miércoles, 9 de enero de 2019

Tiempo después (2008)**

Dir: José Luis Cuerda
Int: Roberto Álamo, Miguel Rellán, Blanca Suárez, Arturo Valls, Carlos Areces, Manolo Solo, Gabino Diego, Miguel Herrán, Berto Romero, Daniel Pérez Prada, Antonio de la Torre, Joaquín Reyes, Raúl Cimas, Nerea Camacho, Pepe Ocio, Secun De La Rosa, Iñaki Ardanaz, María Ballesteros, Saturnino García, César Sarachu, Javier Bódalo, Joan Pera, Estefanía de los Santos, Martín Caparrós, Fernando González, Marcos Zan, María Caballero, Luis Pérezagua, Nacho López, Andreu Buenafuente, Eva Hache. 

Confieso que me duele hacer una crítica negativa de esta película, pero el resultado final de esta nueva experiencia surrealista (neosurrealista, comedia al estilo Cuerda,¿?) de Jose Luis Cuerda, es bastante insufrible. Más allá de dos o tres gags afortunados, que por otro lado quedan enterrados en la constante charla cacofónica y provocadoramente hilarante del conjunto, poco o nada aporta al personal universo del creador de Amanece que no es poco (1989), quizás la mejor terminada de esa peculiar comedia del absurdo "al estilo Cuerda", ensayada ya en Total (1983), una película hecha para la televisión, ambientada en el año 2598, en Londres, un pequeño pueblo de ambiente castellano, en pleno apocalipsis, interpretada, entre otros, por Agustín González, Luis Ciges, María Luisa Ponte, Miguel Rellán, etc...Así en el cielo como en la tierra (1995) parecía cerrar esta senda, pero con Tiempo después, la ha retomado. 



Lo que se ha vendido como una serie dificultad de producción (desde Todo es silencio, de 2012, Cuerda no dirigía un solo trabajo), en realidad era una preocupante falta de originalidad. Nada realmente nuevo aparece en esta comedia que a mi no me hizo reir (ni sonreir siquiera), ni a nadie del público asistente en la Sala Cervantes de Zaragoza, a juzgar por sus reacciones.



Debo confesar que de la carrera de José Luis Cuerda yo me quedo con El bosque animado (1987), en la que se adapta de la mano de Rafael Azcona, la novela de Wenceslao Fernández Flores, y La lengua de las mariposas (1999), adaptación a su vez de la novela de Manuel Rivas, de nuevo mano a mano con Azcona. Dos trabajos que admiro tanto como para situarlos entre los mejores del cine español, y por ende a su realizador, por más que del resto de su filmografía sólo salvaría detalles de La marrana (1992), Los girasoles ciegos (2008) o Todo es silencio (2012). Además, su labor como productor fue corta pero decisiva en su apoyo a Alejandro Amenábar, y su confirmación como realizador en Tesis (1996) y Abre los  ojos (1997). 

De lo anterior, debe deducirse que quizás las apuestas más personales de Cuerda (esa trilogía a la que se suma Tiempo después) a mi siempre me han parecido discutibles y cinematográficamente pobres. Que la capacidad de provocación de Amanece que no es poco (la mejor de este cuarteto) es evidente, que ha tenido (y tiene) bastantes seguidores que todavía la idolatran y jalean, pues también; pero a mi sigue pareciéndome una acumulación de gags y situaciones que tienen muy poco cine dentro. Admiro las películas que logran equilibrar la forma y el contenido. El cine dio un salto cualitativo con relación al teatro y la literatura, y es cierto que lo hizo mediante la fusión perfecta de diversos elementos. En el cine de Cuerda (como en el de otros grandes del cine español) fue decisiva la intervención de Rafael Azcona, un buen escritor, pero sobre todo un magistral guionista de cine que casi siempre logró en sus textos cinematográficos una síntesis perfecta entre situaciones muy dispares.



Una triste reflexión final. La película de Cuerda me ha parecido tremendamente nihilista, más que de risas o chanzas me describe la situación anímica de los intelectuales de un país (España) que va a repetir una y otra vez las mismas torpezas, que nunca va a salir de una pertinaz pasión por encumbrar a los que gritan más fuerte, a los que insisten en ese grito de ¡Vivan las cadenas! Los años de "democracia" no parecen ser suficientes para destapar a los que siguen manejando los hilos a su antojo. La "izquierda" española sigue tan despistada como "los parados" de Tiempo después, perdida en discursos vacuos o colaborando con el capitalismo más salvaje que ha soportado el Planeta España, que ahora parece anestesiado y satisfecho por futbol, "operaciones triunfo" y el sensacionalismo amarillista. 

Quizás Cuerda sólo quería mostrarnos la verdadera cara de la España del presente (sin futuro) y ha sido demasiado sincero sacrificando incluso su buen hacer habitual.

Roberto Sánchez

-Aragonia, Cervantes, Puerto Venecia, Yelmo-

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