lunes, 7 de octubre de 2019

Mientra dure la guerra (2019)***

Dir: Alejandro Amenábar
Int: Karra Elejalde, Eduard Fernández, Santi Prego, Luis 
Bermejo, Tito Valverde, Nathalie Poza, Patricia López Arnaiz, Inma Cuevas, Carlos Serrano-Clark, Luis Zahera, Luis Callejo, Mireia Rey, Ainhoa Santamaría, Itziar Aizpuru, Miquel García Borda.

España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno (Karra Elejalde) decide apoyar públicamente la 
rebelión militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el 
gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras tanto, el general Franco (Santi Prego) consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra. La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento y asesinato de algunos de sus compañeros hacen que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios. Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado de la zona nacional, Unamuno acudirá a su Palacio, decidido a hacerle una petición de clemencia.




Alejandro Amenábar ya no es el niño prodigio del cine español, entre otras cosas por que ya tiene 47 años, y desde Tesis (1996), su primer largometraje, ya ha llovido mucho. La carrera de Amenábar está siendo irregular y su estilo, en los aspectos más formales, parece no existir. Esto último, en principio no sería grave, pues lo que parece intentar es que se vaya adaptando al tipo de historia que quiere contar. Se ha acercado a diversos géneros, aunque en sus inicios prefiere el drama y el misterio, que conviven en Abre los ojos (1997) y Los otros (2001), esta última rodada en inglés y con un reparto internacional encabezado por Nicole Kidman. Parece consagrarse en Mar adentro (2004), pero su arriesgada apuesta por Ágora (2009), una película ambientada en la antigüedad, en torno a la figura de Hipatia de Alejandría (interpretada por Rachel Weisz), no termina de funcionar , ni en taquilla, ni por sus resultados artísticos. Hasta el año 2015 no retorna a la dirección de largos en Regresión, de nuevo a la búsqueda del misterio y el terror, y otra vez en inglés. Resultados irregulares de nuevo en las valoraciones críticas y entre el público, supondrán una larga espera hasta encontrar un nuevo proyecto: Mientras dure la guerra.



Parece que hay en Amenábar una clara intención de madurar a nivel personal y también artístico, de afrontar una temática tan cruda y, en realidad, muy poco tratada en el cine como el inicio de la Guerra Civil Española. Para ello se busca una excusa (muy atractiva y potente a nivel simbólico) como la contradictoria postura ante el golpe militar de Miguel de Unamuno (1864-1936), uno de los más brillantes pensadores (desde la filosofía y la literatura) que ha dado nuestro país. En torno a él (estupendo Karra Elejalde) y las figuras de Franco (con una sutil y sugerente interpretación de Santi Prego) y Millán Astray (el espléndido Eduard Fernández), se crea un efectivo entramado dramático, que más allá de ciertos errores históricos, permite calibrar ese enfrentamiento entre la razón y ese fascismo hispano (franquismo) que se va perfilando en esos momentos, en mitad del levantamiento militar contra la República.




Quizás sorprenda algunos que comente la escasez de películas realizadas en España sobre la Guerra Civil. No quiero hacer un repaso de esa nómina, pero es evidente que los herederos directos del franquismo han logrado ir imponiendo una cierta amnesia colectiva sobre la realidad de ese terrible conflicto. Es cierto que resulta doloroso recordar y reconstruir algunos sucesos (algunas víctimas directas todavía viven), pero no es menos cierto que una sociedad democrática madura debería ser capaz de afrontar con ecuanimidad el repaso (desde la ficción, o desde el documental) de las potentes historias que provocó el conflicto a nivel interno y la evidente repercusión internacional para un periodo histórico tan importante en Europa y el Mundo como son los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Hay muchos investigadores que insisten, y con razones, en que este conflicto en suelo hispánico, fue todo un banco de pruebas, desde muchos puntos de vista que van desde las disputas ideológicas entre fascismo y comunismo, hasta lo meramente armamentístico.




Amenábar ha optado por una realización pausada, meticulosa en los detalles, con unas imágenes asépticas y con un cierto preciosismo formal (que firma Álex Catalán que viene destacando por trabajos como La isla mínimaYuli o 1898. Los últimos de Filipinas). Es ese escenario, ganan protagonismo las sugerentes interpretaciones de todo el reparto, aunque destacan los protagonistas: Karra Elejalde, Eduard Fernández y Santi Prego. Los militares golpistas no están caricaturizados ni ridiculizados, por supuesto que sí han sido incorporados por actores capaces de mostrar, más allá del estereotipo, al ser humano que pudo haber debajo de su fachada pública.

Al final, y de un modo más próximo y comprensible, se ha vuelto al universo caótico que intentaba mostrar en Ágora: el enfrentamiento en un "templo de la cultura" (entonces fue La Biblioteca de Alejandría, ahora la Universidad de Salamanca) entre el fanatismo y la razón. Cierto es que hay más factores y es que el golpe no fue fruto de la casualidad y tampoco el ascenso de ese general gallego que llegó desde África hasta controlar la Junta Militar y ostentar el mando supremo, y bien pudo ser como se relata, con la necesaria síntesis fílmica, en esta apreciable película, que ha juzgar por el revuelo que ha levantado entre los renacidos nostálgicos del fascismo va a tener una más que apreciable trascendencia.

Tengo la agradable sensación de que Amenábar, después de unas cuantas dudas, ha renacido. Espero con ganas sus nuevas propuestas.

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, CineMundo (Huesca), Palafox, Puerto Venecia, Yelmo- 

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