jueves, 11 de enero de 2018

El gran showman (2017)**

Dir: Michael Gracey
Int: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya, Rebecca Ferguson, Diahann Carroll, Fredric Lehne, Yahya Abdul-Mateen II, Isaac Eshete, Katrina E. Perkins, John Druzba, Shawn Contois, Ethan Coskay, Jamie Jackson.

Aunque toma de prestado algunos detalles de la biografía de Phineas Taylor Barnum (1810-1891), un empresario circense estadounidense que fundó el "Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus", conocido como "el mayor espectáculo en la tierra", esta película no es otra cosa que un musical que intenta seguir los pasos del Moulin Rouge (2001), de Baz Lurhmann, pero lo único que logra es un rancio ejercicio kitsch.

Cualquier atisbo de profundizar en la biografía de este personaje, con abundantes luces y sombras, y en el mundo del circo, se ha disuelto en un planteamiento que solo busca el entretenimiento facilón. Hay que reconocer que Hugh Jackman es un actor capacitado para el género (lo hizo muy bien en Los miserables, la versión cinematográfica de Tom Hooper, en 2012) y brilla con luz propia en su creación de un fantástico y "disneyano" P. T. Barnum.


Debo confesar que me atreví a verla por que el tráiler ofrecía ciertas referencias que me recordaban a Freaks (1932), de Tod Browning, una obra maestra del cine de terror,ambientada en el mundo del circo. La decepción, en esa línea, ha sido monstruosa. Estamos ante una película que apuesta por el lado más blando y complaciente, adoptando un tono de musical almibarado, que poco a nada se atreve a entrar en el lado oscuro de un espectáculo que apostó por mostrar a los diferentes, por exponerlos al público, y convertirlos en un rentable negocio.



Michael Gracey debuta en la dirección y demuestra no tener ningún tipo de personalidad. Está claro que se ha contado con él por su experiencia previa en los trucajes digitales (en ese campo, sí tiene experiencia) y probablemente para evitar cualquier riesgo en la realización. Por cierto, la simpleza de su puesta en escena está a punto de arruinar algunas secuencias ciertamente espectaculares.

Sólo se la recomiendo a aquellos que sean capaces de desconectar su intelecto, retornar a la inocencia y dejarse llevar por el repertorio de luces y colores concebido entre el buen director de fotografía, el irlandés Seamus McGarvey, y el propio director, que hasta esta película no era otra cosa que un cualificado responsable de efectos visuales. 

De todos modos, anden con cuidado, productos tan edulcorados como este, pueden ser dañinos para la salud por diversas razones. Pueden hacerles olvidar que el mundo real es tremendamente cruel y pueden sufrir una gran decepción, si a alguien se le ocurre rascar algo la superficie de este espectáculo aparetemente inane, al descubrir un mundo obsesionado con la posesión de bienes materiales  y "el todo vale" con tal de lograr el éxito, aunque sea pasando por encima (aprovechándose...) de los más débiles.

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Cervantes, Puerto Venecia, Yelmo- 

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