lunes, 28 de septiembre de 2015

Everest (2015)**

Dir: Baltasar Kormákur
Int: Jason Clarke, Josh Brolin, Jake Gyllenhaal, Elizabeth Debicki, Keira Knightley, Sam Worthington, Robin Wright, Emily Watson, John Hawkes, Clive Standen, Michael Kelly, Martin Henderson, Vanessa Kirby, Thomas Goodman-Hill, Mia Goth.


Dos empresas estadounidenses especializadas en organizar viajes de aventura parten hacia Katmandú con destino al monte Everest con el objetivo de hacer cumbre en la montaña más alta e inhóspita del mundo. Con esta premisa argumental, Baltasar Kormákur, apoyado por un reparto internacional plagado de estrellas, se adentra en un filme de aventuras que, sin duda, lo hermana con las heladas tierras de las que él mismo procede. Este director islandés comenzó en la dirección con 101 Reykjavik (2000), trabajo con el que obtuvo nominaciones en diversos festivales. Posteriormente, salta al thriller, ya con un reparto internacional integrado por Forest Whitaker y Julia Stiles, con la interesante Verdades ocultas (2005). Con rodaje y producción ya plenamente norteamericana desde el año 2010, y siguiendo por la senda del thriller de acción, dirigirá al siempre brillante Denzel Washington y a Mark Wahlberg en 2 Guns (2013), logrando un filme de acción divertido que le aproximaba al  género de la comedia. Y es, desde ahí, desde donde salta (nunca mejor dicho) a este actual Everest. En este salto, le acompañan la espléndida fotografía de Salvatore Totino, y se le une un reparto coral en el que destacan sin duda la actriz Emily  Watson (recientemente galardonada), además de los siempre sólidos Josh Brolin, Jake Gyllenhaal , Keira Knightley o Robin Wright. Da la impresión de que un reparto plagado de estrellas es "conditio sine qua non" de un filme de catástrofes que se precie (en este caso con la montaña como protagonista) para paliar su carácter predecible y, junto con el apoyo de los hermosos paisajes, darle un poco más de aliciente a la cosa. 
Para mí lo más destacable es la majestuosa presencia de ese monte Everest, convertido en un personaje importante que cobra vida y que, simplemente, se defiende de las intrusiones y agresiones de esas auténticas hordas de turistas que han convertido un espléndido paisaje natural en un circo y un vertedero (en el filme puede verse como coinciden en el campo base hasta 20 expediciones diferentes al mismo tiempo para intentar escalarlo). El Everest expresa toda su furia para sacudirse a esos molestos invasores en un filme que, apoyado por la buena labor del director de fotografía, resulta en conjunto entretenido y mantiene el ritmo y la atención del espectador a pesar de su extenso metraje. Basado en la historia real que en 1996 costó la vida a varios experimentados montañeros, el filme incluye también una clara moraleja ecologista. A la vieja y enorme montaña, herida, cuajada de  cicatrices de escaleras de metal, plástico y muertos congelados, poco le importa el dinero y la búsqueda de glamour de los que pagan miles de dólares para ascender y clavar en su cima otra banderita más, dejando la más variopinta basura en el camino. El Everest representa lo genuino, el poder y la fuerza de la naturaleza en estado puro, y el hombre frente a su poder y furia, está claro que jamás tendrá nada que hacer con su estúpido orgullo. Debería recuperar el respeto que siempre le ha rendido desde tiempos inmemoriales y no considerarlo un juguete o una atracción de feria. Cuando en busca de gloria o un falso glamour ese ser llamado hombre le falta al respeto, perdiendo la verdadera dimensión de su poder destructivo, sin duda tiene la batalla perdida de antemano.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo- 

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