domingo, 24 de junio de 2018

Happy End (2017)***

Dir: Michael Haneke
Int: Isabelle Huppert, Jean-Louis Trintignant, Mathieu Kassovitz, Fantine Harduin, Toby Jones, Franz Rogowski, Laura Verlinden, Aurélia Petit, Hille Perl, Hassam Ghancy, Nabiha Akkari, Joud Geistlich, Philippe du Janerand, Dominique Besnehard, Bruno Tuchszer, Alexandre Carriere, Nathalie Richard, David Yelland, Maryline Even, Frédéric Lampir, Jack Claudany, Waël Sersoub, Marie-Pierre Feringue, Maëlle Bellec, David El Hakim, Timothé 'Tim' Buquen.

Michael Haneke es un realizador fiel a sus principios ideológicos y narrativos. Nacido en Alemania (en Munich,1942), tiene nacionalidad austríaca y en los últimos años está trabajando preferentemente en Francia. Su obra maestra incuestionable es, según mi opinión, La cinta blanca (2009), un escalofriante viaje a los orígenes del fascismo alemán que permite entender, en parte, cómo se fue larvando el huevo de la serpiente en una sociedad aparentemente tan avanzada como la 
germana. Pero, en general su filmografía no tiene desperdicio. Así, de repente, yo recomendaría un visionado atento de El vídeo de Benny (1992), Funny Games (1997), La pianista (2001), Le temps du loup (2003), Caché (2005) y Amor (2012). De estas películas y del resto de su obra se desprende, un análisis certero (a veces algo despiadado) de los modos y costumbres de una sociedad -la occidental- que se tiene a sí misma como modelo a exportar en cuanto a igualdad y respeto a los derechos humanos pero que oculta no pocas debilidades y una grave y alarmante decadencia de los mismos principios éticos, políticos y morales que se supone representan idealmente países como Francia o Alemanía, dos de las naciones más "avanzadas" de Europa y del planeta.



Happy End, resulta más irónica que nunca, sin dejar de criticar con saña el modelo ya caduco de la alta burguesía empresarial francesa, representado por esa familia de los Laurant. Entre ellos, destacan Anne (Isabelle Huppert), la jefa y heredera de un imperio forjado por George (Jean-Louis Trintignant) moribundo y suicida interruptus, Thomas (Mathieu Kassovitz), dedicado a la medicina y al adulterio, Pierre (Franz Rogowski), el despistado e irresponsable heredero y Eve (Fantine Harduin), la joven hija de un matrimonio anterior de Thomas, con claros indicios psicóticos. De hecho, puede detectarse un homenaje indirecto a otro cineasta fustigador constante de la sociedad burguesa: Claude Chabrol.



Probablemente no estamos ante la mejor película de Haneke, pero sí ante una maquinaria impecable,  más irónica que nunca, que como es habitual en este director parece hacer un planteamiento inicial algo críptico, pero sobre el que no quedan dudas posibles al desarrollarse la trama e ir conociendo la catadura moral de los Laurant. Haneke continúa proponiéndonos un discurso incómodo, retratando a esta "aristocracia" económica que domina el mundo, y lo hace mostrando con claridad a unos seres despiadados, amorales, que tienen el poder suficiente para actuar sin escrúpulos y sacar beneficios de la desgracia ajena.



Esta película no se ha estrenado todavía en Zaragoza. Pudo verse en una de las sesiones del 
pasado Festival Internacional de Cine de Huesca.

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