miércoles, 11 de enero de 2017

Silencio (2016 )***

Director: Martin Scorsese
Int: Andrew Garfield, Adam Driver, Liam Neeson, Ciarán Hinds, Issei Ogata, Tadanobu Asano, Shin'ya Tsukamoto, Ryô Kase, Sabu (AKA Hiroyuki Tanaka), Nana Komatsu, Yôsuke Kubozuka, Yoshi Oida, Ten Miyazawa.


Rodrigues (Andrew Garfield) y Garrpe (Adam Driver) son dos jesuitas portugueses dispuesos a ir al Japón para localizar al que fuera su mentor, el padre Ferreira (Liam Neeson), del que han dejado de llegar noticias a Europa. Estamos en el siglo XVII y los cristianos lo tienen muy difícil en un Japón, cuyos dirigentes ven en la difusión de este credo religioso un peligro social y político. Por esa razón actúan de una manera especialmente violenta sobre los europeos y sus propios súbditos convertidos a la fe católica e intentan, además, que los sacerdotes cristianos renieguen de sus creencias. 

Chinmoku (1971), de Masahiro Shinoda, fue la primera adaptación al cine de esta novela en cuya escritura intervino directamente el mismo Shusaku Endo (1923-1996), uno de los más destacados novelistas japoneses que, mira por donde, era católico. 



Martin Scorsese siempre ha estado muy interesado en reflexionar sobre el sentido de la culpa, el arrepentimiento y el perdón, sobre la creencia en la carismática idea de Cristo, en su sacrificio por la humanidad, y ya lo había afrontado de modo muy directo en La última tentación de Cristo (1988), con un guión de Paul Schrader, según la novela de Nikos Kazantzakis.

Sabemos que llevaba unos años intentando hacer su propia adaptación de la novela de Shusaku Endo y ahora lo ha logrado, junto a su habitual colaborador Jay Cocks. En sus 2 horas y 41 minutos intenta mostrarnos el calvario que los jesuitas tuvieron que pasar en Japón, pero también la fe inquebrantable (y un tanto absurda) de algunos de los convertidos, dispuestos al martirio. También, y en buena medida debido al excelente trabajo de Andrew Garfield (con gran actividad en los últimos tiempos), descubrimos el terrible conflicto interior del Padre Rodrigues, acosado por las dudas, esperando una señal de este Dios silencioso que parece no reaccionar ante la muerte y tortura de sus seguidores.






No es extraño que Scorsese se sintiera atraído por la historia, intentando ser muy fiel al libro, aportando, quizás, una visión algo más críptica, mostrándonos el sufrimiento y las dudas, pero dejando, a pesar de todo, un mensaje final muy claro con relación a su postura frente a la creencia religiosa, y en especial la fe católica.

Más allá de ciertos arrebatos místicos, estamos ante un filme especialmente sobrio. Que no rehuye mostrarnos la suciedad y la pobreza de los campesinos japoneses, enfrentados con resignación cristiana a la crueldad, violencia y desprecio de sus señores que, por cierto, se apoyan para lograr convencer de la renuncia de los Padres jesuitas en ideas y planteamientos cercanos al budismo. 




Scorsese, de modo consciente, huye del pictórico expresionismo de otras de sus películas, y recurre a tonos grisáceos y opresivos, brillantemente captados por el director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto, que nos envuelven y aproximan a la terrible vivencia de estos cristianos en tierra extraña.

Roberto Sánchez  

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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