sábado, 19 de noviembre de 2016

Después de la tormenta (Umi yori mo mada fukaku, 2016)***

Dir: Hirokazu Koreeda
Int: Hiroshi Abe, Kirin Kiki, Yôko Maki, Lily Franky, Isao Hashizume, Sôsuke Ikematsu, Satomi Kobayashi, Taiyô Yoshizawa.


A pesar de haber empezado una prometedora carrera de escritor, Ryota (Hiroshi Abe) va de desilusión en desilusión. Se ha divorciado de Kyoko (Yôko Maki) y gasta todo el dinero que gana como detective privado apostando en las carreras, por lo que finalmente no puede pagar la pensión alimentaria de su hijo de 11 años, Shingo (Taiyô Yoshizawa). Ahora Ryota intenta ganarse nuevamente la confianza de sus seres queridos y formar parte de la vida de su hijo. La situación no parece fácil, pero un día un tifón obliga a toda la familia a pasar una noche juntos… 

La carrera como cineasta de Hirokazu Koreeda se inició en 1989. Como es japonés hemos visto pocas de sus películas en Zaragoza, una ciudad en la que el público es un tanto provinciano a la hora de estar al tanto del cine de estreno que no sea norteamericano. De las que he podido ver, me parecen muy destacables: Still Walking (Aruitemo aruitemo, 2008), Air doll (Kûki ningyô, 2009), Milagro (Kiseki, 2011) y De tal padre, tal hijo (Soshite chichi ni naru, 2013), todas ellas, ha excepción de la peculiar Air doll, excelentes radiografias familiares de una gran sensibilidad. 



Shinoda Yoshiko (Kirin Kiki), es la madre de Ryota, una mujer ya mayor, al estilo más tradicional, que jugará un papel destacado en la trama. Los mayores, los abuelos, los padres, por un lado y los niños (los hijos, los nietos) tienen siempre una presencia directa (o simbólica) en el cine de Hirokazu Koreeda. Las relaciones intergeneracionales que ahora son más complejas que nunca en una sociedad japonesa muy tradicionalista que choca de frente con las nuevas tendencias y costumbres más occidentales, son analizadas en profundidad, pero utilizando un estilo narrativo simple y directo, en el que las tramas y situaciones familiares fluyen, sin convulsiones ni estallidos, pero siendo siempre sincero a la hora de mostrar las carencias emocionales o de comportamiento de sus "héroes cotidianos". 


Parece claro que uno de los modelos de Koreeda es el sublime realizador Yasuhiro Ozu (1903-1963), un maestro de la sutileza, capaz de mostrarnos el alma japonesa, en una trayectoria impecable iniciada en el periodo mudo (1927) que duró hasta El gusto del sake (Sanma no aji, 1962), su última película. Un gran maestro, prácticamente desconocido por los cinéfilos más jóvenes españoles y a los que propongo el placentero esfuerzo de recuperar su filmografía. Algunos directores japoneses actuales, como Hirokazu Koreeda, Kiyoshi Kurosawa o Yohiro Takita, respetan su modo de entender el cine y, en cierta medida, han sido capaces de modernizarlo y recuperar sus planteamientos.  

Roberto Sánchez


-Aragonia-

1 comentario:

Luis Betrán dijo...

Yasujiro Ozu, uno de los cinco o diez cineastaS esenciales de la Historia del cIne.