miércoles, 13 de junio de 2018

Disobedience (2017)***

Dir: Sebastián Lelio
Int: Rachel Weisz, Rachel McAdams, Alessandro Nivola, David Olawale Ayinde, Mark Stobbart, Cara Horgan, Sophia Brown, Lasco Atkins, Bernardo Santos, Dominic Applewhite, Omri Rose, Liza Sadovy, Dave Simon, Trevor Allan Davies, Cristian Lazar.

Cuando el deseo se impone a todas las reglas

Historia de mujeres, escrita por Sebastián Lelio y Rebecca Lenkiewicz, basada en una novela de la 
británica Naomi Alderman y dirección de Sebastian Lelio (curiosamente, ambos nacidos en 1974). Un director chileno, cuya temática fílmica ha estado siempre centrada en los problemas humanos derivados de cuestiones sentimentales y afectivas, enlazadas éstas con la ineludible circunstancia del paso del tiempo. Su filmografía no es muy extensa, pero es realmente interesante, y toca la gloria con su anterior trabajo Una mujer fantástica (2017), que se llevó el Óscar a la mejor película extranjera en su última edición. 

Con Desobediencia, traducción literal (afortunadamente esta vez) de su título original, Lelio se 
introduce en la hermética comunidad judía y su forma de vida, muy condicionada por lo religioso a nivel afectivo-sexual, familiar e incluso alimentario (por ejemplo, han de comprar sus alimentos en las llamadas tiendas “Kosher”). Para más inri, Disobedience nos introduce en la íntima relación de dos amigas judías, una de ellas, Ronit Krushka (Rachel Weiszt, hija de padres judíos), fotógrafa asentada en Nueva York e hija, nada menos, del rabino de la comunidad; mientras que la otra, Esti Kuperman (Rachel McAdams) está recientemente casada con su hijo y, aparentemente, disfruta de un feliz matrimonio con quien está llamado a sustituir al anciano líder religioso recientemente fallecido. 




Con un buena dirección y guion por parte del director chileno, y una sensibilidad narrativa que no esconde la intensa pasión y deseo que posee a estas dos atractivas mujeres (si hay que pecar, se peca a tope, que hay que liberar mucha represión), asistimos a un duelo de titanes entre estas dos Rachel (curioso que ambas se llamen igual), con escenas íntimas de alto voltaje sensual en las que las dos han derrochado una intensidad erótica y carga sexual que pocas veces se ve en pantalla y que revelan una complicidad sorprendente. 




Los elementos masculinos quedan como simples comparsas en el relato de esta intensa relación, y sirven a la narración para ejemplificar una sociedad judía del siglo XXI muy condicionada todavía por las normativas y celebraciones religiosas y por el qué dirán. 

El contraste entre el mundo cerrado, gélido e intransigente de la sociedad judía ortodoxa con la flamígera y tórrida relación de amor y pasión lésbica de estas dos hermosas mujeres, a pesar de su metraje (casi dos horas), mantiene al espectador pegado a la pantalla, además de regalarle algunas escenas de un erotismo impagable. Por cierto, destacar la espléndida fotografía de Danny Cohen, en especial en interiores. 




Sebastián Lelio sabe llevar la historia con inteligencia y clase, y no cabe duda de que este trabajo rubrica su talento ya galardonado al máximo nivel con su anterior película Una mujer fantástica, en la que también tocaba una relación sentimental atípica y aún más escabrosa, adentrándose en los terrenos de la transexualidad. Un gran director de actrices que sabe extraer lo máximo de ellas. 

Deseando ya ver su próximo trabajo, Gloria, protagonizado por Julianne Moore y Jeanne Triplehorn, otras dos grandes actrices que seguro dan la talla.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Pudo verse en Aragonia-

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