viernes, 29 de noviembre de 2013

FESTIFAL III

Desde el año 2009 se celebra un festival de cine de temática rural en la localidad turolense de Urrea de Gaén. Cada dos años se selecciona una serie de trabajos documentales y de ficción que entran a concursar y que siempre reúnen a un grupo de jóvenes e ilusionados cineastas que proceden de todo el mundo. Urrea de Gaén es un lugar pequeño, pero de indudables atractivos, por la traza morisca de sus calles o por la impresionante iglesia de San Pedro Mártir, diseñada en el siglo XVIII por el ilustre maestro arquitecto Agustín Sanz, sobre el que en poco tiempo podremos contemplar un documental rodado por José Manuel Herraiz, cineasta de gran fidelidad al festival turolense que ya estuvo presente en anteriores ediciones y que presentó su trabajo de ficción “El pez”. Pertenece Urrea de Gaén a la Ruta del Tambor y el Bombo, como la “buñuelesca” Calanda y parece confirmar que hay un gen cinéfilo en casi todos los aragoneses y más si son de Teruel.
Organiza el evento El Centro de Estudios del Bajo Martín, que ya lleva unos años dinamizando con voluntarioso acierto los pueblos de la comarca. Gracias a ellos, a la buena disposición del alcalde, del Ayuntamiento y de los voluntarios/as de Urrea de Gaén, todo sale bastante bien, teniendo en cuenta lo apretado de los presupuestos cuando hablamos de cultura y conocimiento, aspectos que parecen en la actualidad estigmatizados por el miope gobierno del Partido Popular.
Godka Circa
He tenido la fortuna de estar presente en la pasada edición (como jurado) y en la actual como interesado cronista que ahora intenta transmitirles algo de lo sucedido.
El viernes 22 se inauguró con el visionado del documental (fuera de concurso) “Cuántos cocodrilos caben en un mes” de Paula Blesa que intenta reflejar con un excelente buen gusto y criterio la apasionante experiencia docente de José María Peguero, liderando a un grupo de maestros de enseñanza especial del Colegio Gloria Fuertes de Andorra y a sus alumnos que durante 27 años han elaborado con una habilidad y agilidad plástica admirables un calendario serigrafiado. Como se dijo en la charla debate que siguió a la proyección, estamos ante uno de los muchos logros de la enseñanza pública en nuestro país, también amenazada seriamente por ese gobierno irresponsable e insensible que nos está tocando sufrir, mucho más dañino que la propia crisis.
Distants
El sábado 23 en jornada doble, se proyectaron por la mañana los documentales y por la tarde los de ficción. Ya estuvieron presentes muchos de los autores que irían llegando a lo largo del día. Empezamos por “Broken Border” un elegante trabajo iraní de Keywan Karimi, que nos relata con imágenes precisas y casi sin texto las actividades de contrabando de gasolina entre Irán e Irak, una desesperada solución a la difícil situación económica de la minoría kurda de la zona. Después vimos la breve pero tierna “Concejo abierto”, producida por Carmen Comadrán, que describe un sistema de gobierno local perfectamente democrático y casi desaparecido. “Cosas raras que pasaban entonces” de Francina Verdés, nos permite acompañar a Ramón (89 años) por los paisajes de la Guerra Civil que vivió en primera persona. “Godka Circa” de Álex Lora que se fue hasta Somalia para contarnos lo difícil que es la vida, todavía, para muchas mujeres que deben sufrir pobreza, vejez y ablación. Su sensible mirada terminó por convencer al jurado que le otorgó el premio como mejor documental. “Si yo tuviera una vaca” de Norma Nebot, también nos lleva a África (Burkina Faso) y nos relata una historia de superación con buen humor, canciones, animaciones y toneladas de buena voluntad que todavía debe ser posible en la devastada África. El primer cortometraje de ficción fue “About Ndugu” de David Muñoz y también nos llevó a tierras africanas. Con habilidad ha conseguido con intérpretes naturales (no actores) transmitirnos la inocente mirada de Ndugu, un niño de 9 años. Hubo espacio para el cine de animación con “Cara de luna” del equipo formado por Enrique Diego, Rocío Galea, Daniel Hernández y Carlos Nicoll, una adaptación de un cuento homónimo de Jack London. La siguiente apuesta fue “Distants” o “Distancia”, un trabajo en blanco y negro del estonio Janno Jürgens que ya pude ver en el pasado Festival de Cine de Huesca dónde obtuvo uno de los galardones. Aquí también consiguió el premio al mejor corto de ficción y es que como explicó el presidente del jurado era el más equilibrado en cuanto a fondo y forma, ajustándose  lo narrado (unas tensas relaciones padre/hijo en un entorno amenazador que oculta la niebla) a un estilo visual de puro expresionismo. “La casa en la frontera” de Jordi Biendicho Vidal, llama la atención por la utilización de una técnica de montaje de imágenes fijas, que logra introducirnos en un relato que evoluciona desde un falso documental sobre una granja de pavos en la comarca de La Litera catalano-aragonesa al delirio fantacientífico. “La ciudad de Gao Feng” que dirige Oriol Martínez (con guión escrito por él y Chi-Shin Hou) describe con ternura la descolocación de su protagonista, un campesino anciano, viudo y con demencia senil que llega a la gran ciudad. “La niña” de Alberto Carpintero, muestra por lo menos un cierto nivel en sus intérpretes (Dámaso Conde, Macarena Gómez y Teresa Lozano), pero no es uno de esos cortometrajes redondos (aunque sí ha estado presente y reconocido en otros festivales) es quizá uno de los pocos trabajos seleccionados que resultan más decepcionantes, además de tener poco o nada que ver con la temática rural. Todo lo contrario es “Loco con Ballesta” de Kepa Sojo, un realizador de largo recorrido en festivales, que ya tiene un largometraje (“El síndrome Svensson” de 2006), pero que continúa la senda del cine en pequeño formato, con actores consagrados (Karra Elejalde, Andrés Gertrudix) y un desparpajo en la puesta en escena próximo al Alex de la Iglesia de los mejores tiempos –que, en su caso, sí fueron los del pasado-. “Los mudos”, corto francés de Cassandra Ferrario y  la chilena “Nuestra orilla” de César Aravena, eran serias competidoras de la ganadora por el buen ajuste de sus historias y sus estilos clásicos y eficientes en el aspecto narrativo, pero quizá una cierta indecisión estilística, en la primera, y un exceso de duración, en la segunda, no les permitieron conseguir el galardón final.

La gala de clausura tuvo la agradable intervención de Vegetal Jam un dúo cuyos componentes tocan con especial calidad violín, violonchelo, acordeón y teclados. Con composiciones propias, sentidos homenajes a la música de Yann Tiersen, y una bella versión de “El Padrino” de Nino Rota, pusieron punto y final a unas agradables sesiones de cine de temática rural en un entorno apropiado de buenas vibraciones y deseos de continuidad favorecidas por esas pausas-cafés siempre acompañadas de las mejores pastas locales y la buena voluntad de la gente de Urrea de Gaén.

R. S.