sábado, 24 de noviembre de 2018

Jaulas (2018)****

Dir: Nicolás Pacheco.   
Int: Estefanía de los Santos, Belén Ponce de León, Antonio Dechent, Manuel Tallafé, Manolo Caro, Marta Gavilán, Manuel Cañada, Antonio Estrada, Stefan Mihai, Manuel Cañadas, Mila Fernández, Carlos Tirado.

Vidas enjauladas  


En una de las sesiones especiales de preestreno de este Festival de cine de Zaragoza 2018 (23 edición), he tenido el placer de visionar el trabajo que supone la puesta de largo del joven director sevillano Nicolás Pacheco. Formado en las escuelas de dirección cinematográfica de Barcelona y Madrid, y en la especialidad de guión en la de La Habana (Cuba), Pacheco posee una voz narrativa muy personal que confiere a sus trabajos fílmicos un sello característico. La ambientación en escenarios vitales duros alejados del glamur del centro de las grandes ciudades y la fuerza y el carácter de los personajes que habitan estos mundos, lo emparenta con directores como los mexicanos Ripstein o Iñárritu, con el Buñuel (sobre todo de la etapa mexicana) e incluso contiene guiños al neorrealismo italiano de los cincuenta. 



Jaulas es una obra inclasificable, por un lado por la mezcla de géneros que contiene (aunque predomine el drama social), y que también ofrece al espectador momentos de comedia y de thriller de acción. Por otro lado, por el realismo mágico que la impregna de principio a fin, dotando a la historia de un aura de cuento o fábula que la entronca también con películas como Blancanieves (2012), de Pablo Berger, o la francesa The Artist (2011), de Michel Hazanavicius. 

La falta de libertad, la violencia machista, el terror al patriarcado en culturas que aún tienen ese poder masculino muy patente (como la Gitana) son puntales de este retrato social de personas que tienen sus vidas literalmente enjauladas, por lo que el título es perfecto para describir la historia que nos narra con originalidad y acierto el director sevillano. Por otro lado, tenemos la fuerza de estas mujeres, que a pesar de tener las peores cartas de la baraja, no se rinden, e intentan tirar para adelante como sea, aunque se dejen la vida por el camino. 

Jaulas tiene mucha fuerza. Fuerza visual y narrativa, que reside fundamentalmente en un conjunto de actrices que, unidas, conforman una alianza interpretativa más que poderosa, destacando entre ellas, la espléndida Estefanía de los Santos (Concha), sin olvidar a Belén Ponce de León y a la joven Marta Gavilán, que interpreta a Adela, la hija de Concha. En cuanto a la parte masculina, también están impecables el siempre sólido Antonio Dechent (que interpreta el lado masculino “bondadoso” aunque ciertamente manipulador) y otro Antonio, de apellido Estrada, que encarna al terrible y violento “Canario”. Manuel Cañadas como el entrañable “Antoñito” y Manuel Tallafé (“Cansino”) también cumplen con holgura sus papeles, redondeando un reparto que, en conjunto, da vida perfectamente a este microcosmos marginal teñido de violencia que, en el fondo, es también el retrato de los defectos morales de una gran parte de la sociedad actual que, a pesar de sus diferentes clases sociales y edades, sigue teniendo por desgracia los comportamientos machistas aún bastante enraizados. 



Jaulas desempeña pues el papel de un cine de denuncia y crítica social, mostrando un drama de vidas descarnadas y prisioneras de su propia condición y destino, pero lo hace desde las tripas, sin caer en la complacencia del cine político o panfletario; sin abanderar otros colores que los de mostrar una realidad que es tan dura, tan gris y tan polvorienta, que cuando algo intenta aportarle color y magia, se escapa de entre los dedos como un manojo de globos de las manos de una niña en una luminosa mañana de feria. En una de esas ferias de tantos y tantos pueblos que retratan la vida de una España que, en pleno siglo XXI, sigue teniendo más sombras y claroscuros que los que serían deseables.

GONZALO J. GONZALVO

-Aragonia, Festival de Cine de Zaragoza-

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