miércoles, 11 de noviembre de 2015

Black Mass: Estrictamente criminal (Black Mass, 2015)***

Dir: Scott Cooper
Int: Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch, Rory Cochrane, Jesse Plemons, Dakota Johnson, Kevin Bacon, Peter Sarsgaard, Corey Stoll, Juno Temple, Julianne Nicholson, Adam Scott, David Harbour, Jeremy Strong, W. Earl Brown, Brad Carter, Sienna Miller.


Con guión de Mark Mallouk y Jez Butterworth, y basada en personajes reales y en la novela de Gerard O'Neill titulada Dyck Lehr, la película centra su temática, dentro del thriller, en el subgénero de gánsters y, en concreto, específicamente en la mafia irlandesa (la más antigua que opera en Estados Unidos, principalmente en las ciudades de Boston, Chicago, Filadelfia, Nueva York y Nueva Orleans), organización delictiva que existe desde el siglo XIX, y cuya hegemonía desaparece cuando en 1925 sus tres principales dirigentes Dinni Meehan, Bill Lovet y Richard Lonergan, son asesinados y la mafia italiana procedente de Sicilia toma el poder criminal en las principales ciudades norteamericanas (proceso que veremos maravillosamente retratado en la saga de El padrino de Francis Ford Coppola).  
Black Mass entronca pues con filmes especializados en tratar este particular clan criminal con películas como la clásica Ángeles con caras sucias (1938), dirigida por Michael Curtiz; pasando por Muerte entre las flores (1990), de los hermanos Coen, El clan de los irlandeses ( 1991), de Phil Joanou, El general (1998), de John Boorman,  y la magnífica Camino a la perdición (Road to Perdition, 2002), de Sam Mendes. 
También, tanto temática como estéticamente, el filme acusa claras referencias a todo el cine policíaco de los 70, además del cine de gángsters, siguiendo en éste el ciclo clásico de comienzo, ascensión y declive del delincuente que también puede verse en el El precio del poder (Scarface, 1983), de Brian De Palma. Dentro del cine policíaco de los 70 y 80, la referencia más clara y directa es la película El príncipe de la ciudad (1981), obra maestra dirigida por Sidney Lumet, espejo tanto a nivel argumental (con un metraje extenso pero que se disfruta con mucho agrado), como en su ambientación y estética. Además de en una buena dirección, reparto y ambientación, Black Mass se apoya en el excelente trabajo de su protagonista, Johnny Depp, perfecto en su papel de gángster despiadado e irreconocible físicamente. Un registro del que ya había hecho gala en el biopic Enemigos públicos (2009), de Michael Mann, centrado en la figura del escurridizo John Dillinger.  Su director, Scott Cooper (que comenzó a dirigir en 2009 con Corazón rebelde), hace con ésta su tercera película. Johnny Depp con una ya dilatada carrera, es su baza principal. Un actor centrado actualmente en proyectos más comerciales (con su eterno personaje de Jack Sparrow de la saga de Piratas del Caribe), pero que ha desarrollado una extensa y más que interesante carrera, en especial, gracias al genio de la imaginación, Tim Burton, junto al que dio vida al inolvidable Eduardo Manostijeras (1990), así como a personajes (tanto enternecedores como peligrosos), tales como Ed Wood, Sleepy Hollow, el Willy Wonka de la fábrica de chocolate o el inquietante y sanguinario barbero de la calle Fleet en Sweeney Todd (2008). Otra referencia que une este thriller con la figura del protagonista Johnny Depp, es el filme Donnie Brasco (1997), de Mike Newell, cinta en la que, junto a Al Pacino, encarnaba esta vez el lado de la ley en la figura de un agente infiltrado (también de existencia real) llamado Joe Pistone. En el caso de Black Mass, es la connivencia con el delincuente y la corrupción policial representada por el detective del FBI John Connolly, (interpretado por el actor Joel Edgerton), como ya ocurría en el citado film El príncipe de la ciudad de Sidney Lumet, la corrupción policial es la cuestión principal desarrollada. El actor que da vida a Connolly se ve arropado por un buen reparto en el que también destacan el siempre impecable Benedict Cumberbatch (como el hermano del gángster que ha elegido el camino del bien, llegando a ser senador de los Estados Unidos), Kevin Bacon o Peter Sarsgaard. También (y un poco a modo de anécdota), destacar la presencia de Dakota Johnson (hija de Don Johnson y Melanie Griffith) que protagoniza un par de escenas. Whitey Burger, el mafioso irlandés encarnado por Johnny Depp, que acaba de salir de la cárcel, es captado por  el agente John Connoly para que colabore como informante con el fin de eliminar a la mafia italiana y a su principal capo en la ciudad de Boston. En esta alianza, el policía sufrirá un fatal proceso de fagotización por parte de la fuerte y oscura personalidad de Bulger, que llevará al villano a la cima del poder criminal en la ciudad de Boston. Estamos ante una historia real impregnada con un tono de falso documental que, como ya sucedía en el citado filme de Lumet y en otras joyas de la misma década de los 70 cómo The French Connection (1971), de William Friedkin, o The Seven-Ups (1973), de Philip Dántoni, resulta muy creíble por su tono de veracidad, apoyado éste por una estupenda fotografía de Masanobu Takayanagi, la perfecta ambientación, y un reparto muy sólido y convincente en sus interpretaciones. 
Black Mass es, sin duda, un film imprescindible para los amantes del thriller policíaco, (en especial del subgénero de gánsters), igualmente recomendable para los que disfrutaron con las películas del neo noir de la década de los 60 y 70, que llenaron las pantallas de cine y televisión con multitud de títulos, algunos de los cuales he citado, muy prestigiosos.

Gonzalo J. Gonzalvo.

- Aragonia, Palafox, Yelmo-

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