miércoles, 26 de septiembre de 2018

El capitán (Der Hauptmann, 2017)****

Dir: Robert Schwentke
Int: Max Hubacher, Milan Peschel, Frederick Lau, Bernd Hölscher, Waldemar Kobus, Alexander Fehling, Samuel Finzi. 

El director alemán Robert Schwentke, tiene una curiosa trayectoria. Viene de ser un director adaptado y "complaciente" con el sistema norteamericano de producción. En el seno de esa industria ha dirigido unas cuantas películas: Plan de vuelo: Desaparecida (2005), con Jodie Foster, Más allá del tiempo (2009), RED  (2010), con Bruce Willis, R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal (2013), La serie Divergente: Insurgente (2015) y La serie Divergente: Leal (2016). Impecable, desde el punto de vista estrictamente formal, parecía siempre sujeto a los clichés y estructuras genéricas y, en definitiva, al servicio de las "majors". Este Der Hauptmann, su regreso a Alemania, ha sido, sin embargo, toda una sorpresa.





En un hipnótico blanco y negro (la dirección de fotografía es del siempre eficiente Florian Ballhaus) nos relata las andanzas de un joven soldado alemán, interpretado por Max Hubacher, que cómo muchos otros ha desertado del ejército ante el derrumbe absoluto del III Reich. Hambriento y  desesperado, huyendo de la policía militar, se encontrará casualmente con un coche abandonado y una maleta que alberga un vistoso uniforme de oficial condecorado que le permitirá transformarse en Der Hauptmann. Su mala suerte ha cambiado e inmediatamente iniciará un recorrido dantesco por el infierno de la Alemania vencida, en la que comandará a un grupo de soldados convertidos en una jauria ¿humana?, capaz de reproducir en poco tiempo las mismas salvajadas (asesinatos indiscriminados y caprichosos, masacres, etc...) que el régimen del que estaba intentando escapar.




Que un realizador alemán (y guionista) se atreva a contarnos con desparpajo (y con un cierto aire de picaresca) lo que pasó en Alemania en los últimos meses de una guerra ya perdida, tiene su mérito, que además lo haga con una pericia formal indudable, ratifica la esperanza en que el 7º Arte sirva, además de entretenimiento, como una forma de creación artística que permita profundizar y analizar algunos temas tan complejos como el papel real y la psicología del pueblo alemán durante el ascenso del nazismo, la Segunda Guerra Mundial y su derrota. Quizás (no quiero tener razón), una explicación válida también para entender el renacer de las viejas tendencias racistas y xenófobas de las llamadas ¿nuevas? derechas nacionalistas en toda Europa.




Una película que indudablemente hay que ver y de la que no debe perserse ni un minuto de sus créditos finales. Ya entenderán por qué...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

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