domingo, 5 de febrero de 2017

La autopsia de Jane Doe (2016)***

Dir: André Øvredal
Int: Emile Hirsch, Brian Cox, Ophelia Lovibond, Michael McElhatton, Olwen Kelly, Jane Perry, 
Parker Sawyers.


Cuando la muerte hace trampas        

El director noruego André Øvredal se estrenó en la dirección en el año 2000 con Future Murder, un filme en co-dirección con un tal Norman Lesperance del que nunca más se supo. Tuvieron que pasar diez años para que nos entregase su segundo trabajo, Troll Hunter (2010), filme que dentro de una temática fantástica explotaba ya los recursos del falso documental. Tras realizar en el 2016 el cortometraje El túnel (también en Noruega), salta a la producción anglosajona en ese mismo año y con un reparto internacional con esta La autopsia de Jane Doe. Una película que comienza claramente como un falso documental y que, poco a poco, va derivando hacia el fanta-terror con una historia de brujería y culto al mal bastante más convencional, apoyada en una buena planificación y efectos especiales y visuales. 



Una pequeña morgue recibe el cadáver de una bella y desconocida joven que ha fallecido sin que se sepa la causa. Dos forenses (padre e hijo) intentarán averiguarlo mediante el análisis y disección de su cadáver. Esta es la premisa argumental de la que parte el debut anglosajón de Øvredal, que se apoya en la subtrama de tensiones paterno-filiales (excelentes el veterano Brian Cox, bien acompañado en la réplica por el joven Emile Hirsch) que van aflorando conforme avanza la autopsia de esta “Juanita Nadie” (interpretada por una hermosa y hasta ahora también desconocida Olwen Catherine Kelly), que es como deben llamar a los cuerpos femeninos que llegan a la morgue sin identificación alguna. Esta película desarrollada en interiores claustrofóbicos (a ver a quien no le resulta agobiante una morgue situada en un sótano) se apoya en cuatro actores (los dos forenses y la novia del más joven más la fallecida Jane) y en el suspense. Paulatinamente, los resortes más típicos del género van surgiendo, aunque es una película que sabe usar muy bien también los silencios y los sonidos. Es sorprendente lo siniestro y aterrador que puede llegar a resultar el sonido de una campanilla en la soledad nocturna de un depósito de cadáveres. 



En esta historia de terror sobrenatural, Øvredal sin duda bebe de más de una referencia, la principal y más directa es para mí El vigilante nocturno (1994), un filme que se basaba más en el suspense que en el terror efectista, dirigido por un compatriota nórdico Ole Bornedal, filme que tres años más tarde volvería a redirigir para USA el mismo Bornedal. Yendo algo más atrás, tenemos la extraña Terror en la morgue (The Boneyard, 1991, James Cummins), donde tres cadáveres en principio inofensivos de unas niñas orientales se convertían en unos demonios carnívoros, otra referencia que sin duda no pasó desapercibida para Øvredal. De 2005 es Mortuary, filme bastante flojo del director de culto Tobe Hooper, autor de la mítica La matanza de Texas (1974) que explora el mismo territorio de las morgues para causar miedo. Por último, la fallida The Morgue (2008, Holder Gomes, Gerson Sanginitto), catastrófico filme que sólo tendría en común el lúgubre escenario en el que se desarrollan los hechos. Con todas estas referencias,  Øvredal construye un filme que funciona, con una primera parte de un ritmo pausado, más propio como digo del género de suspense e incluso del thriller criminal,  apoyado en la enigmática e inerme belleza de esa preciosa Jane Doe de la que nada sabemos y en el sólido dúo actoral masculino. La oscuridad, los sonidos, los silencios y las sombras que acechan, nos van conduciendo a un desenlace sobrenatural no exento de un humor socarrón y muy negro que adorna su broche final. 

Por todo ello, La autopsia de Jane Doe  es un filme que gustará a los amantes del género de terror (recibió el Premio especial del Jurado en el Festival de  Sitges 2016) y que, sin duda, entusiasmará a los que disfrutan  con el subgénero de las películas de morgues y funerarias. 

Gonzalo J. Gonzalvo 

Se estrenó en Aragonia.

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