viernes, 19 de febrero de 2016

Creed. La leyenda de Rocky (Creed, 2015)**

Dir: Ryan Coogler.
Int: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Will Blagrove, Juan-Pablo Veza, Andre Ward, Tony Bellew, Philip Greene, Manny Ayala,Cory Kastle, Vincent Cucuzza, Christopher Weite.


CREED: LA LEYENDA DE ROCKY...¿CONTINÚA...?

Premios:
2015: Premios Oscar: Nominada a mejor actor de reparto (Sylvester Stallone)
2015: Globos de Oro: Mejor actor de reparto (Sylvester Stallone)
2015: National Board of Review (NBR): Mejor actor secundario (Stallone). Top 10
2015: Critics Choice Awards: Mejor actor de reparto (Sylvester Stallone)
2015: Críticos de Los Angeles: Premio Nueva generación
2015: Asociación Críticos de Chicago: Nominada a Mejor actor secundario (Stallone)
2015: Satellite Awards: Nominada a Mejor actor de reparto (Sylvester Stallone)

Adonis Johnson, un muchacho de color de buena familia que esconde su verdadero apellido (Creed, título original del filme que hace honor al boxeador rival de la saga Rocky, y que fue el padre biológico de Adonis) sale de su confortable hogar para hallar su verdadera vocación y su destino: Seguir la estela de su padre, Apollo Creed, contrincante de Rocky Balboa en un legendario combate de los pesos pesados que inauguraba la popular saga creada por la pluma de Sylvester Stallone allá por mediados de los 70. Un guión por el que se llevó el cotizado Oscar en su momento. 

Adonis viajará a Philadelphia para encontrar a Balboa, que ya es un hombre mayor retirado del boxeo, viudo y sin familia. Rocky se verá reflejado en el joven aspirante a campeón y decidirá convertirse en su mentor y entrenador personal. En esta ocasión, el guión no es de Stallone, sino de Ryan Coogler, que también dirige. He querido reflejar la cantidad de premios que lleva la película, todos concentrados en el encomiable trabajo interpretativo de un Sylvester Stallone que se aleja de los registros habituales para componer un personaje vulnerable y en decadencia (un tipo de personaje ya encarnado en Copland, un film de James Mangold de 1997, injustamente olvidado), brillantez que recupera el sentido de su vida centrándose en apoyar al hijo de su antiguo colega y también amigo: Apolo Creed. En todo momento la sombra de los primeros títulos de la saga planea por el filme como un fantasma, y los acordes míticos de la banda sonora original de Rocky que arropan el gran combate final nos ponen durante unos segundos la carne de gallina. Pero la emoción dura menos de lo que dura un asalto.



Es precisamente la figura de Rocky Balboa y la presencia física y fílmica de Stallone, lo que sirve de soporte y polo de atracción para un espectador nostálgico que acude a las salas para rememorar los títulos originales y asistir, al mismo tiempo, con expectativas e incertidumbre a esta nueva entrega. Cito al comienzo la extensa lista de premios que han recaído ya en la película: todos ellos concentrados en Sylvester Stallone, que compone el fiel retrato de un viejo boxeador viudo y sin familia que tira para adelante con valentía y que, además, deberá enfrentarse a una última y gran batalla: la de la enfermedad. Resulta inevitable recordar a ese otro personaje viejo y desencantado encarnado por Clint Eastwood en esa maravilla titulada Million Dollar Baby (2004), filme del que Creed queda a años luz, aunque Stallone de la talla amparado en su débil reflejo.

Firma la dirección y el guión Ryan Coogler, quien tras un cortometraje en el año 2006, dirigió su ópera prima en 2013 (Fruitvale Station) con una historia sobre un joven afroamericano de 22 años que tuvo una trifulca con la policía en la Nochevieja del 2008. Por este trabajo Coogler ganó el premio del Festival de cine independiente de Sundance ese año y fue seleccionada su obra para proyectar en Cannes. En este su segundo trabajo titulado Creed (La leyenda de Rocky), parece que sin ese añadido adicional en el título, poco a nada hubiese tenido que hacer el film desde el punto de vista comercial fuera de USA, en especial en España y Latinoamérica. 

Últimamente parece estar de moda confiar a directores jóvenes y sin casi experiencia misiones tan difíciles como crear un puente de unión entre generaciones y públicos muy heterogéneos. Atraer a las salas, jugando con la nostalgia, al público fiel a una saga mítica (como ocurrió hace poco con Mad Max) y al mismo tiempo a jóvenes hordas de nuevos seguidores, no parece objetivo nada fácil, ni siquiera para directores de la talla de un George Miller. 

Es cierto que las escenas del gran combate final están rodadas con espectacularidad...¿Y...? Eso ya lo habíamos visto a menudo en toda la saga Rocky, aunque no se rodase en digital y con tantos ángulos de cámara. Si quitamos eso, Creed es la partida de defunción de una saga mítica salida de la pluma y los puños de un sembrado Sylvester Stallone que, repito, con su buena interpretación (a pesar del doblaje) da un aura de dignidad a toda la película. El problema vendrá cuando en la segunda y siguientes continuaciones de este Creed el bueno de Rocky Balboa ya no esté entre nosotros. Entonces tendremos una franquicia de películas de boxeo muy alejada de obras maestras como Gentleman Jim (Raoul Walsh, 1942), El ídolo de barro (Champion, Mark Robson, 1949), Marcado por el odio (Somebody Up There Likes Me, Robert Wise, 1956), o Más dura será la caída (The Harder They Fall, Mark Robson, 1956). Esos, además de filmes sobre el deporte de los guantes, eran películas que forman ya parte de las grandes obras de la historia y la mitología del cine. También el digno Rocky de 1976, dirigido por John G. Avildsen, que se llevó 3 Oscar de entre 10 nominaciones, es ya historia del siglo XX de este arte visual y narrativo que ostenta con orgullo el número 7. No creo que la saga iniciada por Creed llegue viva hasta este número de asaltos, aunque todo es posible.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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