lunes, 24 de diciembre de 2018

Expediente 64 (Los casos del Departamento Q) (Journal 64, 2018)***

Dir: Christoffer Boe
Int: Nikolaj Lie Kaas, Fares Fares, Nicolas Bro, Anders Hove, Søren Pilmark, Morten Bjørn, Elliott Crosset Hove, Diem Camille Gbogou, Anders Juul, Fanny Bornedal, Johanne Louise Schmidt, Clara Rosager, Amanda Radeljak, Nastja Arcel, Michael Brostrup, Per Tofte Nielsen, Marianne Høgsbro, Morten Feldt, Lennart Falk. 

El lento cocinar de la venganza     

Allá por el año 2013 (hace sólo cinco años) asistí al estreno de la primera película que iniciaba la saga policíaca Neo Noir nórdica de Los casos del departamento Q. Se titulaba Misericordia 
(pueden leer mi artículo de crítica cinematográfica sobre la misma en este enlace:  http://loscinesderobersan.blogspot.com/2015/06/misericordia-los-casos-del-departamento.html. ).

A ésta siguió un año después Profanación (2014), un segundo caso que mantenía el buen nivel de la primera entrega, ambos trabajos dirigidos por el danés Mikel Norgaard. La prolífica saga cerraba una interesante trilogía con Redención, filme en el que continuaba la heterogénea pero bien avenida pareja de inspectores de investigación de casos difíciles formada por el lacónico, malhumorado y fumador empedernido Carl Moork (a quien da vida el actor Nicolaj Lie Kaas), y su compañero, el árabe Assad (interpretado por el actor libanés Fares Fares, cuya carrera se ha desarrollado en Suecia y Dinamarca). Ambos son tipos con personalidades muy diferentes, pero cuando han de unir sus facultades para entrar en acción y resolver un caso se coordinan y se complementan  a la perfección. 




Moork y Assad responden muy bien al modelo de pareja de policías formado por el “poli bueno” (Assad) y el malo y más violento (Moork), que ha dado en el cine y las series casi siempre muy buenos resultados. Recordemos en este punto la ya mítica serie Starsky y Hutch de 1975, con remake cinematográfico en 2004, la serie española El comisario (de 1999, producida por Tele 5), o el film Dos policías rebeldes (1995), de Michael Bay. 



Este nuevo caso, El expediente 64 se podría entender como una nueva entrega sin más o, quien sabe, quizá sea el comienzo de una nueva trilogía (desde luego, los tres títulos antes citados formaban claramente una, que además apelaba en sus temáticas a cuestiones de índole religiosa, moral y espiritual). El mecanismo de funcionamiento de las piezas y engranajes, a pesar de estar en manos de otro director (en este caso el también danés Cristoffer Boe) sigue un estilo muy similar, con una línea de suspense y de tensión soterrada que alcanza su climax de acción en contadas pero efectivas secuencias. Es cierto que el thriller nórdico y su estilo narrativo y visual a nivel cinematográfico es bastante sobrio y no resulta tan brillante como el norteamericano que a veces, está cubierto de falsos oropeles. Aquí tenemos a dos policías mucho más reales y corpóreos, con sus diferencias, sus neuras y sus defectos. Y vivimos con ellos las situaciones límite y de peligro quizá por ello con más realismo. Estos policías son igual de heroícos que los del cine anglosajón actual a pesar de exhibir mucho más su vulnerabilidad, lo que los hace más humanos y cercanos al público que los del cine actual yanqui, donde se nos presentan casi como super héroes indestructibles. 

La venganza, en un proceso lento pero implacable, es el tema principal que vertebra toda la trama de esta historia negra que nos cuenta el director nórdico, aunque hay otros temas subyacentes y no menos importantes, como son: la opresión moral que las mujeres sufrieron hasta bien entrados los años 60 no sólo en la Europa del Norte, sino en toda la Europa católica (véase España y los derechos de la mujer en los años 60, todavía con el sistema franquista muy efectivo, cuando todo dependía de la potestad del marido, incluso para abrir una cuenta bancaria); la falta de libertad sexual derivada de esa misma opresión, cuyas consecuencias, si la ejercías, te podían llevar a un internado para “reformar” las desviaciones morales de todas aquellas muchachas “descarriadas”. Hay en todo ello un evidente alegato contra el machismo, al igual que una denuncia al racismo que, además, sufrían las jóvenes mujeres pertenecientes a minorías étnicas. Hasta el propio policía de origen árabe ha tenido que luchar contra esos prejuicios por ser un “moro”, y ascender dentro de la policía le ha costado un gran esfuerzo. Enlazado con esto, se va desvelando durante el filme toda una trama de poder que, en la sombra y protegida por el propio sistema, ejerce unas acciones de consecuencias terribles para el colectivo de mujeres jóvenes que pertenecen a esas minorías étnicas. La sombra del nacismo, de la pureza racial y las limpiezas étnicas, planea igualmente sobre la historia, quizá para recordarnos que, en multitud de guerras, esas limpiezas étnicas han sido algo muy real y lo siguen siendo por todo el mundo. 




La serie Q, para mí, sigue gozando con esta nueva entrega de muy buena salud, y creo que seguiremos disfrutando de esa heterogénea pero bien avenida pareja de detectives (uno con cazadora roquera y el otro portando la clásica gabardina gris) durante mucho tiempo. Así que si les gusta el género negro, creo que Moork y Assad les harán pasar un buen rato con sus pesquisas

LA SAGA.
Artículos sobre la serie Q:
Misericordia: http://loscinesderobersan.blogspot.com/2015/06/misericordia-los-casos-del-departamento.html
Profanación:
http://loscinesderobersan.blogspot.com/2015/07/profanacion-los-casos-del-departamento.html
Redención:
https://www.fotogramas.es/peliculas-criticas/a14156039/redencion-los-casos-del-departamento-q-14156039/

Gonzalo J. Gonzalvo

-Palafox-

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