miércoles, 7 de diciembre de 2016

La doncella (Ah-ga-ssi, 2016)***

Dir: Park Chan-wook
Int: Ha Jung-woo, Kim Min-hee, Jo Jin-woong, Kim Tae-ri, Moon So-ri, Kim Hae-suk



Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. Una joven, Sook-hee (Kim Tae-ri), es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko (Kim Min-hee), que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de un tirano. Sook-hee guarda un secreto, y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés, planea algo para Hideko. 

Los  guionistas Park Chan-wook y Jung Seo-kyung han tomado como punto de partida para su historia la novela erótico / policíaco / feminista Fingersmith (Falsa identidad, en su edición española) de la británica Sarah Waters. Aunque han respetado su estructura básica, han introducido un cambio fundamental al trasladar la acción a la Corea ocupada por los japoneses, creando un diálogo (a veces literal) coreano-japonés de ida y vuelta que deja claras las ambivalentes relaciones de amor-odio entre los dos pueblos.




Contar la historia desde varias perspectivas no es novedoso en la historia del cine.  Desde Orson Welles y su Citizen Kane de 1941, ya han sido muchos los cineastas que han logrado con éxito manipular el tiempo y espacio narrativos mediante la magia del cine. Sí resulta novedoso hacerlo con un relato erótico no especialmente brillante, y trascenderlo de ese modo hacia consideraciones estéticas que, curiosamente, no apuestan por el morbo, sino por la delicadeza y el cuidado coreográfico de sus siempre ritualizadas puestas en escena. Por supuesto el director de Old Boy (2003) o Sympathy for Lady Vengeance (2005), no renuncia a su peculiar sentido del humor (¿sádico?) y a un juego paródico que siempre ha estado presente en un cine que tiene numerosos seguidores en occidente como quedó ratificado en el éxito que supuso su exhibición en el reciente festival de Cine de Sitges.


Aunque resultaba difícil extraer algo positivo de la mediocre novela de Sarah Waters, Park Chan-wook ha sido capaz de construir una muy hábil estructura (¿habrá tenido que ver algo el cine de Tarantino, por otro lado tan atento a la cinematografía oriental?), logrando una entrega total de sus actores (en especial de las actrices Kim Tae-ri y Kim Min-hee), y una sugerente forma de contarnos la misma historia tres veces, variando con agilidad los puntos de vista. 

Una sofisticada forma de narrar sólo al alcance de unos pocos, que consiguió que esta historia tópica y poco novedosa, se me pasara en un suspiro a pesar de las 2 horas y 24 minutos que dura la función.


Roberto Sánchez


-Aragonia-

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