martes, 29 de diciembre de 2015

Palmeras en la nieve (2015)***

Dir: Fernando González Molina
Int:  Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena García, Alain Hernández, Berta Vázquez, Emilio Gutiérrez Caba, Celso Bugallo, Laia Costa, Fernando Cayo, Djedje Apali, Emilio Buale. 

La película de Fernando González Molina apuesta de modo descarado por un tratamiento de superproducción grandilocuente, partiendo de los materiales que le ofrece el best seller de Luz Gabás. De entrada ha logrado tener a la Warner como distribuidora y una campaña publicitaria potente que parece estar garantizando unos buenos rendimientos en taquilla; y como puede comprobarse se ha estrenado en seis salas de la ciudad de Zaragoza, como cualquier superproducción norteamericana. 

Historia de nuestro pasado colonial en África, nueva en nuestras pantallas y a priori atractiva para el público español, contada a la americana, simplificada y sin sorpresas. Por cuestiones de producción (y  quizás también para evitar problemas político-administrativos) se ha rodado entre las Islas Canarias y Colombia, además de las necesarias localizaciones pirenaicas. 
A nosotros nos hubiera gustado que se rodara realmente en África, en Guinea.  Al menos hubiera sido un paso adelante en el tratamiento cinematográfico de las novelas de tema colonial ambientadas en el golfo de Guinea.  


La novela de George Simenon Le coup de lune, escrita en 1933, ambientada en Gabón, fue adaptada al cine en Équateur, un film de Serge Gainsbourg del año 1983, protagonizado por Francis Huster y Barbara Sukowa, rodado en efecto en localizaciones en Gabón, pero dándole máximo protagonismo a los actores blancos y sus tórridas relaciones sexuales. Menos tiempo hace de la segunda adaptación de la novela titulada Adela, dirigida por el argentino Eduardo Mignona en el año 2000, una coproducción entre Argentina y España, que sitúa la acción en Bolivia (rodada en realidad en los parajes de Jujuy en Argentina y en Barcelona), traspasando la historia de Simenon a un ambiente latinoamericano, provocando tal acumulación de desatinos que la convierten en fallida. En esta adaptación cinematográfica están presentes algunos tópicos propios de la novela colonial, convenientemente adaptados al caso hispano, que nos evocan la novela de Simenon y sus dos versiones cinematográficas.










Con Palmeras en la nieve, partimos de la situación previa a la descolonización en la Guinea española y volvemos en la actualidad, acompañando a Clarence (Adriana Ugarte), la heredera del hijo mayor (Jacobo, interpretado por Alain Hernández) de Antón (Emilio Gutiérrez Caba), el patriarca, que nunca volvería a la tierra, entre las nieves, que le vio nacer.

Primero Luz Gabás en su novela, y ahora Sergio G. Sánchez, el habitual guionista de Fernando González Molina, que ha adaptado la novela de la escritora oscense, han vuelto al Golfo de Guinea, ahora ambientando la acción entre Bioko (Fernando Poo), y los nevados paisajes del Pirineo Aragonés. Pero el rodaje, como dijimos, no ha tenido lugar en África y aunque se ha recurrido a localizaciones en las Islas Canarias y Colombia de gran belleza, no resultan suficientemente convincentes y se termina por echar en falta los auténticos paisajes africanos, a pesar de que en general la ambientación es correcta, salvo por algunos detalles en cuanto a comportamientos sociales que han sido suavizados o "modernizados". 

Mario Casas (Killian, en la ficción) es un actor joven de gran popularidad, por otro lado muy querido del director con el que ya incorporó a "H" en dos de sus éxitos (Tres metros sobre el cielo, en 2010, y Tengo ganas de ti, en 2012) y de ahí su protagonismo. A veces, popularidad y atractivo físico están alejados de la calidad interpretativa, y éste es un buen ejemplo. Con diferencia es el personaje menos creíble y buena culpa la tienen actor y director, que probablemente pensaban en atraer también a un público más joven -el que ya acudió a ver a Mario Casas en las citadas películas- que no ha leído la novela. 

Con todo, la película aporta alguna que otra virtud a la hora de transmitir ciertas realidades de nuestro pasado colonial reciente, y, a pesar de apostar por un tono melodramático algo cargante y algunas secuencias más pensadas para vender unas vacaciones en los trópicos que otra cosa, el resultado final es medianamente entretenido.

Un lugar donde volver...

Antonia Bordonada
Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Aragonia, Cervantes, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

No hay comentarios: