viernes, 1 de septiembre de 2017

La seducción (The Beguiled, 2017)***

Dir: Sofia Coppola
Int: Colin Farrell, Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning, Oona Laurence, Angourie Rice,  
Addison Riecke, Wayne Pére, Emma Howard, Matt Story, Rod J. Pierce

El arte de la seducción: arma cargada por el diablo

Con idéntico argumento que el filme El seductor, dirigido por Don Siegel en 1971, Sofía Coppola (directora, guionista, actriz y productora, hija menor del gran director de cine italoamericano Francis Ford Coppola, nacida en 1971 en Nueva York) se atreve a dirigir un remake de esta morbosa historia con idéntico escenario y argumento que esa primigenia versión de Siegel.  

Nos trasladamos a 1864, en plena Guerra de Secesión norteamericana (1861-1865), con un terrible enfrentamiento entre el Norte y el Sur. En este contexto, un soldado malherido yanqui decide ocultarse en el bosque con intención de desertar y salvar la vida. Una jovencita que pasea por la zona lo ve y, debido a su estado, se apiada de él y decide llevarlo a la residencia de señoritas donde habita. Al principio, las mujeres sienten miedo y recelan del herido, pero debido a su estado, deciden acogerlo y cuidar sus heridas. Poco a poco, el soldado irá conquistando el corazón de las habitantes de la señorial residencia sureña logrando que la posibilidad de entregarlo a su enemigo, el ejército del Sur, sea cada vez más remota. 



Este argumento debe su germen a la novela de género gótico sureño A Painted Devil de Thomas P. Cullinan. En la versión de 1971 (tercera colaboración entre Siegel y Eastwood), la adaptación de la historia vino de la mano de los guionistas John B. Sherry y Grimes Grice, y, además del absoluto protagonismo masculino de Clint Eastwood, contaba en el lado femenino con actrices de la talla de la gran Geraldine Page, Elisabeth Hartman, Joan Harris y Darleen Carr.  



En la versión de Sofía Coppola, Colin Farrell será quien de vida al apuesto soldado desertor John Mcbarney, mientras que en lado femenino el equipo estará compuesto por Nicole kidman (en una actuación discreta y bastante plana), Kirsten Dunst (a quien la Coppola ya había dirigido en 1999 en Las vírgenes suicidas), cuyo trabajo supera claramente en esta ocasión al de la Kidman y, por último, una excelente Elle Fanning que, a la edad de diecisiete años, cumple a la perfección encarnando su personaje en la novela (de idéntica edad). Farrell pierde claramente la batalla comparativa con un Eastwood carismático y en estado de gracia, y que si se revisan ambas versiones, lo barre de la pantalla. Con todo, en el contexto actual, Farrell era la opción menos mala, por encima de "guaperas" con músculo al estilo Ben Affleck o Mark Walhberg. 



A favor de Sofía Coppola (a pesar de haber contado con el apoyo de producción de papá Coppola y sus Zoetrope Estudios) la valentía y el riesgo (sello de esta cineasta de casta) para ambientar con el máximo de realismo esta truculenta historia, apoyada en una fotografía de Philippe Le Sourd que, en interiores, con la única iluminación de la luz de las velas, dota a las escenas de un tenebrismo que la conecta casi, a nivel estético, con el terror gótico. En contra, la inevitable comparación con el film de Siegel y la perfecta química entre Clint Eastwood, y el que fue uno de sus mentores en el oficio de dirigir, como con sus compañeras de reparto femeninas, y el sólido guión de Sherry y Grice sobre la novela de Cullinan, que hacen de El seductor una obra maestra sin paliativos, en la que un ambiente cargado de sensualidad y morbo malsano impregna toda la cinta.  



Sofía Coppola, que descubrió a Kirsten Dunst en Las vírgenes suicidas (1999), su primer y exitoso largometraje, y a Elle Fanning en Somewhere (2010), se revela como una buena directora de actrices, siendo para mí su mejor trabajo hasta la fecha el que realizó dirigiendo a Scarlett Johansson y a Bill Murray (Lost in Traslation, 2003); una fábula moderna sobre la soledad, la crisis de la madurez, sobre los vacíos existenciales que unirán a dos personas independientemente de su diferencia de edad. En Somewhere, Sofía siguió explorando los vacíos existenciales que se escondían bajo una aparente vida de éxito y lujo. Vacío que, en el caso de La seducción, viene reforzado por la carestía amorosa y sentimental que embarga a las habitantes de ese internado sureño y que, tras la irrupción del elemento masculino, prende la mecha de una bomba de relojería que estallará irremisiblemente. 

Estamos ante, como he apuntado anteriormente, un trabajo serio y valiente, que de no existir el original y anterior de Siegel protagonizado por un Eastwood en estado de gracia (un hombre de cine que ha derrochado talento delante y, posteriormente, detrás de las cámaras) habría seguramente alcanzado mayor notoriedad y un mayor número de elogios. No obstante, el festival de Cannes de este año la premió con el galardón a la mejor dirección. 

El cine ha tratado la figura del seductor (como el filme homónimo dirigido por Franco Rossi en 
1954) en diversas historias, siendo la más similar a ésta (aparte de la de Siegel) La seducción (en España titulada Víctima de la seducción, 1981) del mexicano Arturo Ripstein, película de mayor calidad para mí junto con la de Don Siegel. Un tema universal que, desde el “amor cortés” en la Edad Media, ha dado mucho de sí y seguirá dando tanto en la literatura como en el cine. Así que, si el arte de la seducción les atrae, la telaraña tendida por Sofía Coppola será de su agrado. Eso sí, la vida a mediados de 1800 tenía un ritmo muy muy reposado, así que tómenlo con calma.

 Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox-

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