Int: Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Udo Kier, Neil Patrick Harris, Laura Dern, Margo Martindale, Kerri Kenney, Maribeth Monroe, Niecy Nash, Donna Lynne Champlin, Joaquim de Almeida, Rolf Lassgård, Ingjerd Egeberg, Søren Pilmark, Jayne Houdyshell, James Van Der Beek, Patrick Gallagher, Kevin Kunkel, Kristen Thomson, Brendan Beiser, Don Lake, Mary Kay Place, Juan Carlos Velis, Veena Sood, Jeff Clarke, Pepe Serna..Los problemas no empequeñecen por muy diminutos que seamos.
Paul Safranek, un americano medio que vive moderadamente feliz con su pareja Audrey, su trabajo de fisioterapeuta, su hipoteca y sus cervezas en el bar después del trabajo, decide un día apuntarse a la moda de la reducción de seres humanos. Encogerá hasta ser diminuto y le esperará una vida mejor en una ciudad idílica construida para los nuevos pequeños que aumentan cada día. Ésta es la historia que nos cuenta Alexander Payne, sin duda un peso pesado de la cinematografía norteamericana actual, a pesar de su no muy extensa filmografía (tiene en su haber diez largometrajes desde los años noventa).
En la trayectoria de Alexander Payne hay tres películas por las que merecería, sin duda, estar entre los grandes. Me refiero a A propósito de Schmidt (2002), con un Jack Nicholson maravilloso; Entre copas (2004), una de las mejores comedias agridulces de la década, y, más recientemente, Nebraska (2013), protagonizada por un también enorme y ya anciano Bruce Dern. En todas ellas, Alexander Payne se muestra como un gran director de actores de talla, que sabe sacar de ellos el máximo para ofrecer al público grandísimas interpretaciones.
En esta ocasión, además de un excelente Matt Damon, aprovecha bien la vena canalla de Christophe Waltz (que da vida a un empresario del este de Europa sin escrúpulos y semi mafioso que ha decidido reducirse para hacer negocios en ese nuevo mundo). Dentro del reparto destaca también la actuación conmovedora de la actriz oriental Hong Chau (nominada al Globo de Oro como mejor actriz secundaria y también por la critica especializada y por el Sindicato de Actores USA).
Dowsizing, que es el título original de Una vida a lo grande y que alude directamente al proceso de reducción que sufren los humanos que se someten al mismo, podría haber sacado mucho más partido a esta historia que comienza fascinando y acaba de un modo un tanto rocambolesco, casi como si fuera un filme de los Monty Python. A ello se añaden ciertos fallos de guión (pero no puedo hacer spoiler como se dice ahora) y algunos detalles que lastran lo que se nos narra, y que hace que ese pequeño mundo idílico a veces parezca prefabricado y a veces parezca el mundo real en el que parece que nadie ha perdido tamaño ni facultades y que los micro-objetos e incluso micro drogas (como los cigarrillos, que serían prácticamente imposibles de fabricar para seres humanos de ese tamaño) siempre han estado ahí, incluso antes que los propios liliputienses yanquis de esa Happy Land.
Hándicaps técnicos aparte (el cine siempre se toma sus licencias), lo peor es la mezcla de drama personal y temas políticos y sociales que se entremezclan sin ningún orden ni concierto, conformando un batiburrillo que enturbia la excelente idea y planteamiento iniciales y acaba desembocando en un final algo forzado y extraño que nos recuerda a un episodio bíblico.
Alexander Payne, coautor junto con Jim Taylor de esta historia, es un director siempre interesante, que muestra en su cine preocupación por temas sociales a los que da un tratamiento inteligente e irónico. Y Una vida a lo grande tiene indudablemente su sello personal, pero quizá se le ha ido la mano a la hora de “reducirlo todo” y las grandes ideas han resultado también afectadas.
Finalmente, Una vida a lo grande, siendo una muy interesante propuesta, se queda en algo que sabe a poco cuando podría haber sido un diez. Es lo que tiene saborear algo tan reducido de tamaño.
Gonzalo J. Gonzalvo
-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-
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