viernes, 21 de agosto de 2015

Señor Manglehorn (Manglehorn, 2015)****

Dir: David Gordon Green
Int: Al Pacino, Holly Hunter, Chris Messina, Harmony Korine, Natalie Wilemon, June Griffin Garcia, Sierra Scott, Kristin Miller White, Rebecca Franchione, Lara Shah.


Comenzaré esta crítica, como si fuera una carta, diciendo: "Le comprendo y me ha conmovido, señor Manglehorn". A. J. Mangelhorn (Al Pacino) es un hombre mayor (todavía no es un anciano), que trabaja  en su negocio de ferretería y vive solo con su gata, a la que adora. Tiene buen apetito y ama a su encantadora nieta (su otro ser predilecto en este mundo), pero transita por la vida desencantado por la soledad y por el peso de una mochila vital llena de recuerdos de un amor que le marcó, y que perdió en el pasado por una decisión, quién sabe, quizás equivocada. Esos serían los temas fundamentales de un film intimista: la soledad, el sentimiento de pérdida, el peso de los recuerdos y de las decisiones tomadas y sus consecuencias. También el envejecimiento y la dificultad para ver el horizonte vital con optimismo ("cada vez me cuesta más levantarme con ilusión", se dice Manglehorn). Todo este peso, tanto temático como artístico, recae sobre los hombros de un actor veterano e inmenso. Un titán llamado Al Pacino que nos ha regalado interpretaciones gloriosas en filmes como: Serpico, Tarde de perros, El Padrino, Scarface, Heat, Esencia de mujer y un largo etcétera. El filme lo dirige David Gordon Green, cineasta procedente de la televisión norteamericana que se estrenó en el largometraje en el año 2000 con la aclamada George Washington, llevándose el premio del Círculo de Críticos de Nueva York a la mejor ópera prima. Su segundo largo, All the Real Girls, ganó el premio especial del jurado en 2003 en el Festival de Sundance. Especializado en un cine independiente e introspectivo, Gordon Green, tras diversos avatares en el género de la comedia, volvió a ese cine intimista que domina y que recuperó en 2013 con Prince Avalanche y también con el film Joe, protagonizado por Nicolás Cage y Tye Sheridan, que se llevó el premio en el Festival de Venecia al mejor intérprete joven ese año. 
En su aparente sencillez y tono comedido reside la brillantez de Señor Manglehorn. Para mí, su referencia principal es sin duda el excelente film Harry y Tonto, dirigido en 1974 por Paul Mazursky, que dio el Oscar a su protagonista Art Cartney, quien encarnaba a un anciano, Harry, que vivía con un gato al que llamaba cariñosamente Tonto, y al que adoraba. El personaje solitario de Manglehorn nos recuerda también, aunque con unos cuantos años menos, al Ricardo Darín que también regentaba un triste negocio de reparación en Buenos Aires en el film Un cuento chino, dirigido por el argentino Sebastián Borenzstein. En aquel film, Darín interpretaba igualmente a un personaje que vivía encerrado en su monotonía diaria, peleado con el mundo y sin querer darse una oportunidad para sentir, a pesar de tener a una mujer interesada en él. Para el señor Manglehorn, esa nueva oportunidad vital, vendrá de la mano de otro estupendo personaje femenino, la magnífica actriz Holly Hunter  (quien le da la réplica con mucha altura), y que encarna a una mujer que vive también atrapada en su círculo de soledad y trabajo. En torno a ambos gira todo, siendo accesorios el resto de los personajes. La película quiere transmitir el mensaje de que nosotros y sólo nosotros, tenemos la llave para romper esa situación vital anquilosante y darnos una nueva oportunidad para sentir y disfrutar de todo lo que la vida nos ofrece. Esa llave mágica que, aunque parezca invisible, puede abrirnos las puertas de nuevo al camino de la felicidad. Al Pacino nos ofrece un retrato perfecto e impecable, transmitiéndolo todo con sus silencios, con un gesto o una sola mirada; incluso en la soledad de una cocina desvencijada y oscura. Con una interpretación contenida, pero llena de matices, en la línea de filmes suyos más recientes como Insomnio o Relaciones confidenciales.  
Estamos ante un film sencillo pero hermoso, que nos revela la grandeza de un actor que es ya historia viva del cine y, sin duda, uno de los mejores actores vivos de su generación, junto a Robert De Niro y un hoy, casi desaparecido en pantalla, Dustin Hoffman. Señor Manglehorn es un film que no puedo imaginarme ya sin la presencia poderosa de Pacino. Una pequeña joya que nos golpea con la verdad de la vida, pero dejando un resquicio a la esperanza. La esperanza de volver a ser felices y sacarle a la vida todo el juego que podamos. Pero para eso, el fuego  purificador ha de quemar la pesada barca que hemos ido llenando con el peso de los recuerdos y de la conciencia. Una nueva barca más pequeña nos llevará  a navegar de nuevo por la vida y hacernos a a la mar ligeros de equipaje, como decía el poeta.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia- 

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