viernes, 12 de enero de 2018

Insidious: La última llave (2018)**

Dir: Adam Robitel
Int: Lin Shaye, Angus Sampson, Leigh Whannell, Josh Stewart, Caitlin Gerard, Bruce Davison, Kirk Acevedo, Javier Botet, Spencer Locke, Tessa Ferrer, Ava Kolker, Marcus Henderson.

Cine de terror malo y con espectadores maleducados 

Vamos a hacer primero algo de historia. James Wan (a la sazón también director de la exitosa y reciente Expediente Warren: el caso Enfield, 2016, y también de Expediente Warren: The Conjuring, 2013) es un especialista en el género que hizo posible que el primer Insidious (2010), tuviese una continuación exitosa en 2013 con Insidious: Cap. 2. Wan, director australiano de ascendencia chino- malaya, es autor también de otra famosa franquicia de terror titulada Saw, desde 2004, fecha de la primera entrega, que protagoniza un maquiavélico psicópata. 

El problema de estas franquicias es que hacen que la historia original vaya perdiendo fuelle y originalidad. Esto es lo que le ha ocurrido a Insidious: La última llave (no creo que sea la última teniendo en cuenta que está recaudando bastante dinero y la de Saw va por la octava 
parte). 


Esta cuarta entrega podría ser perfectamente el capítulo de una serie de televisión (en el fondo pretenden eso, hacer seriales muy rentables), y es sin duda la más floja de todas con diferencia (como amante del género y crítico las he visto todas). Está dirigida por un tal Adam Robitel, joven director con tan sólo un mediometraje y dos más que discretos largos, más otro previsto para estrenar en este 2018.



Insidious: The Last Key, teniendo en cuenta que tiene el metraje estándar de hora y media, se me hizo largo y pesado. La ambientación de casa encantada está conseguida (tampoco eso es tan complicado), pero los sustos son pocos y bastante previsibles, dejando para el final una traca que tampoco es para tanto, pues los efectos visuales y digitales de este tipo de películas están mil veces vistos. 

La historia que nos cuenta La última llave se centra en la infancia de la medium espiritista Elise Reyner interpretada con solvencia por Lin Shaye, y nos narra un drama sobrenatural que afectó a su propia familia (por lo que este filme se sitúa en el inicio y supone una precuela de la saga bastante de relleno). Basado en los personajes y caracteres salidos de la pluma del guionista Leigh Whannell (autor de todos los guiones de esta saga, así como de los primeros Saw), Insidious: La última llave entra dentro de la tradición o subgénero de casas encantadas que, desde los años 60 ha dado obras maestras a este tipo de cine tales como: Suspense (Jack Clayton, 1961), The Haungting (Robert Wise, 1963), La leyenda de la casa del infierno (John Hough, 1973), la fabulosa Al final de la escalera (Peter Medak, 1080); esa obra maestra que es El resplandor (1980, Stanley Kubrick) y, ya más recientemente, la inquietante Los otros (2001) del afamado director español Alejandro Amenábar. A estas alturas, competir con todas estas excelentes obras cinematográficas es una empresa prácticamente insalvable, y uno, que ya ha visto mucho cine (y, en este caso, ha podido disfrutar de todos estos títulos citados más de una vez), un filme como Insidious, en su cuarta entrega, poco a nada le aporta. 



Cine de terror de consumo para adolescentes y jóvenes que, a buen seguro, ignoran la existencia de todas esas grandes obras del pasado, de una calidad muy superior. Además, y para rematar la faena, la mala educación de algunas espectadoras comentando en voz alta la película de principio a fin me hizo de la proyección algo insoportable. Imagínense la sala llena de este tipo de público chillón y adolescente (aunque éstas ya estaban creciditas y eran unas 
auténticas cretinas). 

Lo dicho, cine de terror de usar y tirar totalmente olvidable.

Gonzalo J. Gonzalvo              

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-  

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