lunes, 13 de febrero de 2017

Moonlight (2016 )****

Director: Barry Jenkins
Int: Trevante Rhodes, Naomie Harris, Mahershala Ali, Ashton Sanders, André Holland, 
Alex R. Hibbert, Janelle Monáe, Jharrel Jerome, Shariff Earp, Duan Sanderson, Edson 
Jean. 


Barry Jenkins es un director afronorteamericano, nacido (en 1979) y criado en Miami. Monnlight es su segundo largometraj, después de Medicine for Melancholie (2008), su debut después de dos cortometrajes previos, que no he podido ver. 

Este realizador ha utilizado parte de sus propias experiencias vitales  para escribir un guión que, además, parte de una historia previa de Tarrell McCraney. Se desarrolla en tres actos, aplicando una estructura dramática de origen teatral (Jenkins es también dramaturgo), pero yendo mucho más allá. Su manera de contar tiene mucho más que ver con algunos directores europeos que con el estilo que predomina ahora mismo en su país, aunque  desde luego ha visto los primeros trabajos de Spike Lee y se aprecia su influencia en algunos movimientos de cámara y en ciertas estéticas comunes.  

En la primera parte conocemos a Little (Alex R. Hibbert), el niño que, conviviendo con una madre adicta (espléndido trabajo de Naomie Harris) y siendo acosado por sus compañeros, entabla amistad con Juan, un traficante interpretado por Mahershala Ali, el actor más famoso del reparto gracias a su papel en la serie House of Cards. Como adolescente (Ashton Sanders), conoce a Kevin (Jharrel Jerome), el protagonista de una amistad que se transforma en un amor romántico y sexual obstaculizado por un ambiente marcado por la violencia. En el tramo final, se le conoce por otro apodo, Black (Trevante Rhodes) y después de pasar por la cárcel, parece haber seguido los pasos de Juan, la única persona que se acercó a él con cariño y ternura, y en cierta medida fue el único modelo paternal que tuvo en una infancia muy dura.


De entrada, es muy raro que un director negro se decida a contar una historia en la que la homosexualidad juege un papel tan importante. Desde luego ayuda que él mismo sea homosexual,  pero solo con eso no queda explicado el brillante trabajo que ha sacado a sus actores y la delicada, sensible y cuidada realización. Para mi gusto, le faltan algunas cualidades más para ser la obra maestra que una buena parte de la crítica especializada ha creido ver en ella, ya que la tercera parte me resulta algo morosa y poco expresiva, pero después de todo, el tono adoptado desde el inicio es muy eficiente para contarnos su infancia y adolencencia, aunque al final el obligado salto temporal hacia la madurez sea demasiado breve y termine por quebrar y hacer demasiado monótono un ritmo por otro lado, insisto, muy estudiado y que viene muy bien para transmitirnos algunos momentos de tensión psicológica que atraviesa Little/Chiron y que traspasan literalmente la pantalla, golpeándonos  por sorpresa...


Es de un cuidado y delicadeza extremas el trabajo del director de fotografía y cámara James Laxton, brillante también la composición musical de Nicholas Britell, y la selección de temas muy variados que van de Mozart (en ocasiones distorsionado intencionadamente por Britell), pasando por el rap y el soul, hasta la bella versión de Cucurrucucú Paloma, interpretada por Caetano Veloso (ya la usó Almodóvar) y a un tema soul titulado Hello Stranger, de Barbara Lewis, cuyo sentido ayuda bastante a entender la evolución de la relación entre Black y Kevin, ya en su madurez...


No deberían perdérsela, el cine realizado por los negros norteamericanos tiene una indiscutible nueva figura, y, en este caso, apuesta por la sensibilidad y el buen gusto, por un cine de gran calidad.

Roberto Sánchez  

-Aragonia-

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