martes, 15 de enero de 2019

El vicio del poder (Vice, 2018)***

Dir: Adam McKay 
Int: Christian Bale, Amy Adams, Steve Carell, Sam Rockwell, Jesse Plemons, Alison Pill, Stefania Owen, Jillian Armenante, Brandon Sklenar, Brandon Firla, Abigail Marlowe, Liz Burnette, Matt Nolan, Brian Poth, Joey Brooks, Joe Sabatino, Tyler Perry, Bill Camp, Shea Whigham, Cailee Spaeny, Fay Masterson, Don McManus, Adam Bartley, Lisa Gay Hamilton, Jeff Bosley, Scott Christopher, Mark Bramhall, Stephane Nicoli, Kirk Bovill, Naomi Watts, Alfred Molina. 

Adam McKay es un producto (en el mejor sentido de la palabra) de la serie de humor norteamericana Saturday Night Live, al menos en sus facetas como director, actor y guionista. Su paso al cine también fue de la mano de algunos actores hechos en buena medida en esa ya longeva serie norteamericana. De hecho, El reportero: La leyenda de Ron Burgundy (2004), su primer largometraje como director, lo escribe junto a Will Ferrell (una de las estrellas durante mucho tiempo del show Saturday Night Live), que además la protagoniza junto a Christina Applegate y Steve Carell, otro más de los actores de la nueva comedia norteamericana de origen televisivo que también ha hecho carrera en la gran pantalla. Su cine, sea en la faceta que sea (productor, guionista, director e intérprete) ha tenido siempre un tono sarcástico, paródico y a veces muy crítico con el poder establecido, aunque siempre trabajando en los límites de la corrección política. 

Ya en La gran apuesta (2015), deja ligeramente de lado la "gamberrada" para adentrarse en un tono crítico, ácido y que puede ser muy mordaz. El tema tratado en ella tiene que ver con la pertinaz crisis que comenzó en 2008, que nos sigue afectando de manera muy directa y que, curiosamente, todos parecen haber olvidado se originó en ese maravilloso país de impreciso nombre (¿Estados Unidos, América del Norte, etc...?) que nos ha salvado y salvará de todas las amenazas comunistas, extraterrestres (estas, de momento, en la ficción) e islámicas que de haber triunfado (todos parecen tenerlo claro) ya habrían terminado con nuestro bienestar. No ha ocurrido (y esto también parece estar muy claro) gracias a su tradicional heroísmo, entrega y desinteresado apoyo por la paz mundial...



En Vice, explora el ascenso al poder de Dick Cheney (Christian Bale), un callado burócrata de Washington, un mediocre y algo despreciable individuo con problemas serios con el alcohol y la autoestima en su juventud, que acabó convirtiéndose en el hombre más poderoso del mundo como vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush (Sam Rockwell), con consecuencias en su país y el resto del mundo que aún se dejan sentir hoy en día. Es decir, otro de los acontecimientos más decisivos de la historia reciente de nuestro planeta, en el contexto del enfrentamiento entre Estados Unidos y sus aliados, frente al Islamismo extremo, fue la invasión de Irak en 2003, en busca de unas armas de destrucción masiva que no existían pero que sirvieron como excusa para asesinar a unos cuantos inocentes, expandir las posibilidades del negocio de la guerra (siempre rentable para las empresas de los amigos norteamericanos) y difundir la "Pax Americana".



McKay no tiene ningún tipo de compasión al retratar a estos monstruos de la imbecilidad con poder supremo (carga las tintas sobre Dick Cheney, George W. Bush o Donald Rumsfeld), lamentablemente modelos de esa conducta de oportunismo político que dieron como resultado el ascenso al poder de uno de los personajes más peligrosos de los últimos tiempos: el señor Trump, modelo de las ultraderechas europeas que sienten sus planteamientos xenófobos y antisocialistas, respaldados por el gigante yankee.



Desde el punto de vista más formal, Mckay ha refinado su fusión de estilos, que van desde la comedia satírica y el drama, pasando por el falso documental, hasta lograr un sofisticado mecanismo de ficción con un buen ritmo narrativo que decae algo en los minutos finales. Ha logrado un magnífico rendimiento de todos los actores, destacando el esfuerzo de Christian Bale,y la eficiencia de Amy Adams (Lynn Cheney) y Steve Carell.



Que los norteamericanos pueden ser muy críticos con sus sistema político parece evidente, pero que propongan y apuesten por otras ideas económicas y sociales parece más complicado. De hecho, ni siquiera películas tan críticas como esta ponen en duda el sentido final de este capitalismo salvaje tal y como vienen practicándolo e imponiéndolo al resto del mundo...



Con todo, en el cine actual que nos viene de allá, no abundan las reflexiones sobre las políticas del gigante norteamericano, hechas, además, desde dentro y con valentía suficiente. Hay un chascarrillo final en la película que parece reclamar (con justicia) un espacio para el cine político y de denuncia, que parece desplazado irremisiblemente entre los más jóvenes por oleadas de The Fast and the Furious, dispuestas a atropellar cualquier resquicio de crítica inteligente. Por cierto, Vice, es bastante divertida, aunque resulte difícil reir ante tantas barbaridades descritas en el film y que parece protagonizaron en la realidad estos personajes de pesadilla, al mando de la nación más poderosa, esa que está destinada a salvarnos del terror...

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia-

1 comentario:

G. J. Gonzalvo dijo...

El cine político USA pienso que alcanzó cotas insuperables con filmes como "El político" y "Todos los hombres del Presidente".Cierto es que tienen la capacidad de autoretratarse con películas como ésta, pero salvo los documentales de Michael Moore, pienso que en las últimas décadas acaban cayendo siempre en esa auto complacencia que los identifica como "salvadores del mundo civilizado".