viernes, 17 de noviembre de 2017

Musa (2017)****

Dir: Jaume Balagueró
Int: Elliot Cowan, Franka Potente, Ana Ularu, Leonor Watling, Christopher Lloyd, 
Manuela Vellés, Joanne Whalley. 


Decir “Balagueró” es sinónimo de cine fantástico y de terror de calidad. Sin duda, es uno de los directores españoles con una más interesante filmografía, convertido ya desde hace años en una figura relevante dentro del género a nivel internacional. 

Conviene observar la evolución de este cineasta (cuyo éxito ha ido paralelo al enorme crecimiento y relevancia del Festival de Cine Fantástico de Sitges de la última década) para observar también la evolución del género y sus rupturas o fidelidades con respecto a las etapas clásicas: desde el terror de la Universal, pasando por el terror gótico de la Hammer en los setenta, y el gore de los ochenta y noventa. 

Balagueró, tras un par de cortometrajes llamativos a mediados de los 90 (AliciaDías sin luz, el primero de los cuales ganó el premio al mejor cortometraje en Sitges 1994) se estrena en el largometraje con la impactante Los sin nombre (1999), donde ya introduce ese mundo de oscuridad y de pesadilla que se presenta de nuevo y sin avisar en la vida de los protagonistas para arrastrarlos a él. Con Darkness (2002), continúa en esa línea con una tremenda fuerza visual, componiendo otro filme atmosférico marca de la "casa Balagueró” que sume al espectador en una espiral desasosegante hasta el final. Su pasión por esos edificios fantasmagóricos (como dije antes), llega a la cumbre con Frágiles (2005), en el que la actriz Calista Flockhart tuvo que enfrentarse a malignas fuerzas que campaban a sus anchas por las estancias del hospital infantil de Mercy Falls. De nuevo un filme atmosférico de factura técnica impecable, pero más de consumo popular. Pasarán dos años hasta que llegue REC (2007), todo un fenómeno que revoluciona al público del Festival de Sitges (yo estaba ese año allí) y, posteriormente, al resto del país. Con una propuesta chocante e impactante (usando la cámara al hombro y el estilo de falso documental), consigue de nuevo enlazar a la perfección el mundo de maldad y pesadilla con la realidad, introduciendo además una crítica social soterrada y unas pinceladas de humor impagables que lo convierten en un éxito que logra el acuerdo de crítica y taquilla. 

Su último gran trabajo hasta ahora, ha sido para mí el filme Mientras duermes (2011), una fábula tan real como aterradora en la que el terror viene de la mano de lo más cotidiano, lo que supone otra visión del cineasta y un nuevo camino para introducir el miedo al espectador. Dejo aparte las secuelas de REC que sólo suponen una franquicia para exprimir hasta el límite el éxito de la primera y que nada aportan al original. 




En Musa (adaptación de la novela homónima de José Carlos Somoza), Balagueró nos narra la historia de Samuel Salomon, un profesor de literatura que sufre de cerca la trágica e inesperada muerte de su novia. Tras ese incidente, cae en un abismo vital que le aleja de la Universidad y de las aulas, y sufre una recurrente pesadilla en la que aparece una mujer brutalmente asesinada en un extraño ritual. De repente, la misma mujer que aparece todas las noches en su mente es hallada muerta en idénticas circunstancias a las de su sueño. Esta es la premisa argumental de la que parte una película que es plenamente afín al universo de lo fantástico, pero que huye de los caminos trillados últimamente y apenas recurre a los efectos especiales (especialmente a los digitales). Jaume Balagueró consigue con esto, de nuevo, salirse de lo habitual y componer un filme fiel a sus temas característicos: lo oculto, el mundo pesadillesco e irreal que transcurre paralelo al real hasta que se funde con éste con consecuencias imprevisibles. Esto lo conecta directamente con la filosofía de ese mundo de pesadilla creado por Wes Craven en los 80, aunque el clima y ambiente general donde se mueve Musa la entronca mucho más con títulos de los 60 y 70 con ingredientes de suspense y escenarios de grandes caserones u hospitales abandonados que hacen las veces de inquietantes platós (como Al final de la escalera, de 1980, de Peter Medak o La mansión encantada, de 1963, de Robert Wise). 




Balagueró es, sin lugar a dudas, un cineasta inteligente, con un gran dominio de la técnica y con una potencia narrativa visual sobresaliente. El género fantástico y de terror no es nada fácil, y se puede caer en el mal gusto, en lo típico y tópico, sin nada más que dar algún susto y entretener un buen rato al espectador fanático del género (cuyo buen talante y benevolencia le ayudan a tragarse todo o casi todo lo que se estrena). Los últimos años son la prueba patente de propuestas comerciales bastante vacías de contenido que poco o nada han aportado a este género. No es el caso de Jaume Balagueró, que con Musa consigue nuevamente un filme impecable que logra recrear sus mundos y temas favoritos ya nombrados con eficacia, ayudado por un excelente reparto en el que destacan especialmente su protagonista masculino (Elliott Cowan), pero también, unas estupendas Franka Potente (aquella jovencita compañera de El caso Bourne que ha madurado fenomenalmente), Manuela Vellés, la actriz rumana Ana Ularu y  Leonor Watling. 




Visto el panorama actual, Balagueró ha conseguido un filme más que notable, con ese componente literario adicional que lo dota de una pátina de terror romántico y cuasi gótico, pero siendo a la vez una película actual y moderna. Con múltiples referencias a filmes clásicos del género pero con indudable personalidad propia. Quizá no sea su mejor trabajo hasta la fecha pero, sin duda, es un filme imprescindible para amantes del género fantástico que nos recuerda al Amenábar de Los otros, otro de los grandes directores españoles que, como Balagueró, han sabido llevar al espectador a los terrenos más oscuros del mundo de las pesadillas y la maldad. 

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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