lunes, 16 de marzo de 2015

Negociador (2015)**

Dir: Borja Cobeaga
Int: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Carlos Areces, Melina Matthews, Jons Pappila, María Cruickshank, Óscar Ladoire, Raúl Arévalo, Secun de la Rosa, Alejandro Tejería, Santi Ugalde, Gorka Aguinagalde. 


Manu Aranguren (Ramón Barea), un político vasco, ejerce de interlocutor del gobierno español en las negociaciones 
con ETA. En lugar de asistir, tal como esperaba, a un acto solemne y calculado, pronto verá que las casualidades, los errores o los malentendidos marcan el diálogo entre ambas partes y que la relación personal entre los negociadores será clave para la resolución del conflicto. Película basada en las negociaciones reales que tuvieron lugar entre Jesús 
Eguiguren, el presidente del PSOE en Euzkadi y ETA, en 2005 y 2006. 
Borja Cobeaga, como ya se encarga de resaltar la publicidad del filme, es el director de Pagafantas (2009) y uno de los guionistas de Ocho apellidos vascos  (2014); además tiene una justificada fama como cortometrajista, muchas veces premiado. La verdad, me cuesta identificar la elegancia de su humor en la exitosa, y no por ello menos mediocre, Ocho apellidos vascos; sí que ese aspecto está presente en la bien intencionada (y ciertamente propagandística) Negociador. Borja Cobeaga, también guionista aquí, intenta mostrarnos el lado más humano de todos los que intervinieron en ese proceso político, ciertamente importante para España y el País Vasco. El personaje que mejor representa esa torpeza bienintencionada, es el de Manu, brillantemente resuelta por Ramón Barea, un buen actor, uno de los habituales secundarios de nuestro cine que demuestra que aún tiene una buena cantera de profesionales capaces de de recrear este tipo de personajes. Aunque ha sido vendida como una comedia, en realidad estamos ante una película de reconstrucción histórica, que, eso sí, interpreta con libertad "berlanguiana" -al estilo de Luis García Berlanga- una serie de hechos de bastante trascendencia histórica, pero lo hace buscando con ironía su lado más tierno, su lado más próximo y humano. Sólo lo consigue a medias, con una puesta en escena plana (televisiva, pero en su peor acepción) y con una falta de personalidad evidente que, por otra parte, ya era evidente en su primer largometraje.

R. S.

-Aragonia--

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