lunes, 27 de noviembre de 2017

En realidad, nunca estuviste aquí (2017)***

Dir: Lynne Ramsay
Int: Joaquin Phoenix, Alessandro Nivola, John Doman, Judith Anna Roberts, Alex Manette, 
Ekaterina Samsonov, Kate Easton, Jason Babinsky, Frank Pando, Ryan Martin Brown, Scott 
Price, Dante Pereira-Olson, Jonathan Wilde, Leigh Dunham, Vinicius Damasceno.

Joe (Joaquin Phoenix), ex marine y antiguo veterano de guerra, es un tipo solitario que dedica su tiempo a intentar salvar a mujeres que son explotadas sexualmente. No se permite tener ni amigos ni amantes y se gana la vida rescatando jóvenes de las garras de los tratantes de blancas. Un día recibe la llamada de un político porque que su hija ha sido secuestrada. 

El guion de Lynne Ramsay adapta una novela de Jonathan Ames. Muchos han dicho que recuerda a Taxi Driver (1976), de Martin Scorsese (dirección) y Paul Schrader (guion), y es evidente que hay conexiones entre las dos historias en las que un justiciero, con no pocos desequilibrios emocionales, afrontará la venganza y el rescate de una joven adolescente de las garras de la prostitución infantil. A esa historia, que coincide en algunos aspectos con la contada por Schrader y Scorsese, se añaden tramas de conspiración política y la influencia sobre el protagonista, y su comportamaiento, de un pasado reciente vinculado a la estancia en la guerra de Afganistán y otro más lejano (y quizás más decisivo) de maltratos infantiles y desajustes familiares.




Lynn Ramsay hace una apuesta bastante arriesgada para contar sobre todo en imágenes. Intencionadamente entrecorta, casi suprime, los diálogos y da un protagonismo enorme  (más todavía que el que tenia Robert De Niro, metamorfoseado en Travis Bickle paraTaxi Driver) a Joaquin Phoenix, un actor no menos dotado para este tipo de personajes enajenados, marcados por un trauma infantil. Incluso en el modo de contarnos su pasado, unos breves, casi subliminales, flashbacks nos aproximan a esa infancia difícil que incide en su presente, precisamente con esas visiones que también nosotros contemplamos.



La primera película que vi de esta realizadora  fue la inquietante y brillante, a veces, Tenemos que hablar de Kevin (2011). No ha dirigido nada nuevo hasta el 2017 con este largometraje que ahora comento y que vuelve a incidir en personajes con profundas heridas emocionales, limítrofes con la locura y la violencia extrema.



Una película llena de recovecos inquietantes, que resulta violenta e hiriente, pero sin ser demasiado explícita, demostrando el valor del fuera de campo en el thriller, y el buen hacer de esta realizadora escocesa. No puede, ni debe, despreciarse.  

Roberto Sánchez

-Aragonia-

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