lunes, 4 de enero de 2016

Macbeth (2015)***

Dir: Justin Kurzel
Int: Michael Fassbender, Marion Cotillard, David Thewlis, Elizabeth Debicki, Jack Reynor, Sean Harris, Paddy Considine, Julian Seager, David Hayman, James Michael Rankin, Barrie Martin, Ross Anderson. 


De nuevo, desde el cine vuelven a interesarse por Shakespeare y por su obra Macbeth, una pieza teatral escrita en verso y prosa hacia 1606 y que se estrenó en 1623. Muchas representaciones tuvieron lugar hasta que en 1898, el recién inventado cine hizo una primera aproximación al Macbeth que protagonizaba el actor teatral norteamericano Johnston Forbes-Robertson (1853-1937); para muchos la primera adaptación al cine de una obra (o un fragmento) de Shakespeare. Que el personaje y sus peripecias se mantiene en plena actualidad parece evidente al comprobar que en 2015 también el italiano Dario Argento ha firmado otra versión (aunque ésta parece inspirada en la ópera del mismo título de Verdi, de 1847)  y para el 2016 sabemos que Kit Monkman, ha realizado otro Macbeth más. 

El guión de la versión que ahora comentamos es de Todd Louiso, Jacob Koskoff y Michael Lesslie, a partir de la obra teatral de William Shakespeare. Sus protagonistas son Michael Fassbender (Macbeth) y Marion Cotillard (Lady Macbeth), dos de los actores más brillantes y carismáticos del momento que se enfrentan ahora a William Shakespeare, un reto y un peaje que toda nueva generación de intérpretes en lengua inglesa debe afrontar tarde o temprano. Quien les dirige es un realizador bastante joven, nacido en 1974, y de origen australiano: Justin Kurzel. Su apuesta ha sido valiente, fusionando, mediante un estilo fuertemente colorista y expresionista (muy bien apoyado en el trabajo fotográfico de Adam Arkapaw, responsable entre otras de la fotografía de la serie True Detective), paisajes y ambientes entresacados, por un lado, de las versiones cinematográficas de Orson Welles, Akira Kurosawa y Roman Polanski que ya hicieron sus propias visiones en 1948, 1957 (Trono de sangre), y 1971, respectivamente con un universo estético emparentado con los vídeo juegos y el cómic. Eso no significa que no haya rodado en localizaciones británicas tan impactantes como el Castillo de Bamburgh en Northumberland, la Catedral de Ely en Cambridgeshire, los parajes naturales de las Islas Skye o en Surrey. Esos son los escenarios sobre los que se mueven unos actores bastante afortunados. Kurzel y sus guionistas han intentado reconstruir, además, una edad media verosímil. El rey Macbeth parece que existió (reinó en la convulsa Escocia de 1040 a 1057), pero la verdadera intención de Shakespeare era convertirlo (a él y a su esposa) en auténticos compendios de las ansias de poder, de la ambición sin límites, de la traición, de los consecuentes remordimientos y protagonistas de un final ejemplarizante.

No creo que esté a la altura de las interpretaciones que Polanski, Kurosawa o Welles hicieron en el pasado del rey escocés, pero hay que reconocerle a Kurzel una actualización que ha sabido conjugar a la perfección paisajes y los primeros planos de unos actores en estado de gracia. Deberían dejarse llevar, una vez más, por los versos de Shakespeare, acompañados ahora de unas espectaculares imágenes que lejos de desvirtuar el texto original, lo potencian y llevan a un atractivo paroxismo. 
No dejen que los doblajes les estropeen las magníficas dicciones de Fassbender y Cotillard...

Roberto Sánchez


-Aragonia-

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