Introducimos hoy una ligera modificación en “Los cines de Robersan”, se
trata de comentar un estreno que no ha llegado del modo habitual a la cartelera
zaragozana. Lo ha hecho además de manos de un colectivo de extrabajadores de
las Salas Renoir de Zaragoza, en un intento por llamar la atención sobre su
situación y, al tiempo, recuperar una película –“Holy Motors”– de uno de los
pocos cineastas –Leos Carax– que quedan con una personalidad y estilo
provocadores. El lugar escogido para su pase fue la sala del Cineclub Cerbuna, ámbito
universitario pero que ya albergado en su larga historia el estreno de películas
con las que no atrevieron los exhibidores de Zaragoza.
Int: Denis Lavant, Edith Scob, Kylie Minogue.
Un día en la vida de un ser con múltiples caras: asesino, mendigo, ejecutivo, monstruo, padre de familia... El protagonista tiene una identidad completamente distinta en cada una de estas vidas. Encarna personajes como si se tratase de una película dentro de una película. ¿Pero dónde están las cámaras, el equipo de cine, el escenógrafo? ¿Y dónde está su casa, su refugio? El responsable de “Mala sangre” (1986) o “Los amantes del Pont-Neuf” (1991) nos propone una nueva y aparente “locura”. Reflexión personal sobre los extremos a los que puede llegar la interpretación cinematográfica –y teatral–, a la tremenda esquizofrenia del actor, símbolo de los extremos de hipocresía a los que tiene que llegar el ser humano en esta sociedad hiper-mercantilizada. Quizá todos nos vemos obligados a actuar, a fingir, a ser hipócritas, en una sociedad en la que los triunfadores son, precisamente, los que mejor saben mentir. En el filme las limusinas hablan entre sí, las situaciones distintas que vive el protagonista tienen, en ocasiones, un aire plenamente fantástico, en otro momento derivan hacia el musical, las referencias a clásicos como “El Jorobado de Nôtre Dame” o “El fantasma de la ópera”, son evidentes también, las autocitas a “Los amantes del Pon-Neuf” …
Exhibida en un único pase en el Cineclub Cerbuna de la Universidad de Zaragoza, la desgracia es que las posibilidades para verla a partir de ese momento en una pantalla grande en Zaragoza son nulas, así que o se arman de paciencia o recurren a las nuevas tecnologías…
RS.
