lunes, 25 de julio de 2016

La correspondencia (2016)*

Dir: Giuseppe Tornatore

Int: Jeremy Irons, Olga Kurylenko, Shauna Macdonald, Darren Whitfield, Simon Meacock, Jerry Kwarteng, James Bloor, Rod Glenn, Stuart Adams, Anna Savva, Florian Schwienbacher, Colin MacDougall, Patricia Winker, Simon Johns, Jean-Luc Julien, James Warren.


Amy (Olga Kurylenko) es una estudiante de astrofísica que además tiene como oficio el de especialista de cine para
escenas de acción, y Ed (Jeremy Irons), su profesor, es toda una eminencia en la materia de las estrellas. Están locamente enamorados y mantienen una relación a distancia comunicándose mediante correspondencia en todos sus formatos, es decir, incluyendo los nuevos medios tecnológicos. Un día Ed desaparece misteriosamente, pero sus mensajes de amor siguen llegando. Amy emprenderá entonces un viaje en busca de la verdad, donde se reconciliará con su pasado y su presente. 










Giuseppe Tornatore, el director de Cinema Paradiso (1988), tiene en sus manos (además es el guionista) un artefacto atractivo, una  atrevida historia de amor que supera los límites del tiempo y que en potencia tiene muchas posibilidades. Los protagonistas (Irons y la Kurylenko) se entregan con pasión a los personajes, y hasta se elaboran sus personajes con referencias paralelas a su actividad real como actores (Irons, ligado a directores de culto muy valorados por la crítica; y la Kurylenko, cercana a películas de acción y ciencia ficción/fantasía), pero a los 20 minutos (más o menos) cualquier misterio e intriga se han terminado. La película sufre un tremendo atasco del que ya no  sale hasta un final que tarda en llegar demasiado.

La progresión dramática o los giros inesperados en la acción no deben ser del gusto de Tornatore. No exagero al decir que la idea plasmada en este largometraje de 1 hora y 56 minutos se hubiera podido contar en 10-15 minutos, sin traicionar ni alterar demasiado la línea argumental. Imaginen la cantidad de "paja" que ha tenido que colarnos Tornatore.

En definitiva, una penosa decepción. Habrá que esperar a que el director siciliano pueda ofrecernos un disfrute equivalente a aquel lacrimógeno Cinema Paradiso, dónde su sentido del melodrama estuvo más afinado. 

Roberto Sánchez

-Aragonia, Cervantes-

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