina Wackernagel, Sebastian Schwarz, Tina Amon Amonsen, Niels Bormann, Maria Matschke, Robert Beyer, Thelma Buabeng, Sabine Wackernagel, Helmut Mooshammer, Jochen Wenz, Johannes Klaußner, Robert Glatzeder.


Susi Q (Katharina Wackernagel) y su mejor amigo Mark (Sebastian Schwarz) trabajan como periodistas freelance, recorriendo el mundo a los treinta y tantos, y publicando sus experiencias en un blog. Viven al día, donde no existe el mañana y el objetivo es disfrutar del presente. Pero cuando Mark conoce a Vivian (Tina Amon Amonsen), la amistad se resiente. Él sienta la cabeza y el tiempo de diversión junto a Susi se reduce drásticamente. La pasión común por un periodismo libre y honesto, el gusto por viajar, las fiestas salvajes, las mujeres bonitas y la eterna discusión sobre el sentido de la vida han terminado. Pero Susi Q. no va a tirar la toalla tan fácilmente y hará lo indecible para recuperar a su mejor amigo. Incluso involucrar a Steffen (Niels Bormann), un padre soltero al que ella siempre consideró un tipo aburrido, y a la hija pequeña de este: Marie Lou (Maria Matschke). 

El alemán Jonas Grosch (que dirige con éste, su tercer largo) y el aragonés Carlos Val (que debuta en el largo, pero ya firmó en el pasado tres interesantes cortometrajes titulados El iglú, en 2007, Tengo un secreto, en 2008, y Dios va a votar, en 2014) han logrado estrenar reciéntemente este trabajo en Zaragoza, en una serie de sesiones en las que el propio Carlos Val ha estado presente, para abrir un debate final con el público asistente. 

Como el propio realizador aragonés comentaba es una película pequeña, con mínimas pretensiones, aunque hay que añadir que el guión, escrito conjuntamente por Grosch y Val, le ha permitido a la reconocida actriz alemana Katharina  Wackernagel lucir sus cualidades camaleónicas. Asume un personaje que tiene mucho de toda una generación de "jóvenes" europeos a los que les ha costado (o directamente no lo han hecho todavía) ajustarse a los modos convencionales de la vida en el universo neoliberal del capitalismo rampante. Una puesta en escena que combina una cámara ágil, de gran inquietud y dinamismo, para las escenas del pasado inmediato de la pareja protagonista (Susi Q y Mark), y otra más convencional desde el punto de vista formal que, además, hace derivar el film hacia una comedia de enredo ya muchas veces vista. Es verdad que se atreve a romper con lo establecido en un final que, lógicamente, no puedo ni debo desvelar, pero el conjunto es perfectamente asumible por un público medio que no sea exigente.

Personalmente me sabe mal, aunque no deja de reflejar una cierta realidad, que la actividad de estos periodistas se parezca, al menos por lo que muestra el film, a unas vacaciones de personajes ociosos y poco o nada comprometidos con una sociedad, la europea, que está pidiendo a gritos cambios profundos en los planteamientos socioeconómicos, pero que está siendo adormilada (narcotizada) por la engañosa filosofía de los neoconservadores (como han demostrado las últimas elecciones en nuestro país), disfrazados de perfectos demócratas, pero con toneladas de corrupción y latrocinio bajo sus caros y elegantes ropajes.

Esta película y otras tantas hechas por "jóvenes" parecidos a Mark y Susi Q, parecen vivir en un limbo que les permite seguir jugando al audiovisual, sin profundizar mediante sus creaciones en la realidad que nos acucia. Sólo de refilón, aparecen algunas ideas, algunas situaciones, pero parece que la consigna es huir del cine comprometido...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

miércoles, 6 de julio de 2016

ARTIGRAMA Nº 30





La revista Artigrama, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, ha dedicado su número 30 al cartel. Se trata de un monográfico que se ha denominado así: El cartel, medio de publicidad y propaganda.

El monográfico contiene siete artículos que establecen un indispensable estado de la cuestión sobre el cartel y sus valores artísticos, antropológicos e históricos.

El primero, "El cartel, medio de publicidad y propaganda", de Mónica Vázquez Astorga, funciona a modo de introducción, glosando los contenidos generales del monográfico.

El segundo, "El cartel taurino como documento antropológico. Publicidad y propaganda para el mantenimiento del "orden público", de Begoña Torres González, hace un pormenorizado recorrido de carteles en un amplio espectro temporal (de 1833 a 1939), estudiando por igual textos e imágenes, logra una interpretación lúcida a cerca de la significación real de las corridas de toros y de su influencia en los modos de ser y de comportarse del hombre y de la sociedad española. Por cierto, lo cinematográfico, utilizándose la imagen de Charlot (Charles Chaplin) ya tiene presencia en un cartel de toros de 1918, también analizado en el estudio.

El tercero, "El cartel publicitario, instrumento de creatividad artística (algunos trazos entre la Belle époque y los años 60 del siglo XX)", de Mª del Mar Lozano Batolozzi, deja claros los valores estéticos del cartel, citando algunos autores y obras. Quiero destacar especialmente los nombres de Rafael de Penagos (1889-1954), magnífico pintor, dibujante e ilustrador que desde el art decó, nos dejó también algunos bellos trabajos para el cine (por ejemplo el del programa de mano de Agustina de Aragón, la película de Florián Rey, de 1928); o los de Alfredo Rostgaard,  que como todos los de la escuela cubana fueron muy sensibles al fenómeno cinematográfico; ilustrado,.por ejemplo, en el cartel para Todo para vender (Wszystko na sprzedaz, 1969), film de Andrzej Wajda, no estrenado en España en su momento.


El cuarto, "Imágenes en guerra. Las muchas vidas del cartel político republicano español de 1936 a 1939", de Javier Pérez Segura, que inevitablemente se detiene en el caso del valenciano Josep Renau (muy dedicado también al cartel de cine), uno de los mejores grafistas españoles, al servicio de la publicidad (y la propaganda) y además muestra un cartel político y cinematográfico, al mismo tiempo, como el de Sierra de Teruel (L´Espoir, 1945), film de André Malraux (y Boris Paskine), firmado por el prestigioso diseñador francés Bernard Lancy.





El quinto, "El cartel de cine en España a través de sus creadores", de Roberto Sánchez López, repasa la trayectoria de algunos prestigiosos diseñadores de carteles de cine, desde los años veinte hasta el presente: César Fernández Ardavín (Vinfer, 1883-1994), Josep Renau (1907-1982), Josep Soligó Tena (Soligó, 1910-1994), Francisco Fernández Zarza (1922-1992), Macario Gómez Quibus (Mac, 1926), José María Cruz Novillo (Cruz  Novillo, 1936), Iván Zulueta (1943-2009), Javier Mariscal (1950), Clara León (1978), Carlos López del Rey (Carlos Vermut, 1980), e Iñaki Villuendas (1973).

El sexto, "Carteles de ferias y fiestas en Aragón (1940-2015), de Josefina Clavería Julián, analiza la gráfica aragonesa y su evolución al servicio de eventos y celebraciones locales en Zaragoza, Huesca y Teruel. 

El séptimo, "El cartel turístico en España. Desde las iniciativas pioneras del Patronato Nacional de Turismo, hasra los comienzos del desarrollismo", de Francisco Lázaro Sebatián, un intrincado y brillante recorrido por los carteles que "vendían" España, como lugar de vacaciones, festividades y celebraciones, en la que se comprueba la evolución de tendencias artísticas aplicadas a la publicidad.

La sección Varia, como viene siendo habitual no descuida el universo cinematográfico e incluye dos artículos estrechamente ligados a esa temática: "Fábricas de cine. Apuntes sobre la arquitectura industrial en el Séptimo Arte", de Rafael García García, un oportuno y exhautivo repaso (estupendamente ilustrado) de los decorados industriales en el cine; y "Semblanza de Eduardo Ducay Berdejo (Zaragoza, 1926-Madrid, 2016)", de Amparo Martínez Herranz, necesario homenaje a uno de los imprescindibles cineastas aragoneses, un tanto olvidado, quizá por su dedicación a la producción, pero al tiempo decisivo creador, impulsor de proyectos como Tristana (1969), de Luis Buñuel, El bosque animado (1987), de José Luis Cuerda, o la serie La regenta (1995), de Fernando Méndez Leite. 

Los resúmenes de Tesis doctorales, también hacen evidente el buen trabajo que en la docencia e investigación de la Historia del Cine se está realizando en el Departamento de Historia del Arte. Así lo demuestran el trabajo de Enrique Mora Díez, "Pedro Almodóvar y la risa popular hispana. Tradiciones y transiciones; y el de Ana Puyol Loscertales, "El periodo formativo de Man Ray. Historia cultural, técnica e ideología. Bases para su concepto estético y cinematográfico", ambas dirigidas conjuntamente por Agustín Sánchez Vídal y Amparo  Martínez Herranz.


Roberto Sánchez

martes, 5 de julio de 2016

Capitán Kóblic (2016)****

Dir: Sebastián Borensztein
Int: Ricardo Darín, Oscar Martínez, Inma Cuesta, Marcos Cartoy Díaz.



El hombre que intentaba volar lejos de su pasado

Firma esta película Sebastián Borensztein, director curtido en series y telefilmes de la televisión argentina que, tras la estupenda Un cuento chino (2011), también interpretada por Darín, nos entrega ahora este Capitán Kóblic.  

Borensztein nos introducen en una historia que se desarrolla en tiempos de la dictadura militar argentina liderada por el general Videla a finales de la década de los 70. Durante esos tiempos más que turbulentos, Thomas Kóblic, un capitán de la Armada interpretado por Ricardo Darín, abandona el ejército y busca pasar desapercibido en un lugar apartado del campo denominado Colonia Helena. Pero la sombra de la dictadura es alargada y, allí, un terrible comisario de policía llamado Velarde (magnífico el actor Óscar Martínez) impone su propia ley "a sangre y fuego" mientras realiza negocios turbios con el amparo de la jerarquía militar. Con los llamados "vuelos de la muerte" como telón de fondo, la corrupción, la lucha por el poder..., la maldad humana en definitiva (que exhibe su vileza y saca a la luz lo peor de ese ser bípedo y racional denominado hombre) son temas fundamentales de esta estupenda película de Sebastián Borensztein.



En cuanto a su principal protagonista, Ricardo Darín, un actor que no para de trabajar y que tiene ya pendiente para 2017 el estreno de La cordillera. que dirigirá Santiago Mitre, y que ha realizado también en este año Nieve negra (de Martín Odara, 2016), que se puede decir de él a estas alturas. Tras habernos entregado recientemente un gran papel en Truman (Cesc Gay, 2015), así como en la fabulosa Relatos salvajes (dirigida por Damián Szifron en 2014), este actor, que nos maravilló con filmes como El aura (2005)  y Nueve reinas (2000), ambas de Fabián Bielinsky; El hijo de la novia (2001), El mismo amor la misma lluvia (1999), ambas dirigidas por Juan José Campanella , o Kamchatka (2002, Marcelo Piñeiro), sigue en  plena forma y parece estar viviendo un segundo esplendor en su madurez interpretativa. Junto a él y, dándole la réplica, un magnífico Óscar Martínez, interpretando al oscuro y ladino comisario Velarde y nuestra bella Inma Cuesta, que también se luce junto a estos pesos pesados. 

Sin truculencias ni excesivos dramatismos, Capitán Kóblic nos cuenta todo a la perfección. Con sutileza, sin abuso de diálogos; con escenas en las que los silencios son tanto o más elocuentes que las conversaciones. Con unos actores solventes que transmiten credibilidad a cada paso , y con una Inma Cuesta que, con perfecto acento argentino, pone un peldaño más en su carrera ascendente como actriz demostrando que, además de una incontestable belleza, posee también talento y una fotogenia que enamora la lente de la cámara. Con todo ello, como digo, Borensztein, con un pulso narrativo firme y utilizando bien los resortes del thriller, construye una historia y un film que, ahora mismo, con los calores veraniegos encima y las pantallas plagadas de películas de animación y filmes insustanciales, se constituye en una de las mejores opciones para disfrutar en la sala de cine de eso mismo, cine de calidad. 

Totalmente recomendable este Capitán Kóblic.


Gonzalo J. Gonzalvo.

-Aragonia-