jueves, 20 de diciembre de 2018

Roma (2018)*****

Dir. Alfonso Cuarón
Int. Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa, Nancy García García, Verónica García, Latin Lover, Enoc Leaño, Clementina Guadarrama, Andy Cortés,Fernando Grediaga, Jorge Antonio Guerrero.

Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato aparentemente realista y siempre emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. 

La película más perfecta y personal de este realizador mexicano hasta el momento. Quizás su apego al "modo norteamericano" y a su industria habían impedido descubrir al magistral cineasta que se intuía en películas como Gravity (2013) e  Hijos de los hombres (2006), sometidas igualmente a parámetros genéricos, y, en Y tu mamá también (2001), que resultaba algo más personal, filmada en territorio mexicano, protagonizada por la española Maribel Verdú, junto a los por entonces jóvenes actores mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal.




Ahora, desde la sofisticación técnica, una maravillosa fotografía en blanco y negro que también firma Cuarón y unos movimientos de cámara ajustados, precisos (y preciosos) logra transmitir una profunda emoción que nace de su propia experiencia. Algo de ensoñación tiene este retrato de la sociedad mexicana de los setenta, algo tiene de melodrama romántico y de cuento infantil retenido en la memoria de un cineasta adulto que reconstruye su pasado en forma de magia cinematográfica. El tratamiento del sonido (los ruidos, el ambiente), el trabajo magistral de los actores, y el guion milimétrico y pausado, contribuyen a que viajemos cojidos de su mano a una infancia repleta de sensaciones no siempre maravillosas. La otra mirada se hace sobre los indígenas mixtecos, en especial sobre el personaje de Cleo, interpretada por Yalitza Aparicio, auténtica "madre" de esa familia de clase media de Mexico D. F., y probablemente de un modo simbólico de toda una generación de mexicanos.




No sé cual será el próximo paso de Cuarón (quizás el todopoderoso dolar vuelva a imponerle su sometimiento a la parte más dura de la industria del ocio), quizás el contrato con Netflix, le permita seguir explorando su faceta más personal como cineasta. En todo caso esta Roma de Cuarón, me hace situarlo en un escalafón algo superior al de otros ya ilustres cineastas de ese país como Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, Guillermo Arriaga o el inclasificable, personal y valiente Carlos Reygadas, con trabajos como Batalla en el cielo (2005), controvertidos pero de una calidad y riesgo creativo incuestionables.



Otra de las virtudes de Alfonso Cuarón es que en esta película pueden detectarse influencias de algunos grandes maestros que van desde el Buñuel de Los olvidados, a Stanley Kubrick, pasando por Federico Fellini, pero que con esos guiños (a veces puramente formales, otras de contenidos) logra una amalgama absolutamente personal. Repasando los planos fijos de muchas de las tomas nos encontramos con auténticas composiciones plásticas de una belleza incuestionable.




En definitiva, una OBRA MAESTRA, y mira que soy poco dado a utilizar el calificativo, una película que nos recuerda el apasionante poder del cine para conmovernos, para hacernos viajar a otros mundos que siguen estando ahí, pero que el peso de la realidad nos impide ver... 

Una última reflexión. En muy pocos lugares han tenido la suerte de disfrutar de esta obra maestra en su lugar natural que debería ser una sala de cine. La productora de la plataforma televisiva Netflix, cada vez más poderosa, condiciona y restringe su estreno y difusión. En Zaragoza no se ha estrenado y, aunque fuera en un futuro, creo que los que quieren disfrutar de este cine de primera clase, agradecerían mucho el esfuerzo por que recalara en algunas de las espléndidas salas de la ciudad...

Roberto Sánchez

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