Dir: Carl Erik RinschInt: Keanu Reeves, Hiroyuki Sanada, Cary-Hiroyuki Tagawa, Rinko Kikuchi, Tadanobu Asano, Togo Igawa
Basada en una leyenda japonesa. Estamos en el siglo XVIII. Kai (Keanu Reeves) es un paria que se une a Oishi (Hiroyuki Sanada), el jefe de los 47 Ronin. Su objetivo es vengarse del jefe de un clan rival que utilizando las artes mágicas consiguió que su señor se sometiera al seppuku, hecho que los condenó al destierro y a la tajante prohibición de la venganza por parte del Shogun. Para recuperar el honor perdido, los guerreros emprenden una aventura que les obligará a superar duras pruebas e incluso a sabiendas de que tendrán que entregar sus vidas aunque triunfen en el empeño. Un guión de Hossein Amini y Chris Morgan que recoge una historia legendaria del Japón feudal. Han decidido alejarse conscientemente de cualquier reconstrucción histórica para centrarse en los aspectos legendarios y mágicos. Como ocurre en algunos animés japoneses la magia y los seres fantásticos forman parte de una realidad incontestable y que responde a otros planteamientos igualmente coherentes en este universo reinventado. La apuesta clara por el lado fantástico otorga a este híbrido entre el cine fantástico aventurero actual y la leyenda nipona un aura especial que contribuye a que sea bastante entretenida y tenga detalles de una cierta originalidad.
Dirigida por Carl Rinsch, un realizador norteamericano, nacido en Los Ángeles, y que debuta en este campo después de haber destacado en el campo publicitario y escrita por los guionistas Chris Morgan, otro norteamericano especialista en cine de acción, y el iraní Hossein Amini, formado en Inglaterra, especializado en el cine de aventuras con un aire clásico y toques del fantástico. Otro norteamericano, con algún que otro rasgo oriental (Keanu Reeves), comparte el protagonismo con un grupo de eficientes actores japoneses, contribuyendo a reforzar la idea de producto híbrido ya comentada. Señalar que esta historia ha sido adaptada en su totalidad o parcialmente en infinidad de veces por el cine japonés. Tres de sus más grandes directores ya la afrontaron con bastante éxito: Kenji Mizoguchi en "La venganza de los cuarenta y siete samuraís" ("Genroku Chûshingura", 1941), Hiroshi Inagaki en "47 Ronin" ("Chûshingura", 1962) y Kon Ichikawa en "47 Ronin" ("Shijushichimin no Shikaku", 1994).
R. S.
-Aragonia, Palafox, Yelmo-
