sábado, 10 de noviembre de 2018

Hunter Killer. Caza en las profundidades (2018)**

Dir: Donovan Marsh
Int: Gerard Butler, Gary Oldman, Common, Michael Nyqvist, Michael Trucco, Caroline Goodall, Ryan McPartlin, Zane Holtz, Taylor John Smith, Cosmo Jarvis, Shane Taylor, Michael Jibson, Gabriel Chavarria, Will Attenborough, Jason Matthewson, Theo Barklem-Biggs, Alexander Diachenko.

El cine de submarinos  

Dentro del cine bélico, el subgénero de submarinos lleva gozando de buena salud desde hace décadas. Allá por el año 1939, coincidiendo con el comienzo de la segunda guerra mundial, el gran director Michael Powell ya dirigió El espía negro, estela que siguió Delmer Daves en 1943 para realizar Destino Tokio (1943), a dos años de la finalización del gran conflicto. Tras él, llegaron los años 50 y 60 con la llamada “guerra fría”, que ahí latente, perdura hasta nuestros días debido a la actual competencia (más que enfrentamiento, afortunadamente) entre Rusia y los Estados Unidos, aunque siempre quedará flotando ese aroma anticomunista en los filmes bélicos norteamericanos.

El filón de la guerra fría ha dado filmes más que notables, como Estado de alarma (1965), de James B. Harris, o La hora final (1959), de Stanley Kramer, pero dicha guerra fría, como digo, sobrevive durante las décadas 80 y 90 y posteriores, dando lugar a aventuras bélicas submarinas de la talla de El submarino (1981), de Wolfgang Petersen, La caza del octubre rojo (1990), de John McTiernan o Marea roja (1995), de Tony Scott, con actores de la talla de Sean Connery o Denzel Washington a los mandos de estos complejos buques subacuáticos.



Hunter Killer resucita pues ese fantasma de la guerra fría latente entre Rusia y Estados Unidos, introduciendo el riesgo de un golpe de estado militar contra un moderno y moderado presidente soviético, y lo hace de la mano del director y guionista sudafricano Donovan Marsh, que a pesar de mo contar con una gran filmografía resuelve muy dignamente esta tensa aventura apoyado por las interpretaciones de un sólido y austero Gerard Butler y un histriónico y algo sobreactuado Gary Oldman que, a pesar de todo, pone su nombre y peso actoral para reforzar en pantalla los momentos y secuencias que se desarrollan fuera del submarino. 



Con estas mimbres y un guion lleno de acción, que firman Peter Craig y Jamie Moss (basado en la novela de  Don Keith y George Wallace), Donovan Marsh construye un filme muy entretenido, que no da tregua en cuanto a la acción y la tensión, y creo que eso no es poco para un filme de estas características. Lo cierto es que no alcanza los niveles de brillantez de las ya citadas La caza del octubre rojo o Marea roja, pero aún así, se disfruta con agrado (espectacular la secuencia del campo de minas submarinas). Sería el equivalente a los viejos productos de serie B, pero con una apariencia técnica y un presupuesto bastante superior a aquellos del pasado.



Y, es que, a pesar del “buen rollo” surgido a raíz de la “perestroika” de Mihail Gorbachov y que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos son hoy día mucho mejores que en las décadas duras de la guerra fría, siempre quedará flotando en el ambiente esa tensión entre dos potencias económicas y bélicas que durante mucho tiempo se han repartido el poder en el mundo y han competido a nivel militar y espacial. 

Después de todo, la guerra fría es como un submarino. No lo ves, está ahí bajo tus aguas, muy cerca de ti, como un peligroso tiburón blanco pero nuclear, y nunca sabes cuando va a emerger y/o mostrar todo su poder destructivo.

Gonzalo J. Gonzalvo 

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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