lunes, 7 de diciembre de 2015

Langosta (The Lobster, 2015)**

Dir: Yorgos Lanthimos
Int: Colin Farrell, Rachel Weisz, Jessica Barden, Olivia Colman, Ashley Jensen, Ariane Labed, 
Angeliki Papoulia, John C. Reilly, Léa Seydoux, Michael Smiley, Ben Whishaw, Roger 
Ashton-Griffiths, Rosanna Hoult, Heidi Ellen Love.


En su quinto largometrajede de ficción, el griego Yorgos Lanthimos, se ha arriesgado a rodar una coproducción en inglés que incluye a Grecia, Irlanda, Gran Bretaña, Países Bajos y Francia. 
Vuelve a escribir el guión con su habitual Efthymis Filoppou y podría decirse que desarrolla algunas ideas ya presentes en su inquietante Canino (Kynodontas, 2009). En ella se esforazaba  y lograba situarnos en un universo familiar cerrado sobre sí mismo, aislado por la imposición de un padre-dictador que cría a sus cachorros aislados por completo del mundo exterior. En Langosta nos enfrentamos a un universo distópico en el que nadie puede vivir solo. La norma impuesta es la de tener una pareja estable. Los "solteros" son pues unos seres extraños, perseguidos y que, como descubrirá David (Colin Farrell), se defienden en un colectivo "terrorista", liderado por una joven mujer (Léa Seydoux). Antes de llegar a descubrir de nuevo el amor y una posible pareja, David (y su hermano, ya transformado en perro) ha sido llevado, al quedarse viudo y por lo tanto "soltero" a un "hotel-campo de concentración" en el que tiene 45 días para encontrar pareja. Además, allí, puede ganarse unos días extra cazando a "solteros" rebeldes, si no quiere ser transfigurado "voluntariamente" en un animal (el ha elegido ser una ¡¡langosta!!)...
Lanthimos logra, como lo hacía en Canino, alterar el orden natural extremando, llevando al 
absurdo, una serie de convenciones antropológicas tales como la necesidad de una correcta y
protectora educación en el seno de la familia burguesa (como en Canino), o la necesidad de
perpetuar la vida en pareja, no importando la tendencia sexual, por imperativo legal, como modelo obligatorio e ideal de convivencia, como ocurre en Langosta
El trabajo en la fotografía de Thimios Bakatakis es soberbio, apostando por un cromatismo
apagado y frío, que retrata espacios que solo podemos intuir como bellos. Los ritmos de vida apagados y grises, programados por los guardianes de ese "hotel-campo de concentración" en el que están nuestros "solteros", han contagiado esta fallida parábola sobre el doble miedo que existe al afrontar la soledad o la vida en pareja, sobre el absurdo de ciertas convenciones sociales que parecen estancadas y que dañan profundamente nuestro desarrollo personal en el seno de unas sociedades que son cada vez más estereotipadas y clasistas.
Lanthimos es un cineasta apreciable, contundente y fiel a sí mismo y a una visión muy personal que reaprovecha planteamientos surrealistas, e incluso citas al cine de Pasolini, llevándonos en un viaje hacia los aspectos más deformados del sistema social y de convivencia de la burguesía capitalista occidental, sobre el que debemos reflexionar seriamente si no queremos llegar a situaciones tan sin sentido como las que se relatan en esta distopía. 
Al final, le sobran minutos, hay un inquietante y atractivo planteamiento inicial, se intuye 
un soterrado sentido del humor (muy negro, muy enrevesado), y la culminación de la historia es, lamentablemente, demasiado tópica. Este intento de "internacionalizar" el peculiar estilo de Lanthimos no ha sido exitoso, pero debemos seguir de cerca a este interesante cineasta griego y sus arriesgadas apuestas...


Roberto Sánchez


-Aragonia-

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