viernes, 12 de febrero de 2016

El renacido (The Revenant, 2015)

Dir: Alejandro González Iñárritu

Int: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck, Paul Anderson, Kristoffer Joner, Joshua Burge, Duane Howard, Melaw Nakehk'o, Fabrice Adde, Arthur RedCloud, Christopher Rosamond, Robert Moloney, Lukas Haas, Brendan Fletcher, Tyson Wood, McCaleb Burnett.


EL REALISMO MÁGICO DE IÑÁRRITU, por Gonzalo J´Gonzalvo. Su calificación ****

En 1822, Hugh Glass, explorador y aventurero, respondió a un anuncio publicado por el general William Ashley en La Gaceta de Missouri. En él solicitaba "100 hombres para remontar el río Missouri con el fin de confeccionar pieles". Una dura misión en la que, además de enfrentarse a la dureza de la naturaleza y el frío invernal, les acechaba el peligro de los salvajes indios Arikaras. Partiendo de este hecho real y, basándose parcialmente en la novela de Michael Punke The Revenant, el director mexicano Alejandro González Iñárritu ha confeccionado un film a caballo entre el western clásico y el cine de aventuras, relatando una epopeya personal en la que la lucha por la supervivencia, el sacrificio y la venganza serán temas cruciales. Comentar en este punto que, allá por 1972, Sidney Pollack dirigió a un soberbio Robert Redford en Las aventuras de Jeremiah Johnson, otro western atípico de gran belleza y poesía que narraba la dura supervivencia en las montañas rocosas de un desertor de la guerra entre EEUU y México, en un territorio dominado por los indios Crown. Ambos filmes comparten muchas similitudes, aunque en el caso del filme de Iñárritu, impregnado de la cultura ancestral prehispánica de su país, el sacrificio, el dolor y la dureza de la vida (con una naturaleza indiferente ante las desgracias del ser humano) se unen a la sed de  venganza con una intensidad mucho más descarnada, que no deja concesiones al espectador. Todo ello se une en una sublimación artística y narrativa, con el personal sello del director azteca, para componer una sinfonía visual  tan hermosa como terrible. La vida al límite de su crudeza, con la muerte acechando en cada instante, en una titánica lucha por la supervivencia. 

El genial Iñárritu, que desde sus ya lejanos Amores perros (2000) ha ascendido meteóricamente hasta alcanzar el Olimpo de los mejores directores del cine actual, ya dejó entonces patente su visión personal, alejada de lo políticamente correcto. Su cine se halla impregnado de la esencia misma de la vida en toda su crudeza y salvajismo: belleza, dolor, sufrimiento, lucha.  Un mundo de cazadores y presas, con la felicidad concentrada sólo en pequeños instantes.Y, siempre presente, la fugacidad y fragilidad de esa vida. Un camino a recorrer con honor y valentía, como los antiguos guerreros aztecas, cuyo mayor honor era morir en combate o ser sacrificados en ofrenda a los dioses mientras se extraía de su pecho el corazón aún caliente y palpitante. 

The Revenant (El renacido), basado parcialmente en la novela de Michael Punke, con un excelente guión de Mark L. Smith y del propio Iñárritu, cuenta además con el arropamiento de una maravillosa fotografía de Emmanuel Lubezky y una perfecta partitura del japonés Ryûichi Sakamoto, que aporta aún más belleza y misticismo a la historia.

Leonardo DiCaprio  está soberbio, y es candidato por séptima vez al preciado Oscar de la Academia de Hollywood por este trabajo (por el que ya se ha llevado el Globo de Oro y otras distinciones); The Revenant cuenta además con un reparto de correctos secundarios y con un casi irreconocible Tom Hardy, que también hace un gran trabajo interpretativo como John Fitzgerald, el cazador al que Hugh Glass perseguirá implacablemente a través de ese territorio hostil y  nevado. 

Con tintes "tarkosvkianos" (algunos planos recuerdan a su obra cumbre y testamentaria de 1986,  denominada precisamente Sacrificio) y ese aire de tragedia que impregna todas las películas del también director mexicano Arturo Ripstein (al que adoro), más un realismo mágico de cortes "buñuelianos";  Iñárritu parece bañado por esas mismas esencias al  tiempo que su pericia con la cámara le convierte en un narrador visual y artístico de primer orden. Tras habernos entregado obras de la talla de 21 gramos (2003), Babel (2006), Biutiful (2010) o Birdman (2014),  Iñárritu se ha erigido en abanderado de un grupo de directores aztecas en el que también estarían Alfonso Cuarón y el imaginativo e inefable Guillermo del Toro. Un grupo de cineastas que comparten genialidad artística y una particular visión de la vida a partes iguales, dotando a su cine de una identidad única y diferente. Un cine que nunca deja indiferente al espectador.  

El renacido es una epopeya personal y visual de una belleza y un lirismo apabullante, como igual de apabullante es su descarnada crudeza. Un filme que clava en la butaca al espectador en muchos momentos, que en otros lo deja hipnotizado. Un filme de un director que pone el listón artístico muy alto en cada trabajo y con un sello muy personal. Con el aliciente añadido de ser quizá, hasta ahora, el mejor trabajo interpretativo de la carrera de Leonardo DiCaprio. Lo dicho, cine con mayúsculas. Imprescindible para los amantes del western y el cine de aventuras, aunque The Revenant es mucho más que eso. No se la pierdan.

Gonzalo J. Gonzalvo


LO QUE QUEDA DE IÑÁRRITU. por Roberto Sánchez. Mi valoración***

Alejandro González Iñárritu es, sin duda, un director muy apreciable. El mexicano ha encontrado con su personal estilo, que en principio no es el más deseado por la industria, el modo de colocarse en Hollywood de un modo estable. El aprecio que le tienen algunas de las estrellas consagradas del cine norteamericano como Sean Penn, Brad Pitt, Cate Blanchet, Michael Keaton o Edward Norton, desde la época de  21 gramos (2003), no hace sino confirmar su validez para la gran industria del cine.

Además de los hechos reales en los que se inspira, novelizados por Michael Punke como ya nos ha contado Gonzalo J. Gonzalvo un poco más arriba, y de la película Las aventuras de Jeremiah Johnson, quizás, en algunos aspectos,  me ha recordado mucho más otras dos películas protagonizadas por Richard Harris en los setenta, la primera Un hombre llamado Caballo (1970), de Elliot Silverstein, y El hombre de una tierra salvaje (1971), de Richard C. Sarafian. Está claro que Iñárritu también las vio y que el esfuerzo interpretativo de Harris, debió, igualmente, de motivar a DiCaprio, obsesionado en los últimos años por obtener el Oscar, que parece negársele...El parece, en efecto, el auténtico responsable (ideólogo) del film, aunque algunos de los estilemas del director mexicano están, claro, muy presentes. Su nerviosa manera de mover la cámara, sus largos planos secuencia, están ahí, pero, yo diría que más atemperados que nunca. En realidad en el caso de El renacido, parecen más funcionales que puramente expresivos. Vamos, que ya no son una cuestión de estilo. Por otro lado, nunca he soportado muy bien sus planteamientos, ya que tengo siempre la molesta sensación de estar ante un realizador que hace mucho "ruido", pero, en realidad, transmite muy pocas cosas ("nueces")...Como ya me ocurrió en Amores perros o en su reciente y oscarizada Birdman, los arranques de estas películas me parecen sugerentes, dinámicos y hasta brillantes, a lo largo de su desarrollo va surgiendo en mí, un hartazgo ante ese sempiterno dinamismo ritmado a veces por el montaje alterno, que termina también por aburrirme. 

Su "realismo mágico" es aparatoso, y en en ese sentido se aleja mucho del de Buñuel, y de Ripstein, uno de los escasos seguidores del maestro calandino por las sendas de un surrealismo bien entendido y muy trufado del aura mexicana. No encuentro nada en esta película de los refinados planteamientos visuales de Andrei Tarkovsky, pero cada uno es libre de dejarse llevar por una u otra sugerencia...

Con todo es una película apreciable y dado su indudable virtuosismo técnico, los potentes paisajes (que adquieren el rango de personajes fundamentales en la trama), brillantemente captados por la cámara de Lubezki, y el esforzado trabajo de todo el reparto de actores (otra mención especial para Tom Hardy), terminará ganando el favor de Mr. Oscar. Otra cosa es cierta, desde un punto de vista formal  destaca bastante ante las mayoría de las propuestas de las produccines de Hollywood de este año que, en ese aspecto, son bastante vulgares. 

Y, por cierto, el oso está estupendo... 




Roberto Sánchez.

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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