viernes, 5 de enero de 2018

Wonder Wheel (La noria de Coney Island) (2017)***

Dir: Woody Allen
Int: Kate Winslet, Justin Timberlake, Juno Temple, James Belushi, Max Casella, Michael Zegarski, Tony Sirico, Marko Caka, Jack Gore, Dominic Albano, Evin Cross, Debi Mazar, Brittini Schreiber, Geneva Carr, Steve Schirripa, Matthew Maher.

Esta vez la cita con Woody Allen es en Coney Island. Una historia anbientada en la década de 1950. El joven Mickey Rubin (Justin Timberlake), un apuesto salvavidas del parque de atracciones que quiere ser escritor, nos cuenta la historia de Humpty (Jim Belushi), operador del carrusel del parque, y de su esposa Ginny (Winslet), ahora camarera que en el pasado intentó ser actriz. Ginny y Humpty pasan por una crisis en su relación matrimonial porque además del problema de Humpty con el alcohol que le hace violento, ella se ve envuelta en una aventura amorosa y, por si fuera poco, la vida de todos se complica cuando aparece Carolina (Juno Temple), hija de Humpty en un matrimonio anterior, que está huyendo de un grupo de mafiosos.

De entrada, dejar claro que la regularidad y constancia de Allen tiene sus pros y sus contras. Por un lado, se agradace la dósis anual de su cine, por otro hay que reconocer que de vez en cuando el producto es de una menor calidad. Wonder Wheel tiene un constante lastre: su evidente teatralidad, nunca resuelta (quizás de forma intencionada). El trabajo con los actores es excelente en algunos casos (brilla, como siempre, la británica Kate Winslet), y es algo titubeante en el caso de Timberlake (¿quizás no da mucho más de sí el cantante-actor?).




Un aspecto muy atractivo es el retrato crudo, sin concesiones, de sus personajes. No hay miradas complacientes. En esta película predomina la visión dramática de la pasión amorosa, una mirada ácida de los verdaderos sentimientos de unos seres humanos que intentaron escapar del pozo en el que el destino los situó y cuyos intentos por salir de su oscuridad se quedaron en la nada. Con unos mínimos resquicios de luz, Ginny (la verdadera protagonista de esta historia) desea y reinventa una historia de amor...Curiosamente, y creo que con un acierto pleno, Allen utiliza los servicios del italiano Vittorio Storaro, quizás uno de los maeastros del color en la fotografía cinematográfica para retratar esa oscuridad interior. Una vez más, Allen practica el juego del contraste. Una historia que pedía las sinuosas sombras del melodrama clasico de los años cuarenta y cincuenta, fotografiado en blanco y negro, con sus sombras y luces contrastadas, adquiere un tratamiento de colores saturados, en ocasiones, o de rendido homenaje a las pinturas de Edward Hopper, cuando el tono se vuelve más apastelado e intimista.



Lo dicho, un "Allen menor", pero de recomendable visión si se compara con el nivel medio de la  producción norteamericana. Una película sorprendemente incisiva y tan poco complaciente con sus personajes como la genial Match Point (2005), que sigue siendo su obra maestra de las últimas décadas.


Una curiosidad, pero que nos ilustra bastante de por dónde va el cine como negocio, es la producción de este filme por parte de Amazon Studios, filial del gran portal de ventas en internet, dedicado desde hace unos años, no sólo a la comercialización, sino a la producción de todo tipo de productos audiovisuales (cine y televisión). Para Amazon, Woody Allen dirigió y escribió la serie Crisis en seis escenas (2016),  seis capítulos  de 23 minutos de duración. que todavía no he podido ver, pero que promete más historias de amores fracasados, ahora con un mayor predominio de la comedia y ambientadas en los años sesenta en Estados Unidos.

Roberto Sánchez

-Aragonia, Palafox-

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