domingo, 11 de septiembre de 2016

Ben-Hur (2016)**

Dir: Timur Bekmambetov
Int: Jack Huston, Toby Kebbell, Morgan Freeman, Rodrigo Santoro, Nazanin Boniadi, Ayelet Zurer, Pilou Asbæk, Sofia Black-D'Elia, Marwan Kenzari, Moises Arias, James Cosmo, Haluk Bilginer, David Walmsley, Yasen Atour, Francesco Scianna, Gabriel Lo Giudice, Denise Tantucci, Jarreth J. Merz, Iaon Gunn, Dato Bakhtadze, Yorgos Karamihos, Christopher Jones, Craig Peritz, Simone Spinazze, Alan Cappelli Goetz, Jay Natelle, Julian Kostov, Maurice Lee, Stefano Scherini, Alessandro Giuggioli. 

Desde luego no es la primera vez que Hollywood se empeña en volver ha hacer una historia ya contada con anterioridad. Si además fue todo un éxito en el pasado, ¿por qué no intentarlo de nuevo? 

La novela Ben-Hur. A Tale of The Christ, publicada por primera vez en 1880, fue escrita por el general Lew Wallace, militar, abogado y diplomático (llegó a ser embajador plenipotenciario de los USA en el Imperio Otomano) y supuso todo un éxito en su época. Muy pronto se interesaron por su adaptación al cine. Ya en 1907 hay una película de 15 minutos que, curiosamente, ocupa una buena parte de su metraje en la carrera de cuadrigas. 

En 1925, Fred Niblo, dirige la espléndida versión muda (con una duración de 2 horas y 23 minutos), que incluye algunas secuencias en color (sistema bícromo) y tiene una secuencia de carreras de cuadrigas, luego "fotocopiada" plano a plano por Wyler, dada su brillante y magistral resolución técnica. Su protagonista, Ramón Novarro, nacido en México, era en esa época un serio competidor de Rudolph Valentino.

En 1959 Willyam Wyler, y su guionista Karl Tunberg, lograron en 3 horas y 32 minutos sintetizar el voluminoso libro de Lew Wallace, dándole unas poderosas dósis de espectáculo a  "una de romanos" que precisamente no se habían logrado desde los tiempos de la versión de 1925. Charlton Heston, logró convertirse en un convincente Judah Ben-Hur, siendo recordado siempre por su enérgica interpretación y su mítico enfrentamiento con Messala (también un acertado Stephen Boyd). 

Los primeros pasos para una cierta actualización de la historia, aunque sólo respecto aspectos superficiales, técnicos sobre todo, se habían dado en la mini serie europea (3 horas en dos capítulos) dirigida por Steve Shill (una coproducida entre Inglaterra, Alemania, España y Canadá, de 2010). 

Lo sorprendente no es que se haga un remake en 2016 sino que lo asuma el Kazajo Timur Bekmanbetov, que continúa trabajando entre Rusia y Estados Unidos. Sus largometrajes Guardianes de la noche (2004) y Guardianes del día (2006), que fusionaban con desparpajo elementos del cine de terror y el fantástico, mediante un montaje muy dinámico y "americano" de secuencias sin demasiada lógica pero gran plasticidad, llamaron la atención de Hollywood y pronto debutó allí con Wanted-Se busca (2008), con Angelina Jolie de protagonista, suponiendo su primera incursión en el cine norteamericano. 

Las cosas le fueron tan bien que se atrevió con Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012), un guión de un jovenzano llamado Seth Graham Smith, a partir de su propia novela, que supuso uno de los mayores despropósitos de la historia del cine, a todos los niveles...

Ahora ha dirigido con cierta eficiencia esta conocida historia sintetizada en un guión de Keith R. Clarke y  John Ridley, que ha quedado reducida a 2 horas y 5 minutos, suprimiendo toda la estancia de Ben-Hur en la Roma Imperial. Si Wyler tomó como modelo la versión de 1925, ahora es la versión de 1959 la que sirve de inspiración directa y pretende superarse. Algunos gráficos son sugerentes, los vestuarios probablemente son algo más plausibles (el diseño de producción es correcto), pero algunas secuencias  y situaciones han perdido fuerza, como la batalla naval que estaba excelentemente recreada en 1925 y 1959, o la visualización de la carrera de cuadrigas que ahora se ha resuelto como si se estuviera retransmitiendo una carrera de coches de fórmula 1, pensando que quizás los más jóvenes puedan aceptarla mejor...

La química y el carisma de los dos actores británicos (Jack Huston y Toby Kebbel) es nulo, casi inexistente. Poco transmiten, salvo poner esa cara de esfuerzo para sostener las riendas –¿o es por encontrar el cambio de marchas en el último modelo de cuadriga?. Con todo, es el desenlace piadoso hasta dar asco lo que termina por hundir en la miseria este nuevo esfuerzo de la industria del entretenimiento norteamericana por rebuscar en el pasado lo que cada vez encuentran con más dificultad en el presente: la magia del cine de aventuras, la emoción de "viajar" de un modo verosímil a la más remota antigüedad  o de sentirse transportado al futuro desde la butaca de una sala de cine.

Roberto Sánchez


-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

No hay comentarios: