lunes, 8 de abril de 2019

La caída del imperio americano (2018)****

Dir: Denys Arcand
Int: Alexandre Landry, Maripier Morin, Rémy Girard, Louis Morissette, Maxim Roy, Pierre Curzi, Vincent Leclerc, Yan England, Claude Legault, Florence Longpré, Paul Doucet, James Hyndman, Benoît Brière, Gaston Lepage.

La decadencia humana: el perfume de la destrucción     
Pocas veces está uno ante una película que, a un nivel altísimo, logra comunicar, trasmitir sus argumentos, cautivar y, lo que es más difícil, trascender ahondando en los senderos de la ética con un análisis certero e irónico de la sociedad que tenemos. De estos tiempos tan complejos que nos han tocado vivir (y no tenemos otros, pues los venideros son una incógnita que deberán despejar las nuevas generaciones). 

Denys Arcand, es un director y guionista (también actor en más de veinte trabajos) canadiense, que se ha caracterizado, desde el pincipio de su carrera, por elaborar un cine con carga crítica a nivel social y político. De este modo, allá por 1973, trata ya la alianza de la corrupción, el poder y el dinero en Réjeanne Padovani, la historia y circunstancias personales de un contratista corrupto. Tras Gina (1975), un thriller protagonizado por una justiciera femenina al más puro estilo “Charles Bronson”, y otro poco conocido Neo Noir en forma de mini-serie televisiva de 6 episodios titulado Le crime d'Ovide Plouffe (1984), llegará su primer gran éxito internacional con la demoledora El declive del imperio americano (1986), filme que fue candidato al Oscar a la mejor película extranjera, y que recibió numerosos premios y menciones en diversos festivales internacionales. Con este trabajo, y con una fina ironía, Arcand demostró ya su maestría a la hora de ejecutar una perfecta disección de las sociedades burguesas instaladas en el confort de sus propias burbujas. En 1993, con La verdadera naturaleza del amor, Denys Arcand continuó profundizando en las relaciones personales con un fino tono de comedia y sin dejar de lado esa ironía que le caracteriza. Podría decirse que, su segunda obra maestra, Las invasiones bárbaras (2003), constituye el segundo eslabón de una trilogía que se cerraría con la actual La caída del imperio americano (2019).




Con este ciclo bajista de paulatino descenso y caída, Arcand traza una milimétrica diagonal descendente que ilustra la decadencia social y personal de las sociedades occidentales capitalistas que, tan orgullosas ellas de haberse conocido, prosiguen sus vidas cómodas y burguesas sin importarles un bledo el resto del mundo y sus problemas. 




Arcand narra y disecciona, con precisión de cirujano, las miserias vitales y morales de una sociedad en declive de la que, como también ocurre con la actual La caída del imperio americano (imperio americano en el que él, por supuesto, incluye a Canadá, muy cercana e inmersa en la cultura yanqui, a pesar de su francofonía). Entre medio de ambos títulos, Arcand, que no es un director muy prolífico, dirigió la también interesante La edad de la ignorancia (L'âge des ténèbres, 2007),  La edad de las tinieblas, si la traducimos literalmente del francés, filme que podría considerarse un posible cierre de la trilogía anteriormente indicada si no fuera por la reciente “La caída del imperio americano”, que ahonda y profundiza, aún más, en esa crítica mordaz y demoledora con la que Arcand no deja títere con cabeza. Financieros, políticos, policías...toda la sociedad, en realidad, ninguno de sus individuos, se libra de la sombra de la corrupción, la avaricia, el ansia de poder y las bajas pasiones. Ni siquiera un joven doctor en filosofía, que malvive trabajando como repartidor, y que ve la oportunidad de aprovechar un golpe de suerte que puede cambiar su vida, y lo aprovecha sin remordimientos. 




Con el thriller como esqueleto y guía conductora de la historia que se nos narra, Arcand construye una obra perfecta, una fábula caústica y demoledora, muy actual, de la que nadie sale indemne. 

Yo que ustedes no me perdería La caída del imperio americano, y correría a su cine más cercano antes de que la quiten de la cartelera. Ya se sabe que, en estos tiempos, las películas que mueven a la reflexión y hacen trabajar la mente, no son muy del favor del público y su rentabilidad comercial es dudosa. Debe ser que nuestra sociedad, nuestro particular imperio europeo, también está en claro declive. Y los bárbaros, ahí fuera, ¿frotándose las manos para preparar una nueva invasión? Me da que esto no tiene remedio y caemos en picado. Menos mal que, al menos, nos queda el séptimo arte y directores como Denys Arcand. Quizá, a fin 
de cuentas, no esté todo perdido.

GONZALO J. GONZALVO

-Aragonia-  

2 comentarios:

Roberto Sánchez dijo...

En efecto, la cinematografía del canadiense Denys Arcand es siempre interesante. Algo irregular pero alcanzando la maestría en esa disección que se hace del modo de vida norteamericano. Los bárbaros son, en realidad, "los yanquis" y el imperio americano es para Arcand la verdadera fuente del "mal". Esa "filosofía capitalista", esa esencia del "liberalismo económico y social" son las fuentes reales de una decadencia retratada con excelsa ironía por parte de este canadiense francófono, que se quiere más cercano a una Europa que lamentablemente forma ya parte, desde hace años, de un imperio americano todopoderoso a la hora de imponer la mediocridad cultural y otras ideologías que me cayo por que me dan grima, y además podría aparecer Donald T., y tirarnos una bomba, o ponernos un muro...

G. J. Gonzalvo dijo...

Jajajajaja..Nooo...Trump bien lejos....😆