sábado, 23 de diciembre de 2017

Suburbicon (2017)***

Dir: George Clooney
Int: Matt Damon, Julianne Moore, Óscar Isaac, Glenn Fleshler, Noah Jupe, Michael D. Cohen, Steve Monroe, Gary Basaraba, George Todd McLachlan, Carter Hastings, Dash Williams, Alex Hassell, Lauren Burns, Tony Espinosa.

Estamos ante un guion original de Joel y Ethan Coen, reescrito por George Clooney y Grant Heslov. Siempre me preguntaré, qué hubiera sido de esta película si la hubieran dirigido los hermanos Coen, que estuvieron en el origen de todo... 

Un misterio criminal ambientado en un tranquilo pueblo familiar norteamericano durante los años 50, donde lo mejor y lo peor de la humanidad se ve reflejado en las vidas de la gente corriente. Cuando un allanamiento de morada se vuelve mortal, una familia aparentemente perfecta empezará a hacer uso del chantaje, la venganza y la traición. 

Muchos de los temas y ambientes queridos de los creadores de Sangre fácil (1984), Arizona Baby (1987), Muerte entre las flores (1990) o Fargo (1996), están presentes en Suburbicon. De hecho, parece que esta historia, ahora retomada por Clooney, fue escrita en los años ochenta. Y, aunque los Coen siempre han sido muy fieles a su manera de contar y ver el mundo, parece que Suburbicon encajaría muy bien en cómo los Coen observaban la "América profunda" durante los ochenta y los noventa, recreándola con ironía y sobriedad en Fargo, la película, una de sus obras maestras incuestionables, esa que ha tenido, probablemente, la mejor precuela (en forma de serie, del 2014 al 2017) de la historia del cine, una más que atractiva experiencia en la intervinieron 13 directores y 6 guionistas diferentes pero en la que los Coen (como productores ejecutivos) ejercieron un exquisito control como auténticos creadores, logrando de ese modo una coherencia en su estilo narrativo que, por cierto, no es tan evidente en la interpretación que hacen Clooney-Heslov al pasearse por los lugares físicos y los turbios recovecos morales de la zona residencial de Suburbicon.


Quizás, los Coen son los cineastas que con más éxito han retratado la profunda estupidez del ser humano. Las catástrofes que podemos provocar en nuestro entorno, y a nosotros mismos, por actuar con  esa simpleza que lamentablemente está tan potenciada por los círculos del poder, por otra parte inevitablemente compuestos por personajes igualmente incompetentes. Los Coen, con todo, logran que empaticemos con sus personajes, con los que después de todo, y si uno mira bien en su interior, tenemos tantas cosas en común. Clooney y Heslov, siguéndoles de cerca, prefieren un tono de "gran guiñol", más esperpéntico (si me permiten el término), superficial y espectacular.



En cualquier caso, detrás de escenas que invitan a la hilaridad, por el camino del absurdo, la conclusión es la muerte y la destrucción. Sólo el azar parece tener sentido. Lo peor de todo es que ni siqiera los Coen (ni Clooney) superan a la realidad, terrible en muchos casos y que no deja un respiro, ni una mirada cómplice y comprometida, que sí nos permite el cine de George Clooney que, además, en este caso, se decidió por primera vez a quedarse por completo detrás de las cámaras. 



Aunque está lejos de lo logrado en sus dos primeras y notables películas como director (Confesiones de una mente peligrosa, de 2002; o Buenas noches y buena suerte, de 2005), la trayectoria como director y productor, de este rutilante actor y estrella del Hollywood actual, parece firme.

Roberto Sánchez

-Aragonia, Palafox-

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