domingo, 18 de noviembre de 2018

Dogman (2018)****

Dir: Matteo Garrone
Int: Marcello Fonte, Edoardo Pesce, Nunzia Schiano, Adamo Dionisi, Francesco Acquaroli, Alida Baldari Calabria, Gianluca Gobbi, Aniello Arena.

El guion, como es habitual en el mejor cine italiano de siempre, ha sido elaborado por un equipo formado por Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Massimo Gaudioso y el mismo realizador Matteo Garrone. En España, a veces, tenemos la falsa sensación de que el cine italiano está en decadencia. Nada más alejado de la realidad. En 2018 dos películas como esta que nos ocupa y Lazzaro feliz, de Alice Rohrwacher, demuestran lo contrario: una salud de hierro y un aprovechamiento de los referentes magistrales de los maestros eternos de su cine.

El director romano Matteo Garrone, nacido en 1968, activo desde 1997 con Terra di mezzo, ha ido deslizándose por varias opciones que van desde una reinvención del cine de gansters con fuertes dosis naturalistas de la brillante Gomorra (2008), a revisiones del neorrealismo desde la ficción posibilista y la recreación de la "verdad" televisiva de Reality (2012) o la fantasía con un punto de partida pasoliniano (con notas de Fellini) de El cuento de los cuentos (2015). Vamos que no resulta fácil encasillarlo...



Ahora, nos cuenta las peripecias de Marcello (brillante y ya premiado en Cannes Marcello Fonte). Estamos en los suburbios de una ciudad italiana (más que nada por el idioma y algunas señas de identidad) y en 1988. Marcello es el dueño de una peluquería canina a las afueras de Roma, dominado (esclavizado, sería más correcto) por Simoncino (Edoardo Pesce), un delincuente local, no muy espabilado pero con una fuerza brutal y un salvajismo primigenio, hasta que su vida personal se complica tanto que decide tomar las riendas de la situación.




Es verdad que Garrone se aprovecha incluso de alguna clave genérica del western (de la marca propia al estilo italiano). Las localizaciones en este extrarradio urbano remiten a un territorio de frontera, sin ley, dónde la fuerza bruta se impone. En ese contexto el apocado Marcello hace lo posible por sobrevivir. Garrone es capaz de transportarnos al terreno de este antihéroe, de mostrarnos sus debilidades y mediocridad, pero también su capacidad de amar incondicionalmente a su hija y a los perros, a los que trata de "igual a igual". Pero, lo mejor es que logra retratar una sociedad sometida, pero que en algún momento, acorralada, se rebelará...


Cuento cruel, agridulce y de una efectividad apabullante. Garrone es un cineasta a seguir teniendo en cuenta.

Roberto Sánchez

-Aragonia-

No hay comentarios: