viernes, 2 de junio de 2017

Las confesiones (2016)*

Dir: Roberto Andò
Int: Toni Servillo, Connie Nielsen, Pierfrancesco Favino, Marie-Josée Croze, Moritz Bleibtreu, 
Lambert Wilson, Daniel Auteuil, Richard Sammel, Johan Heldenbergh, Togo Igawa, Aleksei Guskov, Stéphane Freiss, Julian Ovenden, John Keogh, Andy de la Tour, Giulia Andò, Ernesto D'Argenio.

Se está celebrando una cumbre del G8 en un hotel de lujo de la costa alemana. Los economistas más poderosos del mundo se han reunido para adoptar una medida secreta que tendrá una influencia decisiva en la economía mundial. Uno de los invitados es un misterioso monje italiano llamado Salus (interpretado por Toni Servillo) que acaba de salir de un largo período de meditación silenciosa. Le ha invitado Daniel Roché (Daniel Auteuil), director del Fondo Monetario Internacional. Roché quiere confesarse esa noche con el monje y hacerlo en secreto. A la mañana siguiente, encuentran a Roché muerto. Vieron a Salus entrar en la habitación de Roché la noche anterior, así que ahora es el principal sospechoso.

Roberto Andò es un director y guionista de cine siciliano y ya tuvimos ocasión de ver otro trabajo suyo, Viva la libertad (2013), en colaboración con Toni Servillo (de moda, sobre todo desde La gran belleza, de Paolo Sorrentino). Curiosamente, y de manera no muy oportuna, Andò introduce notas "a la Sorrentino", como si vinieran en compañía de este eficiente actor. Pero, todo hay que decirlo, las similitudes terminan en esas meras citas superficiales.



Las confesiones es una película bastante floja. Teniendo un material de primera, que incluía la
posibilidad de hablar largo y tendido sobre ese entramado político/económico que controla el
mundo, se queda en la superficie, navega a la deriva, añadiendo ideas de una ingenuidad insufrible. Apuesta, quizá para despistarnos definitivamente, por el thriller logrando de ese modo una pirueta casi imposible: lo poco que se sostenía (alguna ocurrencia del fraile, alguna de las notas "sorrentinianas") se vino abajo estrepitosamente.  Casi me resultó ofensiva, al final, la referencia al genial Chaplin.



Por cierto, tampoco me extrañaría nada que alguno de los productores de la cinta tenga estrechas relaciones con ese Vaticano que parece, ahora, tan moderno y progresista. Con el personaje de Roberto Salus podría crearse una serie protagonizada por este "Supercartujo", aunque, sinceramente, deseo que nadie pueda hacer cierta esta idea...

Roberto Sánchez

-Aragonia, Palafox-

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