jueves, 30 de agosto de 2018

Mudo (Mute, 2018)** Referencia esprés 7

Dir: Duncan Jones
Int: Alexander Skarsgård, Paul Rudd, Justin Theroux, Florence Kasumba, Noel Clarke, Daniel Fathers, Livia Matthes, Kirsten Block, Gilbert Owuor, Alexander Yassin, Eugen Bauder, Seyneb Saleh, Nikki Lamborn, Robert Nickisch, Anja Karmanski, Robert Sheehan, Levi Eisenblätter, Rosie Shaw, Luisa Wolf.


El ingés Duncan Jones sorprendió agradablemente a los aficionados a la ciencia ficción con su minimalista pero brillante Moon (2009), ahora, aún teniendo sobreabundancia de gráficos digitales que le permiten mostrarnos el Berlín del próximo futuro, el resultado está más cerca de una serie B policíaca excasa de ideas originales que de la excelencia creativa e imaginativa de Moon

Cuando su novia desaparece, Leo (Alexander Skarsgård), el barman mudo de un club nocturno, intenta descubir por todos los medios que le ha pasado a su pareja, adentrándose en el sórdido submundo de un Berlín futurista (año 2056), donde sus acciones hablarán sin necesidad de palabras. Leo es un amish que oculta un pasado traumático, y ahora está sinceramente enamorado de una "bailarina" del mismo club de alterne en el que trabaja. Esa es la mediocre sorpresa narrativa de este ensayo de cine negro futurista, a millones de años luz de cualquiera de las versiones de Blade Runner, que parece ser su referencia más clara. Un producto Netflix.

Roberto Sánchez

El muñeco de nieve (The Snowman,2017 )*** Referencia esprés 6

Dir: Tomas Alfredson
Int: Michael Fassbender, Rebecca Ferguson, Charlotte Gainsbourg, Jonas Karlsson, J.K. Simmons, Val Kilmer, James D'Arcy, Chloë Sevigny, David Dencik, Michael Yates, Jamie Clayton, Toby Jones, Sofia Helin, Ronan Vibert, Jakob Oftebro, Alec Newman, Silvia Busuioc.


Un guion elaborado por Hossein Amini, Peter Straughan y Søren Sveistrup a partir de la novela de Jo Nesbø, ha permitido al sueco Tomas Alfredson crear una nueva historia de cine negro "a la sueca", de gran perfección formal y brillante aprovechamiento de sus actores. Quizás no tenga una maquinaría tan ajustada como la de El topo (2011), su
aportación a las películas de espías (con John le Carré y su Tinker Tailor Soldier Spy, como fuente directa), pero es una más que digna aproximación al cine negro con asesino en serie incluido y nieve, mucha nieve. 

Un detective llamado Harry Hole (Michael Fassbender) investiga la desaparición de la madre de un niño. La única pista que  tiene es que su bufanda apareció colgada en un muñeco de nieve. Con la ayuda de Katrine (Rebecca Ferguson), una nueva policía, Harry tendrá que remover las aguas del pasado para conectar este nuevo caso con otros antiguos y así descubrir una verdad molesta para muchos, antes de la llegada de las nieves.

lunes, 27 de agosto de 2018

Ant-Man y la Avispa (2018)** Referencia exprés 5

Dir: Peyton Reed
Int: Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michael Douglas, Michael Peña, Michelle Pfeiffer, Laurence Fishburne, Walton Goggins, Judy Greer, Randall Park, David Dastmalchian, Hannah John-Kamen, T.I., Abby Ryder Fortson, Stan Lee.

Fue una pequeña decepción. No esperaba casi nada, pero en algún sitio me habían dicho que merecía la pena. La vocación de serie B ya estaba muy presente en la primera entrega de Ant-Man (2015), su equipo de guionistas (Edgar Wright, Joe Cornish, Adam McKay y el mismo Paul Rudd), junto al realizador Peyton Reed, conscientemente habían apostado por darle un aire desprejuiciado entre la comedia y el fantástico de bajo presupuesto pero, con todo, mejorando lo que podría ser una serie B Marvel del pasado. Por  supuesto, huyendo de la "cutedrad" de las series televisivas al estilo de La Masa (The Incredible Hulk1978-1982) con Bill Bixby), o de subproductos como Spiderman: El hombre araña en acción (Spider-Man Strikes Back, 1978), de Ron Satlof, todas de infausto recuerdo. 

Repite Peyton Reed en la dirección, y también el reparto protagonista de la primera Ant-Man, con los añadidos de prestigio de la Pfeiffer y Laurence Fishburne. Los guionistas son ahora Andrew Barrer, Gabriel Ferrari, Paul Rudd, Chris McKenna y Erik Sommers. Supongo que Rudd a vuelto a escribirse sus chistes y la tónica general es repetir el tono humorístico y algo macarra de la primera. La misión se cumple a medias, pero, con todo, tenemos una segunda entrega y la confirmación de que la saga Marvel sea por dónde sea y aprovechándose de todas las varientes genéricas tiene cuerda para rato. 

Lo que se nos cuenta en el film, en el Universo Marvel, tendría lugar después de los acontecimentos narrados en Capitán América: Guerra Civil, Scott Lang (Paul Rudd) lidia con las consecuencias de sus elecciones como superhéroe y padre. Mientras lucha por mantener un equilibrio entre su vida hogareña y sus responsabilidades como Ant-Man, se enfrenta a Hope van Dyne (Evangeline Lilly) y al Dr. Hank Pym (Michael Douglas) con una nueva misión urgente. Scott debe volver a ponerse el traje y aprender a luchar junto con La Avispa mientras el equipo trabaja en conjunto para descubrir secretos del pasado.

Roberto Sánchez. 

Jumanji: Bienvenidos a la jungla (2017)** Referencia esprés 4

Dir: Jake Kasdan
Int: Dwayne "The Rock" Johnson, Jack Black, Kevin Hart, Karen Gillan, Nick Jonas, Bobby Cannavale, Alex Wolff, Madison Iseman, Rhys Darby, Marc Evan Jackson, Morgan Turner, Ser'Darius William Blain, Missi Pyle, Maribeth Monroe, Colin Hanks. 

Esta historia, con guion de Chris McKenna, Erik Sommers, Scott Rosenberg y Jeff Pinkner, a partir del libro de Chris Van Allsburg tuvo un antecedente cinematográfico en lo que ya podemos considerar prehistoria del cine de entretenimiento juvenil: Jumanji (1995), de Joe Johnston, con Robin Williams, y Kirsten Dunst (entre otros). Aquella primera adaptación escrita por Jonathan Hensleigh, Greg Taylory Jim Strain me entretuvo bastante y me lleno de una inocencia infantil que ya era "inapropiada" para mi edad en ese momento. Además, supuso uno de los primeros pasos en la adaptación al cine de los conceptos de "videojuego" y "juego de rol". Quizás de un modo rudimentario, pero efectivo, trasladaba el espíritu de esas nuevas estrategias de entretenimiento juvenil e infantil y la convertía en una película que siempre he recordado con cierto cariño. Supongo que, más allá de los legítimos intereses para ganar dinero, Jake Kasdan y su equipo también recordaban con cierta nostalgia y cariño aquel producto, y desde el respeto han reconstruido y "modernizado" la historia, apoyándose en eficientes actores y estrellas del momento.




Sin entusiasmo, y quizás por que ya me estoy volviendo algo mayor, la película me ha resultado algo más pesada que el original de los noventa, pero reconozco que puede ser un entretenimiento válido para los más jóvenes. Al final decidí incluirla en estas referencias esprés.

Esta es la "suculenta" sinópsis que nos proponen: "Cuatro adolescentes son absorbidos por un videojuego, en el que se convierten en avatares de personajes arquetípicos. Allí vivirán múltiples aventuras, al tiempo que buscan cómo salir de allí para volver a su mundo".

Roberto Sánchez.

Purasangre (Thoroughbreds, 2017)****

Dir: Cory Finley
Int: Anya Taylor-Joy, Olivia Cooke, Anton Yelchin, Kaili Vernoff, Stephanie Atkinson, Daniel Martignetti, Paul Sparks, Francie Swift, Svetlana Orlova, Alyssa Fishenden.

Dos adolescentes muy peligrosas. 

A veces, en este espléndido arte visual y narrativo que es el cine, asistimos a un debut brillante y 
descubrimos a un director que, en principio, está llamado a ser un nombre a tener en cuenta y forjarse una sólida e interesante carrera. Este es el caso del también guionista y realizador Cory Finley que debuta en el largometraje con el trabajo que nos ocupa. Quédense con este nombre, porque ya tiene un segundo proyecto para el 2019, nada menos que con Hugh Jackman como protagonista, y que parece  será una comedia, aunque seguro que no exenta del humor negro que impregna a esta Purasangre. El título ya da muestras ese juego paródico, la ironía y la ambigüedad socarrona que caracteriza a este filme fresco y algo salvaje que, a caballo entre el thiller y la comedia negra, nos proporciona un “buen rato” en las salas pero, y esto es importante, cine de calidad formal exquisita, algo que se agradece en la cartelera veraniega, que pronto empezará a agitarse con nuevos estrenos de cara al otoño. 



En cuanto a  referencias (o citas, como prefieran), las tiene muy variadas, tanto respecto a títulos del cine clásico como del más contemporáneo. Para mí, las principales se encuentran en dos obras del maestro del suspense Alfred Hitchcock. Serían Crimen perfecto (1954)  y La soga (1948), filme en el que una pareja de jóvenes pretenden demostrar que, como reza el título anteriormente citado, el crimen perfecto sí existe. Dentro del cine más moderno, encontraríamos guiños al American Psycho (2000), de Mary Harron,  y, especialmente, a la brillante Funny Games (1997), del director austriaco Michael Haneke, en la que dos jovencitos (también varones como en La soga) se revelan como una pareja muy peligrosa. 



El título en español, aunque fiel al sentido, ha perdido el plural que sin duda alude a las dos 
jóvenes "purasangres" y a algo más... Cory Finley ha bebido sin duda de todos estos títulos antes citados, amén de más de una comedia gore y sangrienta de los ochenta y noventa como Braindead (1992), cuyo título en Español aclara un poco lo que queremos decir, Braindead: tu madre se ha comido a mi perro, la propia Criaturas celestiales (1994), ambas de Peter Jackson, o thrillers como Juegos salvajes (1998), de John McNaughton, o El padrastro (1987), de Joseph Ruben. 



Es admirable como un director y guionista debutante que tan solo tiene en su haber el guion del cortometraje Sauna (2017), junto a Charlie Polinger (que lo dirigió), además de un episodio para OK TV, una serie USA sobre "Celebritys" en la que aparece él mismo, haya sido capaz de estructurar, rodar y narrar con la precisión milimétrica y el talento visual de un director consumado. Cory Finley forma parte de “Youngblood”, colectivo de realizadores "Indies" que rondan los treinta años de edad. 



Y, si de juventud y talento va la cosa, hay que citar sin duda a las dos actrices protagonistas de esta película: Olivia Cooke y Anya Taylor-Joy. La primera de ellas, inglesa, nacida en 1993 en Oldham (North West England), actriz prodigio fichada cuando hacía teatro, que posteriormente, ha actuado en cortos y series de televisión como Bates Motel y, recientemente, en el taquillazo Ready Player One (2018) del mago Spielberg. A Anya Taylor Joy, nacida en 1996 en Miami (Florida, USA), la mezcla de razas de sus progenitores le ha proporcionado una belleza de adolescente perversa con una mirada capaz de paralizar, con esos enormes ojos, a cualquier ser bípedo que se le ponga delante. Con 22 añitos y un físico de escándalo, unido a un considerable talento interpretativo, la buena de Anya, impactó mundialmente con el soberbio filme de terror La bruja (2015), de Robert Eggers, que le granjeó con 19 añitos el Premio Gotham a la mejor actriz revelación. Después, la fichó M. Night Shyamalan para su filme Múltiple (Split, 2016), uno de los más recientemente impactantes  sobre asesinos en serie. Glass (Cristal), el nuevo bombazo del director hindú que se espera con ansia para enero de 2019, también ha contado con ella. Un filme que está despertando mucha expectación desde ya un año antes de su fecha de estreno. Yo, si tenía ganas de verla, ahora aún más.



Tanto Olivia como Anya están espléndidas, y la fuerza y el magnetismo de Purasangre sin duda les debe mucho a ambas. Un acierto de casting y un tanto más para el avispado Cory Finley. Amanda (Olivia Cooke) y Lily (Anya Taylor-Joy) traban una extraña relación de 
dependencia y admiración mutuas, que las llevará a una morbosa espiral de violencia. 

Un filme impregnado de un humor morboso, cínico y soterrado, y que consigue un resultado más que apreciable e impactante. Habrá que seguir muy de cerca a este director y guionista. 

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia-

viernes, 24 de agosto de 2018

Kingsman: El círculo de oro (2017)** Referencia exprés 3


Dir: Matthew Vaughn
Int: Taron Egerton, Colin Firth, Julianne Moore, Mark Strong, Halle Berry, Pedro Pascal, Channing Tatum, Jeff Bridges, Elton John, Bruce Greenwood, Emily Watson, Edward Holcroft, Hanna Alström, Sophie Cookson, Michael Gambon, Poppy Delevingne, Björn Granath, Samantha Womack, Tom Benedict Knight, Alessandro De Marco.

Guion de Matthew Vaughn y Jane Goldman a partir de los personajes creados para el cómic por Dave Gibbons y Mark Millar. Segunda parte cinematográfica de esta parodia "sucia" del mito Bond, filtrada por la visión del cómic un tanto salvaje (pero elegante) de Gibbons y Millar. Por otro lado, el británico Matthew Vaughn está fuertemente vinculado a las conexiones cine-cómic, bien sea como productor, guionista o director de unos cuantos títulos que lo identifican con ese género en alza, por ejemplo: Kick-Ass: Listo para machacar (2010) o X-Men: Primera generación (2011).

No ha tenido tanta fortuna aquí como en Kingsman: Servicio secreto (2014), la primera de la serie, pero la película resulta entretenida si no se es muy exigente. Pues eso, para pasar un rato... 

Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo... algo que está convirtiéndose en una especie de hábito para Eggsy.

Roberto Sánchez.

El secreto de Marrowbone (2017)***Referencia exprés 2

Dir: Sergio G. Sánchez
Int: George MacKay, Mia Goth, Charlie Heaton, Anya Taylor-Joy, Matthew Stagg, Kyle Soller, Nicola Harrison, Tom Fisher.

Producida por J. A. Bayona y con un trabajo excelente, una vez más, en el guion por parte de Sergio G. Sánchez, que ha sido el responsable de escribir ya, entre otras, El orfanato (2007) y Lo imposible (2012), de J. A. Bayona, Fin (2012), de Jorge Torregrosa, y Palmeras en la nieve (2015), de Fernando González Molina. Como director sólo tenía la experiencia previa de tres cortometrajes y el largometraje para la televisión Las manos del pianista (2008). 

De nuevo, un excelente trabajo que se mueve con precisión en el código de las casas encantadas, con pocos personajes bien dibujados y una eficiente puesta en escena muy deudora del clasicismo narrativo anglosajón. Un inquietante thriller que curiosamente profundiza en el sentido del terror sin abusar de él... 

Cuatro hermanos, temiendo que les separen tras la muerte de su madre, se esconden del mundo en su abandonada granja, un lugar cuyas viejas paredes esconden un terrible secreto...

Roberto Sánchez

The Equalizer 2 (2018)***

Dir: Antoine Fuqua
Int: Denzel Washington, Pedro Pascal, Bill Pullman, Melissa Leo, Ashton Sanders, Jonathan Scarfe, Sakina Jaffrey, Lexie Roth, Caroline Day, Donald Cerrone, Abigail Marlowe, Alin Halajian, Annie Pisapia, Joseph Oliveira. 

El buen samaritano negro vuelve a la acción.
   
Decir Antoine Fuqua es sinónimo de buen cine de acción. Si además, a ese nombre le unimos el del actor Denzel Washington, el resultado es un cóctel tan ganador como explosivo. Ambos se conocen bien, y han trabajado juntos en más de una película con excelentes resultados. El mejor ejemplo es el éxito de crítica y taquilla que supuso Training Day (Día de entrenamiento, 2001), y que supuso el Oscar para Denzel al mejor actor. El señor Washington por entonces ya tenía en su haber la preciada estatuilla del séptimo arte por Glory (1989), de Edward Zwick, y a lo largo de su carrera ha estado nominado en siete ocasiones, la última de ella por la excelente Fences (2016), dirigida por él mismo, lo que da buenas muestras de su gran talento también para la dirección. 




Respecto a Fuqua, director norteamericano nacido en Pittsburgh en 1966, hay que decir que, desde los comienzos de su carrera como director, el thriller policíaco y de acción ha sido su género favorito, lo que le ha convertido en un auténtico especialista con títulos como Bait (2000), la ya citada Training Day, Shooter (2007), Los amos de Brooklyn (2009), Objetivo: La Casa Blanca (2013) y The Equalizer: El protector (2014), germen y origen del personaje de Robert McCall para la pantalla grande, un ex militar de élite y agente de inteligencia que, aparentemente retirado, lleva una vida tranquila hasta que, testigo de la injusticia y la brutalidad de los que viven en el lado del mal, no dudará en aplicar justicia para equilibrar la balanza. El personaje ya había aparecido en una serie para televisión creada por Michael Sloan y Richard Lindheim entre 1985 y 1989, protagonizada por Edward Woodward (un actor blanco, claro). Richard Wenk que escribió el guion de la primera entrega para el cine, repite en la segunda.




Es cierto que el subgénero de justicieros urbanos no es nuevo, y cuenta con una larga tradición y buenos títulos en el cine policíaco y de acción de los setenta y ochenta (ver el capítulo específico 5.3 dedicado a esto en el libro Balas, sirenas, patillas y jazz: las décadas del Neo Noir). Personajes como el inspector Harry Callahan encarnado por Clint Eastwood en Harry el sucio (1971), de Don Siegel, o el Paul Kersey interpretado por Charles Bronson en El justicero de la ciudad (1974), de Michael Winner, elevaron este subgénero del thriller a los altares con unas cifras de recaudación y un éxito de público envidiables. 

Pero la figura del justiciero que Antoine Fuqua y Denzel Washington han compuesto al alimón 
(con una evidente buena química y compenetración entre ambos), aunque bebe de las mismas raíces de los múltiples títulos de las décadas 60 a 80  (también de la misma fuente se nutre todo el cine de Tarantino, con el subgénero Blaxploitation incluido), es una evolución mucho más controlada, elegante y letal que supera a sus antecesores setenteros. Ambos, director y actor, son negros, por lo que el guiño al cine Blaxploitation de los setenta es evidente, pero quedando superadas las reivindicaciones y derivaciones sociales y políticas que este subgénero de directores y actores/actrices afroamericanos tuvo en su momento, y ello a pesar de que los conflictos raciales entre fuerzas del orden y población negra de las grandes ciudades de EEUU siguen de plena actualidad, por desgracia. 




En The Equalizer 2 (que a pesar de ser una segunda historia protagonizada por el personaje de Robert McCall podría ser perfectamente una primera, pues ambas se pueden ver y entender perfectamente por separado aun que tengan nexos de unión), Denzel Washington vuelve a encarnar a este “hombre tranquilo” pero duro (como el héroe del western que encarnó a la perfección John Wayne) que ejerce de buen samaritano para equilibrar la balanza entre el mal y el bien, que nunca va sobrado de un buen empujón en este mundo tan lleno de violencia y criminalidad. Al igual que los grandes filmes de justicieros de los sesenta y setenta, la saga de The Equalizer (no sé si habrá una tercera, pero desde luego el personaje da para ello) bebe pues mucho del héroe del western y de este género clásico, aunque las mayores dosis de acción  y violencia contribuyen a dotarlo de un ritmo y una potencia visual mayor. 



Una vez más, "El Ecualizador", se ha rodeado de personajes contundentes, interpretados por actores muy convincentes como Pedro Pascal, Ashton Sanders, Bill Pullman o Melissa Leo. 

Denzel Washington declaró recientemente en una entrevista, que había hecho esta segunda entrega de la saga debido a que era Fuqua quien la realizaba y también por la buena relación profesional y personal entre ambos. Yo creo que, debido al éxito de esta segunda entrega, tendremos al menos la posibilidad de disfrutar de nuevo una vez más de la calidad de este gran actor y de las electrizantes acciones de Robert McCall. Pienso que cerrar el personaje con una espectacular trilogía sería el broche de oro a estos dos grandes y entretenidos filmes de acción de Antoine Fuqua. Desde luego si les gusta el cine de acción con un protagonista de Oscar, no dejen de ir a ver de nuevo a Robert McCall y a ese gran actor (para mí el mejor actualmente y uno de los más capacitados de las últimas décadas) que es el señor Denzel Washington. Y es que, cuando se trata de apostar a la ruleta del cine de acción, apostar al negro (si estos dos pesos pesados están juntos) es ganancia segura.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

miércoles, 22 de agosto de 2018

Fahrenheit 451 (2018)***Referencia exprés 1

Dir: Ramin Bahrani
Int: Michael B. Jordan, Michael Shannon, Sofia Boutella, Laura Harrier, Lilly Singh, Keir Dullea, Chris Gleason, Martin Donovan, Grace Lynn Kung, Joe Pingue, Sean Jones, Dylan Taylor, Lynne Griffin, Saad Siddiqui.

Inicio con esta película una sección de referencias exprés a películas vistas pero no reseñadas en profundidad bien por haber transcurrido mucho tiempo desde su estreno, bien por haber sido vistas mediante medios alternativos, pero que merecen algo de atención.


Es un producto de HBO, estrenado 2018  en Cannes y no ha tenido de momento estreno en salas españolas.

Aceptable revisión de  la película de Truffaut, a cargo de Ramin Bahrani (de origen iraní pero nacionalidad norteamericana) que ha adaptado la obra de Ray Bradbury, con guion de Amir Naderi, director y guionista iraní que desde 1993 trabaja fuera de su país. El proceso ha sido de modernización, sin alterar el mensaje, aproximándolo a ciertos parámetros equiparables del control político y social que hoy se ejerce por medios infromáticos.




La trama a penas difiere del original literario y de la adaptación de Truffaut de 1966. Nos habla de Guy Montag (Michael B. Jordan), un bombero encargado de quemar los libros por orden del gobierno, tutelado de cerca por su superior el capitán Beatty (Michael Shannon). Un día conoce a Clarisse McClellan (Sofia Boutella), una chica que vive al lado de su casa, la cual le hace reflexionar acerca de si es feliz o no. Confuso, sobre si los libros son buenos o no, decide robar uno cuando van a quemar una casa. Días más tarde Clarisse desaparece y Montag inicia un camino de revelación y conocimiento. Nueva adaptación de la aclamada novela distópica de Ray Bradbury.

Roberto Sánchez

El rehén (Beirut, 2018)***

Dir: Brad Anderson
Int: Jon Hamm, Rosamund Pike, Mark Pellegrino, Dean Norris, Shea Whigham, Alon Aboutboul, Jonny Coyne, Larry Pine, Jay Potter, Ben Affan, Mohamed Zouaoui, Mohamed Attougui.

Aunque no sea una maravilla esta es una de las pocas películas veraniegas que pueden rescatarse en este aciago 
agosto de 2018. Los culpables de que así sea, son cuatro de los artífices de este thriller de espionaje cuyo título original, Beirut, da una pista fiable sobre los contenidos y escenarios del filme. Por orden de importancia hay que citar al guionista Tony Gilroy, al director Brad Anderson y a la pareja protagonista, algo atípica, formada por Jon Hamm y Rosamund Pike. 

Tony Gilroy, desde al año 2002, ha sido uno de los máximos responsables en construir la saga de Bourne (la publicidad, lógicamente lo destaca), pero además tiene en su haber algunas buenas películas como Michael Clayton (2007) o Duplicity (2009), las dos escritas y dirigidas por él, Rogue One. Una historia de Star Wars (2016), de Gareth Edwards, como miembro del equipo de guionistas capaces de generar la entrega más llevadera de una saga que parece interminable, o Nightcrawler (2014), de Dan Gilroy, como productor. 

Brad Anderson tiene firmados como realizador más de 40 trabajos, desde 1995, incluyendo episodios de series y largometrajes. Aunque siempre algo irregular, destacan sus largometrajes Session 9 (2001), El maquinista (2004) y La última llamada (2013), y entre las series, sus doce episodios de Fringe (2008-2011), los dos de Treme (2010-2011) y otros dos más de Boardwalk Empire (2010-2011).




Jon Hamm, difícilmente podrá quitarse de encima a Don Draper, el atractivo personaje de la serie Mad Men (2007-2015), del que ha aprovechado para Mason Skiles, su peligrosa afición al bourbon y otros destilados, además de su prestancia de estrella clásica de Hollywood. 





La británica Rosamund Pike, magnífica en Perdida (2014), de David Fincher, tiene un papel más oscuro, el de la "agregada de la embajada" Sandy Crowder, pero pronto es capaz, con sutileza, de convertirse en una cómplice eficiente de Mason Skiles (el mencionado Jon Hamm), un importante diplomático estadounidense que abandonó el Líbano en la década de los 70 tras un trágico incidente para volver diez años más tarde, reclamado por la CIA, y estar de vuelta a un Beirut devastado por la guerra y con una misión que sólo él puede cumplir. 




El buen trabajo de Gilroy y Anderson logran el milagro de convertir los tópicos genéricos en un buen entretenimiento que nos lleva de viaje a aquel conflicto enquistado del Libano, su guerra civil y el interminable enfrentamiento árabe-israelí. El papel de los agentes norteamericanos, no es demasiado modélico y, en ese sentido, cumple con una de las normas no escritas de las historias de espionaje al ser capaz de mostrarnos las dobleces de un oficio que deja de lado la ética y pretende implantar la lógica de la guerra sucia, en la que todo es válido para cazar al "terrorista" o al "enemigo". 




El otro protagonista incuestionabledel film es la ciudad de Beirut, la del título original, una ciudad fundada 5000 años antes de Cristo, una de las más refulgentes del Oriente Próximo durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX, que todavía hoy está restañando las heridas de una terrible y larga guerra civil que estalló en 1975, y de los cruentos y despiadados bombardeos sufridos por parte de los "amigos" israelitas en diferentes conflictos a lo largo de los años ochenta. Quizás, lo único que he hechado en falta para redondear esta película es una mayor contextualización histórica, resuelta con unas pocas imágenes de archivo justificativas, ya al final del filme, que nos dejan con ganas de completar un puzle, necesariamente inacabado,...,otra vez será... 

Pues eso, entretenida película de espías que aliviado algo la vulgaridad de la cartelera de agosto...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

lunes, 20 de agosto de 2018

Llenos de vida (Place publique, 2018)****

Dir: Agnès Jaoui
Int: Agnès Jaoui, Jean-Pierre Bacri, Léa Drucker, Kévin Azaïs, Nina Meurisse, Sarah Suco, Héléna Noguerra, Miglen Mirtchev, Frédéric Pierrot, Eric Viellard, Olivier Broche.          

Porque la vida está llena de sorpresas

Cuando uno se ve inmerso en un acto social multitudinario (una boda o celebración diversa con muchos invitados), aquello es como una “plaza pública” (título original en francés) donde (quien más quien menos) se exhibe o es observado, aunque intente pasar desapercibido. En este sentido, el título de la última película estrenada de la directora y actriz Agnès Jaoui (es su quinto largometraje como directora) le va como anillo al dedo. Ignoro qué sentido tenía cambiar su título original por el que han optado en España, pero ya me niego a entender las obtusas razones de los cretinos que toman estas decisiones absurdas sólo basadas en sus criterios de “márketing”. 



Agnès Jaoui ha escrito también el brillante guion de esta tragicomedia o comedia dramática (como ustedes prefieran, algunos incluso han acuñado el término “dramedia” para referirse a este tipo de historias) junto con Jean Pierre Bacri. Un guion que da vida a una historia coral de múltiples personajes que encaja pieza a pieza en un puzle teñido de un humor irónico y corrosivo. En el reparto la acompaña el propio Bacri y, junto a ellos, la siempre impecable y efectiva Léa Drucker, amén de un elenco de actores y actrices secundarios franceses que cumplen a la perfección su cometido. 

La historia (o mejor dicho, las historias) que se nos presentan en esta “plaza pública”, están en muchos casos entrelazadas al estilo Vidas cruzadas de Robert Altman (Short Cuts1996), otro puzle humano que tan bien plasmó el realizador norteamericano en los años noventa. Amores, desamores, traiciones, celos, desavenencias, peleas y venganzas se alternan y se entremezclan en un escenario y una situación “a priori” idílica: una celebración en plena campiña francesa, a media hora de París y en un entorno privilegiado. Piscina, jardines y una gran casa que estrena Nathalie (Léa Drucker), la productora de un exitoso programa de televisión. Nathalie conserva amistad con un tal Castro (Jean-Pierre Bacri), el que fue presentador estrella de la cadena (invitado de honor) y que ahora, a pesar de su cochazo, su chófer y su atractiva y actual amante (la guapa chica del tiempo de la cadena), vive a disgusto y refunfuñando continuamente su decadencia física y profesional. Castro, idealista (al igual que Nathalie) en sus tiempos de juventud, ha evolucionado como un mal vino hacia un pragmatismo que lo ha sumido en un cinismo vital que le hace desconfiar de todo y de todos. Helène (Agnès Jaoui), hermana de Nathalie y, a la sazón, ex-mujer de Castro, también está invitada a una macro fiesta que se va desmadrando por momentos (hay también ahí ciertos guiños a la mítica El guateque, de Blake Edwards de 1968) y que provoca la animadversión y el enfado creciente de unos agricultores vecinos que, según sus propias palabras, “deben madrugar mucho para atender a sus animales y a sus cultivos”. 



A través de todas estas historias entrelazadas hay varios temas más que se introducen en la película: la crisis de la madurez y la decadencia física que ésta conlleva a través del envejecimiento; la confrontación y el contraste entre el mundo de la juventud (sin experiencia vital pero con una pujanza, energía y osadía a prueba de bombas), con su horizonte vital extenso, y esa madurez cuajada de experiencia pero que va encaminada sin remedio hacia una vejez inapelable con todo lo que ello conlleva (soledad, achaques, enfermedad, etc.). A pesar de reflejar todo esto, no es una visión excesivamente amarga la que nos ofrece la directora francesa. Tampoco está exenta de cierto pesimismo y amargura, pero precisamente por eso, creo que Jaoui se ha valido de la comedia y del humor para transmitirnos todo ello de un modo que hace que el tránsito y la digestión sean más dulces. 



Como no me canso de repetir en mis artículos, el cine francés goza de un nivel artístico y actoral más que notable y, desde luego, bastante por encima que el de otras cinematografías europeas. 

Con Llenos de vida, la realizadora Agnès Jaoui ha construido un filme tan sencillo como brillante. Una fábula actual y universal sobre la vida con muchos mensajes y enseñanzas, que logra divertirnos y hacernos cómplices de su ironía y de su fino humor. Un filme redondo, divertido e inteligente que, desde luego, disfrutarán todos aquellos que todavía consideran al cine como un instrumento artístico para narrarnos de un modo visual, con ingenio y sabiduría, historias que definen y caracterizan a ese extraño ser que, por otra parte, no me sorprende que tenga cabreado a ese planeta que llamamos tierra. 

Gonzalo J. Gonzalvo

-Pudo verse en Aragonia-

Dos mujeres (Sage femme, 2017)***

Dir: Martin Provost
Int: Catherine Frot, Catherine Deneuve, Olivier Gourmet, Quentin Dolmaire, Mylène Demongeot, Pauline Etienne, Audrey Dana, Marie Paquim.

Duelo de actrices: La vida en estado puro.           

"Mujer prudente”, sería la traducción literal del título original francés de esta producción posibilitada gracias a la alianza de France 3, Curiosa Films y Versus en 2017 que llega ahora a nuestras pantallas (afortunadamente también en V.O.). El título elegido para España se apoya de manera evidente en las dos mujeres protagonistas del filme, a la sazón dos grandes actrices. Una de ellas, Catherine Deneuve, la gran dama del cine francés. Un mito viviente que ha trabajado con directores de la talla de Jacques Demy, Roman Polanski, Agnès Varda, Luis Buñuel, François Truffaut, Marco Ferreri, Jean Pierre Melville, Robert Aldrich, Tony Scott...y podríamos seguir hasta que se nos secase la garganta. Respecto a Catherine Frot, es cierto que ni por edad, ni por filmografía, puede compararse su trayectoria con la de la Deneuve, pero su camino dentro del cine francés (de la mano de directores como Cédric Klapisch, Xavier Giannoli, Francis Veber o Denis Dercourt), la ha consolidado como una actriz muy a considerar dentro del cine galo actual. 



Dos mujeres nos narra una historia dual pero partiendo de la primera de ellas, Claire (Catherine Frot), una comadrona solitaria, seria y con carácter, que ama su oficio, su soledad y su independencia por encima de todo, pero que ve como el mundo que ella ha conocido (como le ocurre a muchas personas que han alcanzado la cincuentena) está cambiando hacia algo que no le gusta. De repente, a su ordenada vida llega Béatrice (Catherine Deneuve), una antigua amante de su padre, ya fallecido, rebelde y caótica, que contrasta frontalmente con ella y revoluciona su día a día. Como le ocurría a Don Quijote y a Sancho Panza, ambas sufren (como bien apuntó el especialista Martín de Riquer), una fagocitación, aunque en este caso, la “quijotización” que sufre la realista Claire por parte de la idealista Béatrice, es mucho mayor que la posible “sanchificación” de ésta por parte de la eficaz comadrona.



Dos mujeres es, por tanto, una película de eminente peso femenino (aunque también hay hombres, en especial en la vida de Claire, encarnados por el hijo y el amante casual de ésta). Un filme en el que este duelo de personajes femeninos se plasma en el duelo interpretativo de las actrices que encarnan la Frot y la Deneuve. La historia, aunque dramática, se nos narra por parte de Martin Provost (su sexto trabajo) con la habitual elegancia y sensibilidad a que nos tienen acostumbrados los directores y directoras franceses. Provost ya nos ha mostrado otros excelentes retratos femeninos en Séraphine (2008), El vientre de Juliette (2003) o Violette (2013). No en vano, el cine es un arte visual que ellos crearon de la mano de los hermanos Lumière, y en el caso del buen cine francés (que también lo hay malo, como en todos lares), no cabe duda de que la veteranía es un grado. 

Dos mujeres no es un tipo de cine para quien busque adrenalina y devorar palomitas. Ese público sufrirá lo indecible con este otro cine que apuesta por una visión  intimista, que nos narra historias vitales, que nos hace reflexionar sobre el paso del tiempo y sobre nuestra propia vida. Porque eso es lo que hace y lo que logra tanto este filme, como otro reciente estreno de la directora Agnés Jaoui que será analizado en breve en mi próximo artículo (Llenos de vida/Place publique en Francia), y que les adelanto que me ha gustado igual o más que éste de Provost. 

Tengo que confesar que, desde siempre, me ha encantado el cine francés, tanto en su faceta del tratamiento del género negro (que ellos también inventaron con el “cinema noir”), como en las inteligentes comedias y dramas que directores ya míticos como François Truffaut, Godard, Bresson o el gran Claude Chabrol, han plasmado con multitud de obras maestras imprescindibles para entender este séptimo arte que llamamos cine. 

Si les gustan las historias humanas narradas con sensibilidad, inteligencia y calidad artística, sin duda disfrutarán con estas “dos mujeres”. Y es que, a veces, es bueno pararse y degustar un cine que permite tomarse un tiempo para la reflexión. De adrenalina y comedias insulsas y estúpidas ya va sobrada la cartelera veraniega.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Palafox-