jueves, 31 de marzo de 2016

Mustang (2015)***

Dir: Deniz Gamze Ergüven
Int: Erol Afsin, Ilayda Akdogan, Doga Zeynep Doguslu, Elit Iscan, Ayberk Pekcan, Günes Sensoy, Tugba Sunguroglu. 


Guión escrito por la francesa Alice Winocourt y la joven turca Deniz Gamze Ergüven (nacida en 1978). Es su primer largometraje como directora, aunque tiene experiencia previa como actriz y realizadora de dos cortometrajes en 2006.

En un pequeño pueblo, al norte de Turquía, cinco hermanas huérfanas de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años pasan el verano en un jardín paradisíaco de risas y juegos inocentes sobre las olas del Mar Negro con los chicos de la escuela. Sin embargo, la condición de la mujer en el país no tardará en provocar rumores de inmoralidad y escándalo de las jóvenes, así que sus familiares, a través de la abuela y el tío, deciden hacerse cargo del asunto; esto es, prepararlas y precipitarlas hacia su destino de futuras esposas.

La película no pierde su aire de ensueño, de juego poético, ni siquiera en los momentos de mayor oscuridad –y les aseguro que no faltan. Deniz Gamze Ergüven ha logrado una película luminosa, llena de energía, pero que no oculta la situación de las mujeres en su país (Turquia), que pretende haber superado el tradicional desdén hacia los derechos de la mujer, pero parece no poder escapar a la ola reaccionaria y tradicionalista que está tan presente en el mundo islámico actual. 

Hay que reseñar, además, el buen trabajo de las jóvenes actrices turcas: Günes Sensoy (Lale), Doga Zeynep Doguslu (Nur), Tugba Sunguroglu (Selma), Elit Iscan (Ece) e Ilayda Akdogan (Sonay). Su inocencia, sus ganas de vivir, sus ansias de libertad se convierten en algo contagioso y vibrante que no debería ser truncado por un modo de entender la religión salvaje, primitivo y que indica lo peligroso que resulta aferrarse a ciertas tradiciones, por muy intocables y sagradas que parezcan. 




Roberto Sánchez

-Aragonia-

lunes, 28 de marzo de 2016

Luces de París (La ritournelle, 2014)***

Dir: Marc Fitoussi 
Int: Isabelle Huppert, Jean-Pierre Darroussin, Michael Nyqvist, Pio Marmaï, Marina Foïs, Audrey Dana, Anaïs Demoustier, Clément Métayer, Jean-Charles Clichet. 


Una pareja insólita formada por Brigitte (Isabel Huppert) y Xavier (Pierre Darroussin), son ganaderos y crían vacas de la raza charolaise,  llevan una vida centrada en la cría de sus excepcionales reses ganadoras de concursos, vacas, bueyes y toros y un hijo que quiere estudiar circo en París.

En eso consiste la vida de esta pareja, ya mayor, que necesita un soplo de aire fresco para mantener viva la llama de su amor.

Tras una escapada a París de la mujer, a la que sigue sin que ella lo sepa el marido, la protagonista habrá vuelto a sentirse deseada y valorada por un hombre.

Es el quinto largometraje de Marc Fitoussi que también ha escrito el guión, con la colaboración de Sylvie Dauvillier, una comedia con ligeros toques dramáticos y una realización bastante plana, casi de estilo televisivo. Los dos protagonistas absolutos son Huppert y Darroussin que salvan de la mediocridad esta historia de amor otoñal a la francesa.

Una simple aventura de vacas, toros y bueyes.

  

Roberto Sánchez
Antonia Bordonada.

-Aragonia-

viernes, 18 de marzo de 2016

El amor es más fuerte que las bombas (Louder Than Bombs, 2015)**

Dir: Joachim Trier 
Int: Jesse Eisenberg, Gabriel Byrne, Isabelle Huppert, Devin Druid, David Strathairn, Rachel 
Brosnahan, Amy Ryan, Ruby Jerins



Cine de autor con demasiadas pretensiones   


Co-producción entre Noruega, Francia y Dinamarca, dirigida por el noruego Joachim Trier (al parecer emparentado en grado lejano con el también director danés Lars Von Trier). El amor es más fuerte que las bombas nos habla de Isabelle Reed, una fotógrafa de guerra de prestigio mundial (perfectamente interpretada por la maravillosa Isabelle Huppert), su marido e hijos. Su inesperada y prematura pérdida (y no precisamente en un conflicto bélico de los que ella cubría con alto riesgo para su persona), producirá distintas maneras de encajar esa tragedia en las vidas de su marido-viudo (Gabriel Byrne) y de sus dos hijos varones, uno de ellos aún inmerso en la problemática adolescencia. 

Partiendo de esta premisa, Trier (también co-guionista junto a su inseparable Eskil Vogt) que comenzó con Procter (2002), un extraño cortometraje, thriller de apenas veinte minutos, y se dio a conocer en 2006 con el largo Reprise, no logra alcanzar aquí el impacto y calidad que había logrado con su anterior  trabajo Oslo, 31 de agosto (2011), interesante drama con las drogas como telón de fondo que fue nominado al César a la mejor película extranjera en 2012 y también seleccionado en la sección oficial a concurso en Cannes. 

El amor es más fuerte que las bombas se erige en un drama frío, nórdico e introspectivo,  con ínfulas bergmanianas, que intenta también beber de otros cineastas referentes más actuales, 
como el cine de Richard Linklater y su premiada “Boyhood” (Momentos de una vida, 2014). Trier no tiene ni mucho menos el encanto y la profundidad de Linklater, aunque el tratamiento narrativo y visual de algunas secuencias desde diversos planos y puntos de vista de los personajes es de lo más interesante... Eso y la suerte de haber contado con actores de la talla de Gabriel Byrne e Isabelle Huppert, que aunque bastante desaprovechados en manos de este director,  con su veteranía y buen hacer, sostienen el filme de principio a fin logrando que este no se desmorone. Junto a ellos, el siempre sólido David Strathairn y Jesse Eisenberg (protagonista de la controvertida La red social, dirigida por David Fincher en 2010). También, un jovencísimo Devin Druid (el adolescente problemático), que logra apropiarse con carácter de algunas secuencias y en el que ya se fijó hace algunos años el director Todd Solondz para incorporarlo a Wiener Dog (2010). A ver que va haciendo en el futuro este muchacho de inquietante mirada acerada y azul.

A Gabriel Byrne, hemos podido verlo en excelentes filmes ya míticos como Sospechosos habituales (Bryan Singer, 1995) o Enemigo público (Tony Scott, 1998). Y qué decir de la Huppert. Esta maravillosa actriz francesa, ha trabajado con Marco Ferreri, los hermanos Taviani, Bertrad Tavernier, Benoît Jacquot, Michael Haneke (espléndida en La pianista, es decir poco); François Ozon, Godard y, por supuesto, con el gran Claude Chabrol en numerosas ocasiones. Aprovecho pues esta ocasión para rendirle un pequeño homenaje y testimoniar mi mayor admiración hacia ella y hacia sus excepcionales trabajos fílmicos. 

El amor es más fuerte que las bombas, título que se hace tan largo como el propio filme del director noruego (y no crean, no tiene un metraje superior a la media), encarna a ese tipo de cine con excesivas pretensiones de autoría, que se queda en un correcto ejercicio cinematográfico sin más, y que gracias a la calidad de sus actores y actrices (también está muy bien la madura Amy Ryan en un papel corto pero intenso) mantiene el tipo a duras penas.

Gonzalo J. Gonzalvo.

-Aragonia-

Cien años de perdón (2015)***

Dir: Daniel Calparsoro
Int: Rodrigo De la Serna, Luis Tosar, Raúl Arévalo, Patricia Vico, José Coronado, Joaquín 
Furriel, Marian Álvarez, Luciano Cáceres, Luis Callejo, Joaquín Climent.

Una mañana lluviosa, seis hombres disfrazados y armados asaltan la sede central de un banco en Valencia. Lo que parecía un robo limpio y fácil pronto se complica, y nada saldrá como estaba planeado. Esto provoca desconfianza y enfrentamiento entre los dos líderes de la banda, “El Uruguayo” (Rodrigo de la Serna) y “El Gallego” (Luis Tosar). Pero, ¿qué es exactamente lo que buscan los atracadores? 

¿Qué es lo que busca Daniel Calparsoro en su cine? La respuesta está en los modelos genéricos actuales del cine norteamericano hacia los que Calparsoro lleva tiempo aproximándose. Cine de acción, thriller policíaco, sobre todo. 

Es cierto que en sus inicios intentó hacer un retrato en profundidad de los que se mueven en los márgenes de la legalidad y más allá, e incluso intentó profundizar en la psicología esos seres  marcados por la violencia  –como en Salto al vacío (1995), Pasajes (1996), A ciegas (1997) o Asfalto (2000)-, en Guerreros (2002) e Invasor (2012), se acerca a otro género casi inexistente en España, el cine bélico, al que le añade algunas cuestiones de denuncia antimilitarista, que no debieron sentar muy bien a algunos sectores del poder;en todo caso de 2008 a 2010 trabaja en series televisivas que no tienen continuidad y en 2013 estrena Combustión, un lamentable intento de imitar, a la española, el modelo de la franquicia norteamericana The Fast and The Furious (en marcha desde 2001).

Ahora, ha tenido más éxito con Cien años de perdón. Su lejano modelo es Plan oculto (Inside Man, 2006), de Spike Lee, un "atraco perfecto", con una serie de giros sorpresivos en el argumento y en la resolución que, esta vez, Calparsoro ha resuelto con solvencia, apoyándose en el guión de Jorge Guerricaechevarría (habitual colaborador de Álex de la Iglesia). Para la operación ha tenido el buen criterio de escoger varios actores argentinos (Rodrigo De la Serna, Joaquín Furriel o Luciano Cáceres) y a algunos españoles que se desenvuelven sorprendentemente bien en el género como Luis Tosar (bien lo sabe Daniel Monzón y su Celda 211o José Coronado (en sus trabajos para Enrique Urbizu).

Con todos esos mimbres ha elaborado una película bastante entretenida, con elementos de humor negro que encajan muy bien. Hay, además, mínimas referencias a la situación que vivimos en cuanto a la corrupción política y económica (mira por donde la acción transcurre en Valencia) y una critica implícita al funcionamiento de los servicios secretos y más cosas, pero todo está bien envuelto en situaciones que son claramente ficcionales y en las que predomina la idea de potenciar el desarrollo de la acción genérica, muy por encima de cualquier planteamiento reflexivo o de crítica en profundidad.

Roberto Sánchez




-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

martes, 15 de marzo de 2016

La chica danesa (The Danish Girl,2015)***

Dir: Tom Hooper. 
Int: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Matthias Schoenaerts, Amber Heard, Ben Whishaw, 
Sebastian Koch, Victoria Emslie, Adrian Schiller, Richard Dixon, Paul Kerry, Helen 
Evans, Michael Gade Thomsen, Alicia Woodhouse.


Cuando la identidad está encarcelada 

Viendo La chica danesa uno piensa: "qué difícil tiene que ser vivir siendo una mujer encarcelada en el cuerpo de un hombre o viceversa”. El filme de Tom Hooper nos cuenta la historia y la relación de dos artistas, de dos pintores: el matrimonio compuesto por Einar (Eddie Redmayne) y Gerda Wegener (Alicia Vikander). Dos seres complejos unidos por el arte y también por el amor. Dos vínculos que, a pesar de las dificultades, les mantendrán unidos hasta el final del camino que hayan de recorrer juntos. Como toda película candidata a los cotizados Oscar, La chica danesa (con guión de Lucinda Coxon sobre una novela de David Ebershoff), tiene una ambientación exquisita (con el español Paco Delgado nominado por segunda vez en la categoría de mejor vestuario), una estupenda música compuesta por el gran Alexander Desplat y una notable dirección artística que también mereció la candidatura a la dorada estatuilla. Nominados también estaban (como mejor actor y actriz respectivamente), Eddie Redmayne y la sueca Alicia Vikander (a la  sazón, flamante nueva novia de Michael Fassbender, cosa que muchas y muchos le perdonarán aún menos que haberse llevado el Oscar), aunque para mí el trabajo de ambos difiere en niveles de calidad, rozando la perfección la Vikander (merecido premio) y cumpliendo simplemente Redmayne que, desde luego, queda muy alejado de las cotas que, no hace mucho, le dieron a él el Oscar cuando se metió en la piel del eminente físico Stephen Hopkins.
 
En papeles similares y, comparativamente, me parece muy superior la interpretación que en el filme francés Une nouvelle amie (François Ozon, 2014) realizaba el actor Romain Duris. Entre el filme de Ozon y el de Tom Hooper habría una gran brecha en cuanto a matices y riqueza del personaje transgenérico, lo que hace que el filme de Ozon llegue a emocionar al espectador y el de Hooper resulte en algunos momentos excesivamente recargado y barroco.  

Todo lo que en Duris era sutileza y realismo es afectación y exceso de poses forzadas en el trabajo de Redmayne que, a pesar de ser un buen actor, no logra hacernos ver a esa “Lily”, sino que lo seguimos viendo a él, a Redmayne, disfrazado y maquillado de mujer, no logrando despegar artísticamente de un círculo plano del que no logra salir. No obstante, como digo, “La chica danesa” es un producto con una envoltura lujosa e impecable en las formas (de no ser así no hubiese entrado en la lista de filmes nominados a los Oscar), pero su contenido no logra trascender ni emocionar al espectador (salvo que sea de lágrima fácil). Aún así, estamos ante una película de una factura muy digna, estéticamente muy bella. Lo que ocurre es que, el arte, no es sólo una hermosa estética, es algo más. Y cinematográficamente, La  chica danesa no pasará desde luego a los anales de las grandes películas del séptimo arte.

Gonzalo J. Gonzalvo.

-Aragonia, Palafox-

viernes, 11 de marzo de 2016

Vulcania (2015)**

Dir: José Skaf
Int: Aura Garrido, Rubén Ochandiano, José Sacristán, Jaime Olías, Sílvia Abril, Ana Wagener, 
Miquel Fernández, Francesc Pagès, Ginés García Millán, Andrés Herrera, Borja Espinosa, 
Andreu Castro, Joan Carles Suau, Ignasi Vidal

Jonás (Miquel Fernández), que acaba de perder a su familia en lo que parece un atentado ¿terrorista?– con bomba, trabaja en la fundición de un peculiar pueblo-estado. Ahí conoce a Marta (Aura Garrido), con la que comparte tragedia y de la que intentará sacar información sobre lo realmente sucedido. Su descubrimiento sacudirá los cimientos de la comunidad. Descubriremos pronto que nuestros protagonistas viven en un entorno cerrado sobre si mismo; un lugar llamado Vulcania, una suerte de estado totalitario que controlan unos pocos dirigentes a su antojo. 

Cuatro  cortometrajes (dos documentales para la televisión y dos de ficción independientes) es el bagaje de José Skaf, un joven director (nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1978). La historia de Vulcania está escrita por él,  junto a Diego Soto, quien ha firmado también el guión definitivo.

En realidad estamos ante una distopía al estilo "Orwelliano" (por George Orwell el autor de la inquietante novela 1984), pero simplificando y esquematizando de tal modo las situaciones que todo termina por resultar demasiado superficial. La propuesta metafórica es igualmente tan evidente aquello de comparar lo que ocurre en Vulcania con el mundo real en el que resulta apabullante el poder manipulador del estado neocapitalista que  casi nos hace sonrojar. Solo el buen trabajo de actores sostiene algo la trama que resulta un tanto burda y especialmente en la resolución final, en la que además se hace patente una grave escasez de presupuesto. No es seguro que con más dinero el film alcanzara más calidad, ya que su guión deja demasiados aspectos fundamentales en el aire, pero sospecho que hubiera condicionado menos algunas escenas y el diseño de producción.

Con todo, resulta una curiosidad genérica, medianamente llevadera, dada la escasa atención que el cine español ha prestado a este subgénero de la fantasía y la ciencia ficción.

Roberto Sánchez 


-Aragonia-

domingo, 6 de marzo de 2016

¡Ave, César! (Hail, Caesar!, 2016)**

Dir:Joel Coen, Ethan Coen

Int: Josh Brolin, George Clooney, Ralph Fiennes, Tilda Swinton, Channing Tatum, Scarlett Johansson, Alden Ehrenreich, Frances McDormand, Jonah Hill, Christopher Lambert, Clancy Brown, Wayne Knight, Dolph Lundgren, Patrick Fischler, Robert Picardo, David Krumholtz, Fisher Stevens, Emily Beecham, Fred Melamed.


En el Hollywood de los años 50, uno de los grandes estudios pretende hacer una gran superproducción de romanos protagonizada por una gran estrella (George Clooney), pero el actor es secuestrado durante el rodaje por un grupo de "guionistas comunistas" dispuesto a todo...

Los hermanos Coen llevan una trayectoria muy destacada en el complejo mundo de Hollywood. Esta película que nos transporta a los dorados años 50 es una parodia sobre el mundo de los Grandes Estudios, que quizá no sería demasiado disparatado  poner en relación con el mundo de la producción del cine actual. Lo cierto es que nadie, desde los productores, periodistas y cronistas, a los guionistas, pasando por las estrellas, todos ellos reinventados y al mismo tiempo reconocibles mitos de Hollywood, se libran de una mirada mordaz, pero que, sin embargo, tampoco resulta tan hiriente...Es como si todo estuviera impregnado de esa mirada indulgente, comprensiva, que ya en muchas otras ocasiones, ha acompañado a los personajes de los Coen, por muy disparatados (o directamente imbéciles) que parezcan.

No es ¡Ave, César! una película que tenga, ni por asomo, la categoría de algunas de sus obras maestras como Muerte entre las flores (1990) o Fargo, en su primera entrega cinematográfica (1996) o en su transfiguración en serie (2014-2017), en realidad pertenece a un grupo de historias que prefieren profundizar en planteamientos irónicos de apariencia más superficial, una especie de divertimentos que, en ocasiones, logran trascender su aparente inutilidad como en El gran Lebowski (1998) o en Un tipo serio (2009), pero que en ¡Ave, César! resulta un mero fuego de artificio, del que no pueden extraerse ni siquiera unas risas socarronas o medianamente inteligentes. 




Creo que ni los más acérrimos "creyentes" en el estilo de los Coen quedarán satisfechos...

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

La habitación (The Room,2015)****

Dir: Lenny Abrahamson. 
Int: Brie Larson, Jacob Tremblay, Joan Allen, William H. Macy, Megan Park, Amanda Brugel, Sean Bridgers, Joe Pingue, Chantelle Chung, Randal Edwards, Jack Fulton, Kate Drummond



La habitación del horror 

En algunas ocasiones el cine saca partido de forma brillante de historias desarrolladas en espacios concentrados y claustrofóbicos. Muestra de ello son filmes como la fabulosa La cabina (1972), del genial Antonio Mercero, la inquietante Cube (1997, Vincenzo Natali), la también “habitación del pánico” (2002, David Fincher) y la opresiva y más reciente Buried (2010, Rodrigo Cortés) triunfadora en USA y también de director español. En el caso de La habitación (2015, nos la cuenta Lenny Abrahamson), director irlandés de cine independiente que se dio a conocer en 2004 por Adam y Paul, una historia sobre dos toxicómanos y su dificultoso día a día. Tras su interesante Garaje (2007) y la inclasificable Frank (2014), llega ahora este trabajo en el que introduce directamente al espectador en una “habitación” de horror, miedo e incertidumbre con una naturalidad y riqueza de matices posibles gracias al excelente trabajo interpretativo de una madre (encarnada por Brie Larson, papel por el cual se ha llevado el Oscar a la mejor actriz) y un hijo (interpretado por un niño-actor fuera de serie llamado Jacob Tremblay, que sin duda va a ser una figura en el mundo del cine y que se merecía la nominación). 

En La habitación (que es cómo el niño llama a lo que para él es su hogar), madre e hijo intentan llevar una vida cotidiana dentro del infierno que supone un cautiverio y la privación de la libertad. Siempre a expensas de que algo inesperado y terrible pueda sucederles o que, incluso, si le sucede algo a sus captores queden encerrados de por vida.

La película tiene dos partes muy claramente diferenciadas, siendo la primera la más desasosegante y claustrofóbica. La segunda combina un arranque tipo thriller policial para derivar después hacia la óptica de las consecuencias psicológicas y sociales que una situación de este tipo puede suponer para las víctimas. La californiana Brianne Sidonie Desaulniers (nombre real de la actriz Brie Larson), es una todo-terreno a nivel artístico: guionista y directora de cortometrajes, fotógrafa y diseñadora de interiores. Joven y prometedora actriz que, a partir de ahora, habrá que seguir muy de cerca después de este excepcional trabajo. Junto a ella, estupendos secundarios como Joan Allen y el siempre solvente William H, Macy. Toda la historia está perfectamente hilvanada por Emma Donoghue, autora a la sazón de la novela en la que se cimenta lo narrado visualmente en este filme que, a pesar de su dureza, en ningún momento resulta truculento ni demasiado sensiblero o lacrimógeno, logrando un equilibrio tanto a nivel visual como emocional que muy pocas veces se consigue con esta perfección narrativa y actoral.

A pesar de introducirnos en un viaje a esa “habitación del horror”, el filme hace gala de tanta calidad y respeto hacia los personajes, que resulta perfectamente digerible por el espectador; algo que lo hace admirable a todos los niveles artísticos. Por todo ello, La habitación es una pequeña-gran película que demuestra que sin grandes presupuestos, cuando hay ideas, sensibilidad y talento, el arte y el buen cine está servido.

Gonzalo J. Gonzalvo




-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia-