viernes, 29 de mayo de 2015

Güeros (2014)***

Dir: Alonso Ruizpalacios
Int: Tenoch Huerta, Leonardo Ortizgris, Sebastián Aguirre, Ilse Salas, Sophie Alexander-Katz. 

Sombra (Tenoch Huerta) y Santos (Leonardo Ortizgris) viven afincados en un apartamento al que hace tiempo ya le cortaron la luz por no pagar la renta. Reciben la visita del hermano menor de Sombra, Tomás (Sebastián Aguirre), enviado por su madre porque resulta difícil controlar a un joven adolescente que reclama inconscientemente atención con alguna que otra gamberrada. La llegada del chico cambia las cosas y deciden todos emprender un viaje para rendir homenaje a un músico mítico que oía el padre de Sombra y Tomás, que nadie conoce, y que para ellos supone un retorno a la infancia idealizada que, por otra parte, seguramente sólo está en su deseo de recuperar un pasado feliz no por ello necesariamente real. Un viaje iniciático, en mitad de una caótica huelga de estudiantes de la gigantesca UNAM (Universidad Nacional Autónoma de Mexico) en la que se supone estudian Sombra y Santos. Después de una tumultosa asamblea, se añade al grupo Ana (Ilse Salas), voz de la radio huelguista, y una de las líderes de la revuelta, amiga y debilidad amorosa de Sombra, que se unirá en el periplo de búsqueda de ese mítico músico olvidado.
Escrita por Alonso Ruizpalacios y Gibrán Portela, está en la línea de un cine mexicano joven, que no quiere integrarse en los sistemas narrativos impuestos por el Gran Hermano del Norte, fuera de esa convenciones narrativas y más cercano a las vanguardias europeas y apuesta por  reinterpretar el estilo de algunos cineastas tan personales como Carlos Reygadas que a su vez están apostando por formas cinematográficas arriesgadas, pero ciertamente deudoras del cine de autor europeo. La experiencia previa de Ruizpalacios y Portela (los guionistas) pasa por la televisión y los cortometrajes, en el caso del primero, y una evidente profesionalización del segundo que ya ha escrito para otros largometrajes como La jaula de oro, de Diego Quemada-Diez en 2013, y su apuesta en este largometraje (con el que debuta en el formato largo Ruizpalacios) ha sido la de intentar mostrar el caos interior de unos jóvenes sin demasiada esperanza en el futuro, y un exterior que parece dominado por el sinsentido de una metrópoli gigantesca y absurda. Con referencias cruzadas a Los olvidados (1950) de Buñuel, con una firme voluntad de narrar con libertad y unas atractivas dotes para mostrar una mirada inusual, que le aproximan más a un cine poético y reflexivo que a uno meramente narrativo, solo peca de contagiarse demasiado en esas vidas hueras, frustadas de estos güeros, empeñados en llenarlas de sentido, pero sin mucho éxito...

R. S.

-Aragonia-

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