jueves, 2 de julio de 2015

FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE HUESCA. EDICIÓN 43

El Festival de Cine de Huesca celebró del 13 al 20 de junio de 2015 su edición número 43. La nueva directora (Susana Garanto) comentaba en la introducción del catálogo lo siguiente: “La personificación de la imagen en movimiento fue el concepto con el que nos sorprendió Eline Van Dam, Zeloot, la artista internacional que este año pone imagen a la 43 edición. No podíamos habernos encontrado una interpretación creativa y desde la distancia más certera que esa. La captura de un  personaje y su lucha por avanzar”. Así ha sido esta edición, enfrentada a numerosas dificultades (sobre todo presupuestarias), ha sido capaz de mantenerse fiel a una línea de trabajo ya iniciada en la edición anterior y que pretendía volver a potenciar el apartado de los cortometrajes (una de sus señas de identidad desde su nacimiento en 1973) y posibilitar el mejor y mayor visionado de esos trabajos. A juzgar por los resultados, la acogida ha sido superior a la de otras ediciones y se confía en poder consolidar esa tendencia. 
En épocas de mayor holganza económica y un decidido apoyo de las instituciones, el Festival 
tuvo momentos de indudable glamour, contando con la presencia de algunas de las figuras de 
la cinematografía internacional e hispana. Ahora hay algo menos de todo eso, y mucho más de atención a los cortometrajistas, que son la indudable base sobre la que se asienta el futuro 
del cine y, en muchos casos, una realidad en cuanto a las líneas de vanguardia de un arte 
que sigue siendo parte indisoluble de nuestras experiencias vitales. 
Este año tuve la fortuna de formar parte del jurado preseleccionador del concurso internacional. Y digo fortuna, porque a pesar de lo duro del trabajo, pude hacerme una idea real del elevado nivel de esa sección. De lo difícil que fue para el equipo de cinco personas decidir entre un conjunto de trabajos excelentes, llegados desde todos los rincones del mundo. De hecho no me resisto a comentarles brevemente algunos de los trabajos seleccionados que nos parecieron estupendos, pero que no tuvieron galardón final. Me extrañó que no hubiera premios para alguna de las películas de animación. Entre ellas
me pareció soberbia la francesa Bang Bang! (2014) de Julian Bisarro, capaz de aunar técnicas de los animes japoneses con un sentido estético y una capacidad de denuncia ecológica y social admirables. Con una animación simple y eficiente, síntesis de lo terrible de cualquier guerra (sin necesitar de ningún diálogo), destacó In the  Distance (2015) del alemán Florian Grolig. Dos óperas primas de indudable calidad.
De los cortometrajes con imagen real me sorprendió la capacidad d sugerencia y de creación de ambientes de Las Cieni (2014) del polaco Andrzej Cichocki; la fuerza neorrealista deCiambra (2014) del italiano Jonas Carpignano, “tiempo de gitanos” en el sur de Italia; la capacidad para mirarnos a la cara (al estilo de Haneke) de Bystander Effect (2014), la provocadora apuesta del austriaco Matthias Neumayer, que nos inquieta del mismo modo que Errance (2014) del francés Peter Dourountzis, cuyo protagonista termina por sorprendernos. 
Desde Irán, Iraq y Turquía,  y desde los territorios kurdos, han empezado a difundirse trabajos 
con una abundancia de ideas y originalidad, ciertamente espoleadas por las duras situaciones de conflicto que en ocasiones se transforman en hirientes, pero brillantes alegatos contra la  violencia, como ocurre en Koshki Merulekan/Ants Apartment (2014) de Tofigh Amani, que deberían ver hasta su última imagen sin respirar.
Luego, y no menos interesantes, estuvieron los premiados. El premio Danzante, que además 
clasifica para competir en los Oscars al mejor cortometraje de la Academia de Hollywood, fue para el canadiense Hole (2014) del canadiense Martin Edralin, un valiente y crudo retrato de un discapacitado y su necesidad de amor y sexo. 
Más convencional, pero con una brillante interpretación de sus actores, en especial de la niña Julia Pointner, resultó Alles wird gut (2014) del austriaco Patrick Vollrath, premio Especial Alberto Sánchez. El premio del Jurado de la Juventud (concedido por la Fundación Anselmo Pié Sopena a la mejor ópera prima internacional) fue para la búlgara “Getting Fat in a Healthy Way” (2015) de Kevork Aslanyan, que se maneja en el género fantástico con habilidad y mucho sentido del humor. 
Tuvo una Mención Especial del Jurado de la Juventud la película belga Il segreto del serpente (2014) de Mathieu Volpe. El premio Francisco García de Paso, al cortometraje que mejor resalta la defensa de los valores humanos fue para el cortometraje norteamericano I´m Not Done (2014) de Ronny Dorfler, que en 10 minutos es capaz de denunciar y mostrarnos las serias carencias en sanidad pública que tiene Estados Unidos. También hubo diploma para Revolution (2014) del alemán Markus Erhart, hablado en ruso (y todavía no sé por qué no en Alemán, ya que tienen una preocupante e histórica tendencia en su país), con la intención de denunciar la pérfida influencia del totalitarismo político sobre la educación.
En el apartado a las producciones iberoamericanas, el premio Danzante (también con la opción de competir en Hollywood) fue a parar a Kalil (2014) de Paulo Alceu Zumach, valiente incursión en el tema del tráfico de órganos humanos, mezclado con las situaciones de conflicto y violencia que se viven en Afganistán, con un impactante trabajo de actores, filmado con eficacia profesional en esta ópera prima. 
El premio Especial Cacho Pallero fue para el cortometraje del zaragozano Javier Macipe Os Meninos do Rio (2014), rodado en Lisboa, junto al río Duero, todo un alarde de puesta en escena, repleto de sensibilidad, ritmo y buen gusto.
El premio Jinete Ibérico concedido por el Instituto de Estudios Altoaragones a la mejor ópera prima iberoamericana fue para la chilena Valentina Azúa por su Verano 98 (2014) que citando literalmente el acta del jurado, es un “preciso y honesto retrato del deseo de una niña por crecer y enfrentarse a la vida”.
En el concurso de cortometrajes documentales el premio Danzante fue para If Mama Ain´t Happy, Nobody´s Happy (2014) de la holandesa Mea de Jong, que es capaz de llevar al límite las relaciones entre la cineasta y su madre (el tema central del documental), capaz de ponerse frente a su propia cámara escrutadora y responder a las cuestiones que le plantea la inicialmente entrevistada. Un sano y refrescante ejercicio pocas veces visto en el cine. El premio Especial José Manuel Porquet fue para el brasileño E o foi se tornado cada dia mais distante (2014) de Alexander de Moraes, sobre la ceguera y su proceso. Hubo dos menciones especiales, la primera para Abandoned Goods de los ingleses Pia Borg y Edward Lawrenson, sobre una olvidada terapia experimental basada en la pintura que una institución inglesa utilizaba en el tratamiento de las enfermedades mentales; y una segunda para Superjednotska (2014) de la polaca Teresa Czepiec. El premio del Público, concedido por Aragón Televisión, se concedió al trabajo de Estados Unidos Before the Bomb (2014) de Tannaz Hazemi, de nuevo con un excelente trabajo interpretativo de los niños.
Las numerosas menciones, el ambiente del festival, el visionado de muchos cortometrajes al final no seleccionados (gracias a mi participación en el jurado preseleccionador) me permiten hablar del alto nivel de los trabajos presentados, también del buen estado de salud que el cortometraje tiene en el mundo y de que el Festival Internacional de Cine de Huesca continúa siendo una ventana abierta (ahora más que nunca con la creación del Festival On Line) a lo mejor del cine en formato corto. En este sentido, hay que decir que España, Aragón y Huesca no deben permitir que una cita consolidada (muy importante también en Latinoamérica) pueda correr algún riesgo (presente y real no hace mucho) de desaparecer. El camino parece el adecuado, deseemos y pidamos con fuerza que las Instituciones se den cuenta…

Roberto Sánchez.

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