domingo, 8 de febrero de 2015

Timbuktu (Le chagrin des oiseaux, 2014)***

Dir: Abderrahmane Sissako
Int: Abel Jafri, Hichem Yacoubi, Kettly Noël, Pino Desperado, Toulou Kiki, Ibrahim Ahmed, Layla Walet Mohamed, Mehdi A.G. Mohamed, Fatoumata Diawara, Adel Mahmoud Cherif, Salem Dendou, Mamby Kamissoko, Yoro Diakité, Cheik A.G. Emakni, Zikra Oualet Moussa, Weli Cleib.

Año 2012, la ciudad maliense de Tombuctú ha caído en manos de extremistas religiosos. Kidane (Ibrahim Ahmed) vive tranquilamente en las dunas con su esposa Satima (Toulou Kiki), su hija Toya (Layla Walet Mohamed) e Issam (Mehdi A.G. Mohamed), un niño pastor de 12 años. Pero en la ciudad los habitantes padecen el régimen de terror impuesto por los yihadistas: prohibido escuchar música, reír, fumar e incluso jugar al fútbol. Las mujeres se han convertido en sombras que intentan resistir con dignidad. Cada día, unos tribunales islamistas improvisados lanzan sentencias tan absurdas como trágicas. El caos que reina en Tombuctú no parece afectar a Kidane hasta el día en que accidentalmente mata a Amadou, un pescador que ha acabado con la vida su vaca favorita. Ahora debe enfrentarse a las leyes impuestas por los ocupantes extranjeros. Guión de Abderrahmane Sissako y Kessen Tall que profundiza en la sinrazón del extremismo religioso con un sentido poético, impensable en la narrativa occidental, y que intenta trasladar al lenguaje cinematográfico la peculiar forma de narrar de las culturas tribales africanas. Hay momentos de gran maestría y juego simbólico (los ídolos de madera y las gacelas ametralladas por los yihadistas), y otros dónde de un modo más explícito (una lapidación) se nos muestra el horror sin límites que parece haberse extendido por muchos países de África. Abderrahmane Sissako es un director mauritano que lleva en activo desde 1991 y que ahora dirige su cuarto largometraje de ficción. Su gusto por la música y la comedia (perseguidas igualmente por la irracionalidad del extremismo islámico) siempre estuvieron presentes (también en sus cortometrajes y piezas documentales)  y vuelven a aparecer, nadando con habilidad contra la corriente de la historia relatada en esta bella película, que por ser fiel a un lenguaje característico de un autor, siempre respetuoso con las raíces africanas, puede resultar algo ardua para un espectador occidental, mal acostumbrado a otros ritmos narrativos, y a mensajes tan intrascendentes que parecen no existir. Timbuktú es un film sutilmente político, de clara denuncia ante la barbarie que difunde la interpretación más irracional y palurda del Islam. 



R. S.

-Palafox-

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