domingo, 3 de febrero de 2019

La casa de Jack (The House That Jack Built, 2018)***

Dir: Lars Von Trier
Int: Matt Dillon, Bruno Ganz, Uma Thurman, Riley Keough, Sofie Gråbøl, Siobhan Fallon, Ed Speleers, Osy Ikhile, David Bailie, Yu Ji-tae, Marijana Jankovic, Robert G. Slade.

El asesinato como obra de arte...y quién mejor que un sicópata...para ejemplificar el arte de matar. 

Con evidente sarcasmo, el director danés Lars von Trier nos cuenta la vida de Jack (Matt Dillon) y su obsesión por desarrollar y perfeccionar su arte. El distorsionado juego de espejos que nos propone tiene inesperados reflejos ya que algunas de las obsesiones del mismo director y autor de la historia (en colaboración con Jenle Hallund, en el guion) están  muy presentes en Jack, comparado con el sublime pianista Glenn Gould (1932-1982), que aparece interpretando a Bach en varias ocasiones no poco significativas, junto a imágenes recreadas o reales de destacadas creaciones artísticas (arquitectura, pintura). 



Por supuesto, algunos de los "artistas" envidiados por Jack e "invitados" por Trier, son cuestionables y hasta reprobables desde una óptica bien pensante, pero coherentes con su terrible y apasionada actividad. Jack se declara ingeniero/arquitecto del mal e incluso divaga sobre las matizaciones de los dos oficios, por eso admira a Albert Spier, el arquitecto de Adolf Hitler, y se permite el lujo de aludir a algunos sacrosantos personajes de la cultura alemana como  Johann Wolfgang von Goethe y su Fausto, encarnado en el personaje de Verge, interpretado por Bruno Ganz que ha logrado recientemente algunos de sus más destacados trabajos teatrales, siendo precisamente Fausto. Hace unos años, como actor cinematográfico, se había transformado con absoluta verosimilitud en un Hitler decadente y marchito (El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel) o un ángel que pierde sus alas (Cielo sobre Berlín, de Wim Wenders). 



Trier continúa con sus guiños, y el personaje de Verge también hace referencia, por su nombre, a La Eneida de Virgilio y, por el recorrido circular que le propone a Jack, a La Divina Commedia de Dante Alighieri. Numerosas y quizás excesivas cohartadas culturales para hablarnos de las andanzas de un misógino y compulsivo sicópata empeñado en ser arquitecto y autoproclamarse como "El sofisticado". Por cierto, siguiendo con las citas "culturales", Trier fusiona en Jack características de asesinos reales como Ted Bundy o Richard Kuklinski, o algunoas que proceden de personajes la ficción (¿?) como el eterno Jack The Ripperfiltrado por la novela gráfica de Alan Moore, From Hell, que tuvo con el título Desde el infierno (2001), en España, una aceptable traslación cinematográfica a manos de los hermanos Albert y Allen Hughes. 



La acción transcurre en Estados Unidos, durante la década de 1970. Seguimos al brillante y "sofisticado" Jack durante un período de 12 años, descubriendo los asesinatos que marcarán su evolución como asesino en serie. La historia se vive desde el punto de vista de Jack/Lars.



En la trayectoria fílmica de Lars von Trier, seguro que La casa de Jack, no desplazará a títulos como El elemento del crimen (1984), Europa (1991), Rompiendo las olas (1996), Dogville (2003), Anticristo (2009) o Nymphomaniac (2013),que para mí son las cotas más elevadas de su filmografía, pero es indudable que su peculiar modo de entender el relato cinematográfico y su construcción de este cuento moral, tremendista, sofisticado y con evidentes requiebros humorísticos, sólo pueden salir de Lars von Trier, realizador inimitable y desde luego con un universo propio, transformado en un cine muy sugerente que apasiona a unos cuantos (por ejemplo, a mí) y desespera a otros tantos.



Trier en estado puro.

Roberto Sánchez

-Aragonia-

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