jueves, 21 de septiembre de 2017

Detroit (2017)***

Dir: Kathryn Bigelow
Int: John Boyega, Algee Smith, Will Poulter, Jack Reynor, Ben O'Toole, Hannah Murray, Anthony Mackie, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Kaitlyn Dever, John Krasinski, Darren Goldstein, Jeremy Strong, Chris Chalk, Laz Alonso, Leon Thomas III, Malcolm David Kelley, Ephraim Sykes, Samira Wiley, Peyton Alex Smith, Austin Hebert. 

Kathryn Bigelow nació en San Carlos (California, USA) en 1951. Sus primeros pasos en el mundo creativo los dío en la pintura, pero pronto empezó a relacionarse con el mundo del cine. No hay muchas directoras de cine norteamericanas que triunfen plenamente en el mismo terreno que han "ocupado" tradicionalmente los hombres: el cine de acción. También es cierto que en los más de diez largometrajes dirigidos por ella, ha ido construyendo un estilo personal en el que, además de mostrar su solvencia en el cine genérico (acción, thriller, bélico, terror o ciencia ficción), ha mostrado una especial sensibilidad en la dirección de actores. Desde Loveless (1981), su primer largometraje, hasta Detroit (2017), el último, ha logrado dejar impronta con la ya mítica Le llaman Bodhi (1991), en ella Patrick Swayze y Keanu Reaves demostraban estar en plena forma, surfeando y atracando bancos en la soleada California; con la irregular (y de culto) Días extraños (1995), en la que dirigió una historia, concebida por el mismísimo James Cameron, ambientada en un inquietante futuro distópico controlado por las drogas sintéticas y la publicidad.



Con el escritor Mark Boal, el guionista de Detroit, ya había colaborado estrechamente en En tierra hostil (The Hurt Locker, 2008) y Zero Dark Thirty (2012). Los temas ahora son la Guerra de Irak (con un sólido análisis psicológico de los soldados envueltos en ese conflicto bélico, en la primera) y "la caza, acoso y derribo" de Osama bin Laden (en la segunda), que parece tuvo mucho que ver con el empeño de una agente del FBI, que interpretó magistralmente Jessica Chastain.  

La película que ahora nos ocupa está ambientado durante los disturbios raciales que sacudieron la ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, en julio de 1967. Todo comenzó con una redada de la policía en un bar nocturno sin licencia, que acabó convirtiéndose en una de las revueltas civiles más violentas de los Estados Unidos. Como se relata de manera esquemática (de noticiario televisivo), se declaró el estado de emergencia, la Guardia Nacional, la Policía Local y la Estatal, intentaron controlar un auténtico motín, con saqueos, francotiradores y un absoluto caos, marcado por la violencia. 





Kathryn Bigelow, aplicará su mirada inquieta (una cámara nerviosa y en continuo movimiento) para intentar transmitirnos esa sensación de inseguridad y tensión, semejantes a los que se producen durante un conflicto armado. Incluso mantendrá esa tensión visual cuando la acción se traslade a espacios cerrados, incidiendo en su carácter claustrofóbico. En realidad, Bigelow (y Mark Boal), nos quieren contar algo más concreto: las torturas, asesinatos y malos tratos que recibieron, durante la noche del 25 al 26 de julio de 1967, los ocupantes del Motel Algiers de Detroit. Allí, varios negros y dos jóvenes blancas, cayeron en manos de tres desalmados policías, uno de ellos (el líder) de marcada ideología racista y rasgos psicopáticos, y los otros dos con serias limitaciones en su capacidad intelectual (al menos, así los muestra Bigelow). Lo peor de todo es que el resto de las autoridades, por error u omisión intencionada, les dejaron hacer todo tipo de barbaridades y salvajadas. En ese momento, la película parece más un relato de terror, en el que se ha apostado por el naturalismo y por hacer explícita la violencia y el odio sin sentido que pueden poner en marcha los seres ¿humanos? 



No es la mejor película de la siempre interesante Kathryn Bigelow, pero merece la pena que entiendan y compartan el infierno por el que tuvieron que pasar unos inocentes en manos de un grupo de policías que abusaron de su poder, y que con "más sombras que luces", esta eficiente realizadora norteamericana se ha atrevido a relatarnos.

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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